Uninorte Social apoya estructuración de los planes de desarrollo de Manatí y Santa Lucía

Un comité interdisciplinar de la universidad se trasladó el 17 de febrero a cada municipio para desarrollar mesas participativas, lideradas por más de 20 docentes expertos en participación ciudadana seguridad, salud, inclusión, productividad, educación, entre otros temas.

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El profesor Cesar Viloria asesora a un grupo de campesinos de Santa Lucía durante la jornada de intervención social.

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26 feb 2020

El programa Uninorte Social se encuentra apoyando a los municipios de Santa Lucía y Manatí (sur del Atlántico) en la formulación y estructuración de sus planes de desarrollo, el principal instrumento de planeación que permite a los alcaldes (y gobernadores) electos organizar sus metas de gobierno, atendiendo las necesidades de la población y plasmando estrategias para lograr transformaciones económicas, sociales y ambientales.

Un comité interdisciplinar de la Universidad del Norte se trasladó el 17 de febrero a cada municipio para desarrollar mesas participativas, lideradas por más de 20 docentes expertos en participación ciudadana seguridad, salud, inclusión, productividad, educación, entre otros temas que permiten materializar un adecuado ejercicio de gestión pública. La universidad oficializó en marzo de 2019 el inicio del programa Uninorte Social, con el que busca impactar positivamente la calidad de vida de Santa Lucía y Manatí.

“El plan de desarrollo es la cédula de cada municipio, así de importante es. Uninorte se ha propuesto un programa de cinco años, apoyando el desarrollo sostenible de ambos municipios en distintas áreas. Buscamos aportar poniendo humildemente el conocimiento de la universidad al servicio de la comunidad”, enfatizó Lucía Avendaño, coordinadora de Uninorte Social, durante la presentación de la jornada en cada municipio.

 

Campesinos, estudiantes, docentes, comerciantes, gestores culturales, funcionarios públicos, ganaderos, amas de casa y líderes de barrio participaron de las ocho mesas de trabajo sectorizadas. Entre las principales necesidades y problemáticas demandadas está la falta de reconocimiento y caracterización de grupos poblacionales, como madres comunitarias, personas con discapacidad o víctimas del conflicto armado; la falta de infraestructura y de presencia institucional, el poco conocimiento de los mecanismos de participación ciudadana, así como la falta de comunicación de parte de las administraciones; los déficit cuantitativos y cualitativos de vivienda, la falta de innovación pedagógica de los docentes y de apoyo a los principales sectores económicos.

 

“Queremos que haya comunicación con las juntas de acción comunales, puesto que nosotros sabemos las problemáticas de la comunidad. Siempre hay mucho distanciamiento con las administraciones. Ignoramos muchos proyectos de inversión del municipio y faltan veedurías”, expresó Ludys Pacheco, de 55 años, líder comunal de Manatí.

Diana Rico, profesora del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, y una de las coordinadoras de la Mesa de víctimas, mujer, grupos diversos, juventud, discapacidad y migrantes, señaló que ambos municipios coincidieron en que el problema priorizado en su mesa no es solo el reconocimiento sino también la caracterización de los grupos poblaciones, ligado a la falta de políticas de estructuración con enfoque diferencial.

Carlos Javier Velásquez, docente del departamento de Derecho, coordinador de la Mesa de vivienda, ambiente y gestión del riesgo, manifestó que los habitantes de Manatí y Santa Lucía valoran todo lo que tiene que ver con la gestión del riesgo, la respuesta en términos de vivienda y mejor educación y cultura para el medio ambiente y la sostenibilidad de sus municipios.

 

 

“A diferencia de Manatí, donde hay un POT actualizado, en Santa Lucía no hay y por tanto es importante trabajar en eso. Los mismos agricultores reconocen que no conocen muy bien el suelo agrícola”, puntualizó el docente.

Para Manuel Augusto Alvarado, habitante de Manatí y administrador público, uno de los principales problemas del municipio radica en que, desde 1984, el campesinado quedó endeudado con el Banco Agrario por una inundación, y desde entonces ninguna propuesta de crecimiento ha tenido apoyo estatal y económico.

“Aquí hay que superar la enemistad politiquera. A mí no me miran bien porque soy de otro sector y viceversa, entonces las propuestas no las incluyen. Mientras estemos separados, con egoísmo, no habrá construcción de desarrollo para Manatí”, advirtió.

Harry Matiz Bernal, profesor de la Escuela de Negocios y coordinador de incubación del Centro de Emprendimiento, quien gestionó la Mesa de competitividad y producción, explicó que ni en Manatí ni en Santa Lucía hay hoy grandes empresas que puedan explotar sus productos más allá de los municipios, debido a la falta de formación en saberes hacer, el mal estado de los distritos de riego, una subvaloración del trabajo de la tierra y la poca productividad agropecuaria.

La recopilación y análisis de los docentes en cada área de trabajo será entregada a cada municipio para la conformación del documento final, el cual posteriormente será revisado por Uninorte Social en conjunto con las comunidades, y puesto a disposición de los concejos municipales para su aprobación.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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