Una cátedra para analizar 'La violencia' desde los números

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Julio Romero-Prieto, economista del Banco de la República, durante su presentación.

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11 mar 2019

Las cifras y fechas sobre el periodo de La Violencia en Colombia se mencionan en más de 25 obras de historiadores, politólogos y sociólogos colombianos y extranjeros. En ellas el dígito más citado sobre las víctimas mortales de este periodo, reportadas por expertos como Guzmán, Fals Borda y Umaña (1962) y Oquist (1980), ronda los 200 mil.

No obstante, de acuerdo con Julio Romero-Prieto, economista y doctor en Demografía del Banco de la República de Colombia, este conflicto del siglo XX y otros del XIX en el país no han sido estudiados a partir de registros, el tamaño o la distribución de la población; y “se basan más en interpretaciones fundadas en hechos políticos y sus personajes”.

“La Violencia de este periodo tiene un significado histórico que no cuestionamos: fue más prolongado que todas las guerras civiles que tuvimos en el siglo XIX. A partir de ese momento surgen las primeras guerrillas y, dado el tamaño de población, fue el periodo de mayor número de muertos comparado con lo ocurrido hasta ese momento”, enfatizó Romero-Prieto en el salón 13G2, en el marco de la Cátedra de Actualidad colombiana – Violencia y posconflicto, organizada el 8 de marzo.

El rector Adolfo Meisel Roca abrió la presentación, contextualizando el trabajo investigativo. Explicó que se trata de un trabajo que le pone rigor a las cifras de muerte en dicho periodo, el cual “es un tema generalizado en los procesos de conflictos violentos o de guerra de la historia humana”.

“Uno de los mensajes que deja este trabajo es que ser violentos no es una particularidad de los colombianos. Somos como cualquier país del mundo, épocas buenas y épocas malas. Eso se construye con la participación de los ciudadanos, el fortalecimiento de la democracia, los fundamentos de la convivencia. Además, estamos en un proceso de envejecimiento, por eso la pertinencia de estudios demográficos”, argumentó el rector.

El siglo XX fue el de mayor progreso económico y bienestar de la población colombiana. Es un hecho que varios historiadores coinciden, sin embargo también hubo aumento en la desigualdad de ingresos y en la tasa de suicidios. Romero explicó que con su estudio, el cual desarrolló cuatro censos de población y consultó 35 años de estadísticas vitales, se hace una aproximación cuantitativa al periodo de La Violencia, “que ha estado pendiente en el país”.

“Muchos autores relacionan el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, con el inicio de La Violencia. Tiene un rol destacado, pero fechar el origen de la violencia con su asesinato es una simplificación. También dicen que habría terminado cuando el general Rojas Pinilla tomó el poder en 1953, pero falta ver las evidencias de la disminución de los asesinatos con el cambio del poder. Los hechos violentos terminarían en 1958, cuando fue elegido Alberto Lleras Camargo, primer presidente del Frente Nacional”, afirmó el economista.

Las fechas fatales de La Violencia fueron 1949, 1952 y 1958, pero las tasas de muertes violentas de esos años no llegaron a ser tan elevadas como las que vivió el país en la década de 1990. El investigador recalcó que existe poca claridad sobre las cifras de La Violencia, aunque señaló que también hay información en la prensa internacional, como The Times (1961), The Economist (1965), además de un informe del expresidente Alfonso López.

Entre sus conclusiones manifestó que las 200 mil muertes, dato frecuentemente citado, al igual que el dato de 300 mil víctimas, son cifras “exageradamente altas”, pues, según su estudio, la cifra máxima registrada en el periodo de 1949 – 1958 fue del orden de 57.737 víctimas mortales.

Según la investigación, el punto más alto de la violencia fue en 1958, año en que las muertes violentas llegaron a 65 por cada 100 mil habitantes. Aun cuando esta cantidad es muy alta, es inferior a las casi 80 muertes por cada 100 mil que registró Colombia en la década de 1990, o las 400 por cada 100 mil que se habrían de estimar para Medellín en esa misma época.

Las opiniones son responsabilidad exclusiva de los autores y sus contenidos no comprometen al Banco de la República y a su Junta Directiva ni a la Universidad del Norte.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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