Trabajo en casa como estrategia empresarial en tiempo de crisis

Una modalidad de trabajo que se remonta a los años setenta cuando en Estados Unidos se generó la crisis petrolera, y que diversos autores han estudiado. María Isabel Castellano, directora académica de la Escuela de Negocios, analiza su crecimiento en Colombia.

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30 mar 2020

Son muchas las razones por las que una empresa permitiría a sus trabajadores laborar desde casa, pero la contingencia que enfrenta hoy el mundo por COVID-19 ha dado el ultimátum para imponer un experimento a nivel global que evite la propagación del virus y la parálisis de la economía: el teletrabajo.

Se trata de una modalidad de trabajo producto de la evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), mediada por internet, y que se remonta a los años setenta, cuando en Estados Unidos se generó la crisis petrolera que obligó a muchas compañías a tomar medidas con el menor costo social.

La crisis por la enfermedad del COVID-19 afecta hoy a casi todos los continentes, comprobando que la afectación de un subsistema mundial, en este caso la salud pública, afecta al resto. Lo comprobamos hoy en el sistema económico, que ha sido duramente golpeado. Solo basta ver cómo se han derrumbado los precios en el mercado bursátil, afectando la dinámica de intercambio comercial entre las naciones, la cual prevé pronto una gran escasez como la vivida en los años ochenta, pero a diferencia de aquella, hoy contamos con infraestructura, herramientas tecnológicas y la modalidad del teletrabajo para afrontarla de manera efectiva.

Son muchos los autores, investigadores y especialistas que han tratado de definir el concepto, pero no hay consenso. Solo coinciden en que el teletrabajo no es una profesión, sino una modalidad laboral voluntaria.

El físico Jack Nilles, “padre del teletrabajo”, vio en este la oportunidad de minimizar el impacto de la crisis petrolera en Estados Unidos, sin que la labor empresarial sufriera de manera crítica dichos embates. Estudió la dinámica laboral de entonces y determinó que mucho del trabajo requería textos, informes, datos, registros, que bien podían realizarse mediante las tecnologías de la información y la comunicación desde espacios que no necesariamente tenían que ser las empresas, generando así el término telecommnuting o teleworking.

Definición de un método

De acuerdo con José Bolaño, “el trabajo a distancia mediante el uso de las telecomunicaciones engloba una amplia gama de actividades y puede realizarse tiempo completo o parcial. Implica el uso permanente de algún medio de telecomunicación para el contacto del teletrabajador y la empresa”, tal como lo refiere en su artículo El teletrabajo herramienta para la contratación laboral, publicado en la revista GentePyme.

Mientras que la visión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT-2011) sobre este método de trabajo, plantea que “es el trabajo a distancia (incluido el trabajo a domicilio) efectuado con auxilio de medios de telecomunicación o de una computadora”.

Desde una perspectiva jurídica, soportada en la Ley 1221. (Ley del Teletrabajo Colombia), Jordi Buira en su libro El teletrabajo entre el mito y la realidad, lo conceptualiza como “una forma de organización laboral, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación (TIC para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin que se requiera la presencia física del trabajador en un lugar específico”.

Valeria Barbosa, en su libro Teletrabajo, liderar y trabajar en equipo a distancia, adiciona el componente de seguridad, al definirlo como, un “trabajo flexible de organización que consiste en el desempeño de la actividad profesional sin la presencia física del trabajador en la empresa durante una parte importante de su horario laboral, por una o más jornadas laborales. Ese trabajo a distancia debe realizarse aplicando las buenas prácticas de seguridad en el teletrabajo”.

Y Mercedes García-Camino, en su libro Teletrabajo y discapacidad, hace una clara referencia en cuanto a que el teletrabajo no es un trabajo: “es un método, una forma diferente de realizar la actividad laboral que utiliza las telecomunicaciones como herramienta fundamental y se realiza en un lugar distinto de la localización centralizada del trabajo”.

¿Estamos en Colombia preparados para adoptar esta modalidad?

Para responder a esta interrogante, recurrimos al Ministerio de Ciencia y Tecnología (MINTIC), que, en el I Seminario Internacional sobre Teletrabajo celebrado en 2015 en Lima, Perú, presentó el balance en materia de teletrabajo, reseñando que, para esa fecha, el país contaba con 45 mil teletrabajadores y la meta para 2018 era llegar a 120 mil; destacando que el sector servicios era el que más demanda tiene en materia de teletrabajadores, seguido del sector comercio e industria. En cuanto a las ciudades con mayor concentración de teletrabajadores, son: Bogotá y Medellín, seguidas de Cali y Barranquilla.

Según el estudio realizado por la Corporación Colombia Digital y el Centro Nacional de Consultoría (2018), esta modalidad ha venido consolidándose, como lo reflejan las cifras recopiladas cada dos años. El fenómeno ha mostrado un crecimiento constante: multiplicando por cuatro el número de teletrabajadores en el país, pasando de 31 553 en el 2012 a 122 278 este año. Además, se triplicó el número de empresas que implementan esta modalidad, al pasar de 4292 a 12 912 en el mismo periodo”

El incremento en esta modalidad se registró en Bogotá, que pasó de tener 55 848 trabajadores remotos en 2016 a 63 995 en 2018; Medellín, que pasó de 25 081 a 29 751 en el mismo periodo; Cali, que tuvo un crecimiento exponencial, pasando de 5723 a 13 379; Bucaramanga, el cual no aparecía en el informe de 2015, quintuplicó su cifra en dos años, pasando de 869 a 4992, y Barranquilla, que se mantuvo con 4827 teletrabajadores.

Esto es un buen indicio, para hacer frente a la crisis, ya que tres de las ciudades más afectadas por COVID-19 en nuestro país han adoptado esta modalidad, que es una tendencia mundial. Colombia es pionera en Latinoamérica, cuenta con beneficios como la reducción de costos fijos en las empresas, aumento en la productividad, mejora de la calidad de vida de los trabajadores, inclusión social, aporte al mejoramiento de la movilidad en las ciudades, reducción de los índices de contaminación e impulso al uso y apropiación de las nuevas tecnologías.

La crisis ocasionada por COVID-19 es de grandes magnitudes, por lo cual requiere de estrategias inmediatas y viables para que se siga propagando y a la vez minimice el impacto en la sustentabilidad de las empresas. Sin embargo, adoptar esta modalidad para garantizar el éxito en los resultados, va a depender de las particularidades del cargo, así como de los rasgos y características del trabajador, tal como lo refiere un estudio realizado en 2011 por la Universidad Católica del Norte de Colombia.

Por María Isabel Castellano, directora académica de la Escuela de Negocios de la Universidad del Norte.

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