Uninorte y Transmetro presentan evidencia de que Barranquilla fue poblada hace más de 700 años

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Elementos de cerámica prehispánica recuperados en las excavaciones.

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28 jul 2017

Considerados como un hallazgo que cambiará lo que dicen los libros de textos sobre la historia de Barranquilla, los restos arqueológicos recogidos en Barrio Abajo, en el marco las obras del Par Vial de la carrera 50, fueron presentados el 27 de julio en la Galería de la Plaza de la Paz.

Se trata del resultado de un proyecto arqueológico realizado por la Universidad del Norte, contratado por la empresa a cargo de la ampliación de la vía, Transmetro, el cual ha arrojado una primera aproximación a la fecha más antigua reportada para los indígenas que ocuparon el territorio de la actual Barranquilla: el año 1220 D.C.

El público pudo apreciar por primera vez algunos de los más de 60 000 fragmentos hallados, entre 27 000 piezas de cerámica, alrededor de 19 000 restos de fauna y 10 300 conchas, entre otros artefactos, que se encontraron durante dos años de excavaciones y permitieron extender los inicios de Barranquilla más allá de los orígenes de los que se habla en los textos de historia, hasta ahora limitados a la fundación de la hacienda San Nicolás de Tolentino en 1627 y a la titulación de Barranquilla como villa el 7 de abril de 1813.

La presentación se realizó posterior al conversatorio Transmetro y la transformación de ciudad, que contó con la participación de gerente de Transmetro, Ricardo Restrepo, el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, los arquitectos Carlos Bell y José María Fernández, el ingeniero Carlos Pacheco Bustos y el historiador Jorge Villalón, ambos profesores de Uninorte, y Fernando Isaza y Juan José Jaramillo, respectivamente secretarios de Tránsito y Cultura de Barranquilla.

Los participantes exaltaron la relevancia histórica de Barrio Abajo como piedra angular del desarrollo industrial y cultural de Barranquilla, y hoy como el sitio del poblamiento más antiguo reconocido a través del trabajo arqueológico. Resaltaron, además, la labor que tendrá el Par Vial, no solo para ofrecer una vía alterna a la avenida Olaya Herrera, sino también como generador de nuevos espacios y dinámicas culturales en una zona que alberga referentes de la historia de la ciudad, como el edificio de la antigua Aduana y la Estación Montoya.

“¿Por qué no pensamos (la ampliación) en otro lado donde habría sido más fácil? Porque nos interesa preservar esa cultura y el respeto que se le debe dar a una Barranquilla que nace en un Barrio Abajo, que para nosotros siempre debe ser importante”, afirmó el secretario Jaramillo, quien destacó también que zonas que antes eran botaderos de basura hoy se convertirán en “lugares para el goce”. “Eso hace parte del trabajo transversal de una obra”, añadió.

“El Par Vial es un ejemplo de cómo la ciudad puede reconciliarse con los ciudadanos y con su espacio”, comentó entretanto Ricardo Restrepo durante el evento que se enmarcó en la celebración de los 7 años de operación de Transmetro.

Por su parte, el gobernador Verano destacó el Par Vial como un cambio en el manejo de la ciudad que, además de su propósito en cuanto a movilidad, suscitará “una extraordinaria actividad para avanzar con toda certeza en procesos de desarrollo cultural”.

“Se han encontrado toda clase de vestigios de la vida del Barrio Abajo en su evolución. Por eso, esto no es simplemente un par vial, sino un proceso de renovación cultural. Hay que proteger esa cultura”, dijo.

De acuerdo con Javier Rivera, profesor de Uninorte e investigador principal del proyecto arqueológico, los hallazgos profundizan aún más en esa historia de Barranquilla antes de ser Barranquilla. Por ejemplo, la amplia diversidad en materiales representados en arqueofauna, restos de moluscos, cerámicas, vidrio metal y elementos en piedra han permitido reconstruir la vida cotidiana de esos antiguos pobladores.

La aparición de restos de peces como bagre, barbul, bocachico, picuda, entre otros, demuestran que fueron pueblos que vivieron cerca del río Magdalena y aprovecharon ese ecosistema al máximo.

Según Rivera, esta ocupación se extiende hasta principios del siglo XV. Mientras que la fecha más antigua, en el siglo XIII, se confirmó a través del análisis de radio carbono, la segunda se estimó por el tipo de materiales obtenidos en basureros indígenas. “Ahí encontramos material español, como cornamentas de vaca, un animal europeo. Nuestra hipótesis es que esos pueblos no tuvieron contacto directo. Probablemente esos materiales llegaron ahí por intercambio con otros pobladores”, explicó el arqueólogo.

El equipo liderado por Rivera continúa su labor de reescribir la historia de Barranquilla y de Barrio Abajo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, específicamente las tradiciones que se mantienen o han cambiado con el paso del tiempo.

“Podemos registrar arqueológicamente el momento en que se construyeron las primeras casas de Barrio Abajo. Elementos como la loza industrial nos van a permitir aproximarnos a otra cara de la historia de Barranquilla, a través de la cultura material y sus objetos. Esperamos que este proyecto sea útil para la memoria y el patrimonio de Barranquilla”, manifestó el académico.

La exposición permanecerá hasta el 28 de julio en la Galería de la Plaza de la Paz. De acuerdo con Juan José Jaramillo, la idea es llevar la exposición a la Fábrica de Cultura y a distintos colegios de la ciudad. “Queremos ayudar a que esta historia la adaptemos los barranquilleros, la entendamos. Ahora hace parte del acervo cultural e histórico que desde hoy nos hará ‘echar el cuento’ diferente”, finalizó.

Por Andrés Martínez Zalamea

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