Una fecha para reflexionar sobre el futuro de nuestra especie

A propósito del Día de la Tierra, estudiantes y docentes de Ciencias Básicas hablaron sobre la coyuntura que vivimos y los retos ambientales que tenemos como sociedad de cara al futuro.

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23 abr 2020

Desde 1970, el 22 de abril se celebra el Día de la Tierra. Para este año, la fecha adquirió un nuevo significado teniendo en cuenta la coyuntura de enfrentar una pandemia. Este reto se suma a los ya establecidos para la humanidad, con un planeta en estado crítico en términos ambientales, con miles de especies en peligro de extinción, acumulación nociva de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera, y con una gran parte de su población en condiciones de vulnerabilidad. 

Para Juanita Aldana, docente del departamento de Química y Biología, esta es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra fragilidad y dependencia como especie de todo lo que sucede en la biosfera. La doctora en Ecología señaló que desde hace mucho tiempo conocíamos que habíamos sobrepasado los límites del planeta y que amenazas como estas nos hacen ver que estos peligros que vemos como “teóricos” son reales y están más cerca de lo que creemos. 

“Es importante aplanar la curva de las personas infectadas con la COVID-19, también lo es aplanar la curva de la cantidad de especies que están en riesgo de extinción, de la cantidad de CO2, y ponernos en sintonía con el planeta porque nosotros hacemos parte de él y dependemos de él”, anotó Aldana. 

Por ello, la bióloga afirmó que es crucial continuar la formación de profesionales con sentido social, pues, tras la crisis, hay una oportunidad para replantearnos la forma como vivimos. El profesor Javier Idárraga, del departamento de Física y Geología, estuvo de acuerdo con esta noción, pues, desde su perspectiva una de las lecciones que debemos aprender en esta coyuntura es ser más cuidadosos y racionales en el uso de los recursos naturales. Desde su disciplina, anotó que se debe analizar mejor las estrategias de comunicación para concientizar al público general sobre la explotación, de una forma sana, de los recursos.

Ambos profesores adaptaron el programa de sus clases, que tienen un alto contenido práctico, a la modalidad remota y comentaron que ha sido crucial la receptividad por parte de los estudiantes y las herramientas que posibilita Internet. Aldana contó que logró modificar las salidas de campo para el avistamiento de aves a través de talleres en los cuales se cumplen los objetivos de aprendizaje usando imágenes, videos, y aplicaciones. 

Por su parte, Idárraga contó que aun cuando una parte importante de la geología se aprende en el campo, desde las posibilidades que encuentra en línea ha logrado emular aspectos para cumplir con los objetivos esenciales de la clase. Por ejemplo, en la asignatura de Mineralogía, la asistencia a los laboratorios para aprender a reconocer minerales bajo el microscopio ha logrado avanzar a partir de microscopios virtuales que ofrecen diferentes laboratorios y universidades a nivel mundial. 

 

La coyuntura vista desde la óptica de estudiantes

Maximiliano Blanco, estudiante de Geología de quinto semestre, contó que la situación que vivimos lo ha llevado a ratificar su motivación y pasión por las ciencias de la tierra en función del factor social. “Cada día el planeta nos hace ver que no somos sus dueños, sólo somos piezas que interactúan dentro de este gran sistema; es increíble poder ver muchas zonas del planeta cambiando en función de la disminución de la intervención humana”, comentó. 

Señaló que los conocimientos que ha adquirido en el pregrado le han ayudado a comprender muchos aspectos de la coyuntura mundial, y considera que uno de los campos donde la geología podría jugar un rol importante es en el área de prevención y protección de desastres. 

Por su parte, Ubaldo Anaya, también estudiante de pregrado, manifestó que reconoce el papel fundamental que juega la ciencia a la hora de entender el planeta en este proceso natural. “Esta coyuntura nos ha llevado a que hoy más que nunca todas las áreas de las ciencia deben trabajar en conjunto y de manera sinergial. Solo así se podrán llegar a los mejores avances científicos y a hacer los cambios que son necesarios como sociedad”, dijo. 

Los estudiantes continúan sus estudios desde la virtualidad y manifestaron que ha sido una grata experiencia que les ha renovado el apetito por conocimiento. “Las clases se volvieron mucho más didácticas y participativas, haciendo así que el estudiante se preocupe mucho más por las horas de estudios adicionales y la verdadera comprensión de los temas”, explicó Anaya. 

Blanco señaló que las salidas de campo son su gran pasión, pero que este tiempo le ha servido para desarrollar otras habilidades como su capacidad de trabajo independiente, aumento de horas de lectura de textos de interés y una mayor interactividad con compañeros y profesores. “Gran parte de este proceso radica en el compromiso propio de nosotros como estudiantes, pienso que  todos debemos aportar para poder salir adelante en estos momentos tan particulares”, finalizó. 

 

Por Leonardo Carvajalino

 

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