Salvar vidas, la preocupación de la economía en tiempos de Covid-19

Julián Fernández Niño, profesor del departamento de Salud Pública de Uninorte, Marcela Eslava, docente de Economía de la Universidad de los Andes, y Andrés Vecino, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins debatieron en torno a las consecuencias económicas que tienen las medidas para mitigar la expansión del Coronavirus.

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Las cifras de contagiados con Coronavirus a nivel mundial ascienden a más de 750.000 personas. Foto cortesía El Espectador

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02 abr 2020

La discusión sobre cómo enfrentar la pandemia del COVID-19 es multidimensional y repercute en diversos aspectos de la sociedad como la conocemos. Quizás una de las aristas que más preocupan es la economía y la desaceleración de la producción a nivel mundial. De hecho, aquellos países que no han tomado la decisión de entrar en cuarentena se basan en el golpe que significaría para sus economías; caso Estados Unidos o Brasil.

Precisamente este fue el tema que debatieron tres expertos invitados por el periódico El Espectador en la charla “Cómo vencer el Coronavirus sin quebrar la economía”, que se realizó en vivo a través de plataformas de streaming. El panel, moderado por el periodista Pablo Correa, editor de la sección Vivir del periódico, contó con la participación de Julián Fernández Niño, profesor del departamento de Salud Pública de Uninorte; Marcela Eslava, docente de Economía de la Universidad de los Andes; y Andrés Vecino, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins.

De acuerdo con Marcela Eslava, al hablar de los efectos económicos por la crisis de salud no se está planteando un debate de ingresos de empresas versus personas, sino de los costos financieros en términos de vidas humanas que se perderán a causa del desempleo, hambre y sufrimiento. 

Por su parte Fernández señaló que no se está manejando solo la pandemia, sino también “los efectos sociales derivados de las propias medidas que estamos tomando” y por ello es tan urgente garantizar el aislamiento para protegernos del COVID-19 como mitigar los efectos sociales, que podrían significar, en conjunto, tan peligrosos como esta enfermedad. 

Teniendo esto en cuenta, argumentó que en Colombia el Estado no debería tomar un papel punitivo con respecto a quienes no cumplen el aislamiento sin establecer cuáles son las condiciones económicas y sociales que se deben tener para cumplir la medida. Vecino añadió que, por la naturaleza multidimensional del fenómeno, cualquier decisión que se tome para el corto plazo generará tensión.

“En Colombia tenemos la costumbre de hacer permanentes medidas temporales, como el 4x1000. Entonces, cualquier decisión que consideremos temporal, tiene que ser bien pensada de cómo va a serlo, porque puede ser una medida que estemos discutiendo meses y años después”, anotó. El especialista en Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins dijo que es especialmente preocupante en Colombia, donde las encuestas recientes han mostrado que hay bajos niveles de confianza en el Gobierno.

Para Fernández, la transparencia es clave en esta coyuntura, debido a que hay dilemas morales subyacentes a las decisiones de salud pública que se están tomando y cada una de ellas tendrá un impacto positivo y negativo. Asimismo, comentó que la incertidumbre se irá disipando conforme a la retroalimentación que se tenga del funcionamiento de las medidas. Y, en este sentido, los gobernantes deben estar preparados y dispuestos a cambiar sobre la marcha. 

La docente de la Universidad de los Andes estuvo de acuerdo con la noción de transparencia, dado que “estamos hablando, con estas medidas, de generar literalmente hambre y falta de lugar para refugiarse las personas”. Por ello, la conversación podría derivar en un terreno de conflicto social. 

“Nos toca pensar en la sostenibilidad efectiva de esas medidas y cómo eso tiene costo financiero. Lo menos dañino probablemente es meterle un montón de plata de donde se pueda sacar —incluyendo enorme deuda para el Gobierno, y recursos del Banco de la República— e invertirlo en lo que hoy suena difícil desde el punto de vista epidemiológico, que es construir una estrategia de incremento de la capacidad del Sistema de Salud”, recomendó Eslava, PhD en Economía. 

En cuanto a experiencias que han sido exitosas en otros países, como la de Corea del Sur que destacó por la cantidad de pruebas que ha realizado, por ejemplo. Según Vecino, la estrategia de hacer muchas pruebas no le parece la más viable en Colombia, porque las pruebas no son lo suficientemente confiables y los falsos negativos podrían representar un mayor peligro para la sociedad. “Creo que saca de la agenda otros temas importantes como son las potenciales cuarentenas periódicas y mejorar el sistema de vigilancia”.

Por Leonardo Carvajalino

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