Roberto Pachón (q.e.p.d), un profesor de pasiones

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Roberto Pachón, profesor de Arquitectura con más de 50 años de experiencia en la docencia

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18 oct 2016

La Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño se encuentra de luto. El 24 de septiembre falleció el profesor Roberto Pachón, quien dictó clases en esta área desde su segundo semestre de creación. Amante del arte, del diseño y sobre todo de la arquitectura, era conocido por sus ideas vanguardistas en ese ámbito y por su dedicación a ser un profesor de calidad.

Con más de 50 años de experiencia en la docencia, Pachón, como era llamado por sus estudiantes, enseñaba con pasión. La misma pasión que esperaba que sus alumnos le pusieran a los proyectos que emprendían y siempre exigía que dieran lo mejor de sí mismos.

“Te hacía amar lo que estabas haciendo u odiarlo”, recuerda Juan Carlos Garcés, profesor de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño. “Tenía una postura implacable hacia la mediocridad y la falta de ganas  y le preocupaba que los estudiantes no le metieran el alma a lo que hacían”.

“La primera clase todos le teníamos miedo porque nos advirtieron que sus clases eran difíciles. Me hizo llorar con sus críticas pero luego me di cuenta de que estas hicieron mella en mí y me hicieron crecer. Me enseñó no solo sobre la arquitectura sino también sobre la vida”, dijo una de sus alumnas de la asignatura Taller de Arquitectura I.

Sus estudiantes lo recuerdan como alguien que fue más que un profesor, y lo catalogan como un maestro de vida. Solía darse cuenta, sin necesidad de que se lo dijeran, si alguno tenía un problema y dar consejos al respecto. “Siempre me decía que en esta carrera no me podía dejar afectar por si me corregían o me decían que un proyecto estaba mal, que yo tenía que aceptar y corregirlo sin ponerme triste ni tomármelo a pecho, eso me ayudó mucho”, relató otra de sus alumnas.

La naturaleza, los viajes, la poesía y el buen comer también hacían parte de las pasiones de Pachón. Rossana Llanos, colega de la escuela y amiga cercana desde hace más de 10 años, lo recuerda como una persona muy sabia, sensible y profunda. “Sus poros eran arquitectura, tenía mucho conocimiento y un gran bagaje cultural por todo lo que hizo en su vida, sus viajes, sus experiencias personales. Cualquier pequeñez lo nutría y vivía embebido de todos los aspectos de la vida. Todo lo vivía en una mayor dimensión”, dijo.

Uno de sus sueños era construir una casa en un lote que tenía en las afueras de la ciudad. Llevaba más de 10 años en el diseño de los planos pero no alcanzó a construirla. Este anhelo lo compartió con colegas y amigos, e incluso con estudiantes, a quienes llevaba a ver el lote como ejercicio de aprendizaje y les hablaba del contexto, de la cultura y de la naturaleza de ese espacio.

Para Llanos y para Garcés, Roberto Pachón era un personaje legendario en una facultad nueva. Era esa figura que dejaba huella en los estudiantes al obligarlos a reflexionar e ir más allá, y en su colegas, quienes también aprendieron de él mucho sobre la profesión.

“Era un revolucionario en su materia, que veía la arquitectura como arte. Era una persona muy pensante, que no cambiaba sus convicciones”, expresó Umberto Severini, profesor de la escuela, a quien le asignaron las clases que Pachón dictaba este semestre.

Tangram aplicado al diseño, su legado a la docencia

El Tangram es un juego de origen chino formado por siete piezas poligonales con las que deben formarse figuras sin superponerlas. En una ocasión Pachón vio a su hijo jugarlo y se interesó en cómo se podría aplicarla para la enseñanza del diseño y de la arquitectura. El resultado fue la creación de una metodología que tenía como fin que los estudiantes diseñaran a través del juego.

“Los estudiantes en un principio muestran cierta distancia y rechazo al juego cuando no lo conocen pero Roberto se encargó de manejarlo muy bien, de forma muy idónea y creativa. Se convirtió en un reto para los estudiantes”, contó Llanos. “Varios profesores trabajamos el Tangram, al principio no lo entendíamos bien, pero luego uno se enamora de la metodología y de la pasión con que Roberto lo enseñaba”, añadió.

El Tangram fue uno de sus sellos característicos, tanto así que ya era fácil reconocer dentro del campus universitario a sus estudiantes de Taller Básico I, quienes solían cargar las fichas del juego y un rollo de plotter blanco que el profesor les pedía comprar.

“Decía que aquí nosotros veníamos cuadriculados y que siempre hacíamos lo mismo. Para él, el arquitecto se formaba con autonomía en sus diseños, que no era repetir lo que otros hacían sino imponer las ideas propias y llevarlas a cabo sin importar que no fuera lo común”, relató una de sus estudiantes.

Pachón estaba escribiendo un libro de toda su trayectoria en el uso del Tangram y de la implementación en la arquitectura. Si bien no alcanzó a terminarlo, varios de sus colegas se encargarán de que este salga a la luz. “Desafortunadamente no lo terminó pero nosotros como compromiso de amistad y de colegas hemos hecho un grupo para poder llevar a publicar el libro porque sabemos que es una base fundamental y un legado para los estudiantes”, expresó Llanos.

En memoria del profesor la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño tiene planeado plantar un árbol en el campus universitario, como representación del amor que Roberto Pachón tenía hacia la naturaleza.

Por Oriana Lewis

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