“¿Y ahora qué?“ Expertos responden la gran pregunta luego de los resultados del plebiscito

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Carlos Guzmán, Juan Pablo Sarmiento y Viridiana Molinares, durante el conversatorio.

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11 oct 2016

Incertidumbre, es el sentimiento que invade a profesores, investigadores, víctimas, victimarios y a la mayoría de la sociedad colombiana luego de conocerse la victoria, por un margen muy estrecho, del No sobre el Sí en las votaciones del pasado 2 de octubre, con las que se buscaba refrendar y aprobar por parte del gobierno nacional, el acuerdo final de paz de La Habana.

Para analizar los posibles escenarios que se podrían presentar en las próximas semanas y que determinarán el rumbo del proceso de paz que durante más de cuatro años sentó a los máximos jefes de la guerrilla de las Farc y el equipo negociador del gobierno para encontrar una propuesta conjunta que ponga fin a más de 50 años de guerra, se reunieron el pasado 6 de octubre Juan Pablo Sarmiento, Carlos Guzmán, Viridiana Molinares, y Luis Trejos, profesores de la división de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales, y miembros del programa UN Caribe de la Universidad del Norte.

Una Asamblea Nacional Constituyente

Las aristas entre el partido político Centro Democrático, principal opositor del proceso de paz, y las Farc parecen tener un punto de encuentro, ambos en el transcurrir de los últimos dos años de negociaciones han propuestos la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente para la implementación del acuerdo final de paz.

De acuerdo con el profesor Juan Pablo Sarmiento, quien explicó la viabilidad de esta opción, el Congreso de la República es el único órgano facultado para convocar a una Constituyente por medio de una ley en la que se determine las competencias, límites, periodos y composición de dicha Asamblea, y realizar dos votaciones, en la primera para que el pueblo decida si aprueba la decisión de modificar la Constitución, y una segunda para que escoja a los miembros de la Asamblea.

Esta primera votación requiere de la aprobación de un tercio del censo electoral, es decir, 10 millones de votos, por lo que según Sarmiento, ya de inicio constituye un problema considerando que en el plebiscito del 2 de octubre solo participaron 12 millones de colombianos.

El panorama se complica aún más con la segunda votación en la que se elige a los miembros de la Asamblea, ya que esta no puede coincidir con otra elección de carácter popular, y estamos a menos de dos años de elecciones presidenciales.

Implementación por vía legislativa

En la sentencia C-379 de 2016, la cual regula el plebiscito con el que se refrendó el acuerdo final, la Corte Constitucional estableció que la decisión del pueblo produce efectos políticos como la imposibilidad del gobierno de implementar el acuerdo final.

Sin embargo, esta sentencia también determinó que dicha decisión solo era vinculante para el presidente de la República, lo cual, según la profesora Viridiana Molinares, deja la puerta abierta para la implementación del acuerdo final por vía legislativa, es decir, a cargo del Congreso de la República.

“Jurídicamente el Congreso puede implementar el acuerdo final, pero políticamente asume un alto costo político porque hubo una votación en la que se cumplió la regla de llegar al umbral, aunque el Sí no superó el No”, afirmó Molinares.

Estos costos políticos asumidos por el Congreso, se incrementan al dejar de lado el Acto Legislativo para la Paz, con el cual el gobierno pretendía, una vez aprobada la consulta popular, implementar el Acuerdo Final sin contratiempos.

“Sin este acto legislativo, tendrían que adelantarse todas las reformas constitucionales y la expedición de leyes derivadas de la implementación del acuerdo, bajo los tramites ordinarios que se utilizan para estos procesos, los cuales tomarían más de un año”, comentó.

Para la profesora Molinares, si se logra un nuevo acuerdo, el Acto Legislativo para la Paz, con el que se busca realizar las modificaciones y reformas de forma expedita, continuaría vigente para el proceso de implementación, sin necesidad de otro plebiscito ya que en la sentencia se determinó que la ley especial para la paz se puede usar en otros procesos. “Ante un nuevo acuerdo, el presidente puede optar por someterlo o no a plebiscito", dijo.

La renegociación

“El panorama no es fácil. No es nada claro aún cuando presidente y expresidentes se hayan abrazado, o hayan tomado tinto. El asunto no es fácil”, expresó Carlos Guzmán, quien explicó a los asistentes el escenario de una posible renegociación en la que se incluya a distintos representantes del No.

Respecto al camino planteado por la profesora Viridiana, Guzmán aseguró que políticamente no es conveniente para el Congreso implementar el acuerdo final desconociendo la victoria del No, debido al gran desprestigio que tiene actualmente.

Para Guzmán, es un error reducir a los promotores del No solamente al Centro Democrático, para lo cual se debe incluir a la iglesia y otros sectores de la población quienes, según el profesor, nunca encontraron espacios en la opinión pública para transmitir sus demandas.

“Este tercer actor tiene hoy el balón para que empiece a jugar con el Gobierno y las Farc, pero son estos últimos quienes más nos preocupan porque aun no estamos seguros si querrán renegociar o aceptar de manera simple y sencilla entregar las armas y someterse a dejar de lado la participación política y la famosa impunidad que sostiene el expresidente Uribe”, comentó Guzmán.

El retorno a la guerra

El pasado martes 4 de octubre el presidente Juan Manuel Santos en una alocución presidencial señaló que hasta el 31 de octubre continuaría el cese al fuego bilateral, el cual fue ordenado desde el 29 de agosto, decisión que fue interpretada por muchos como una forma de presionar el diálogo entre las partes que no están de acuerdo con lo acordado en La Habana.

Para el profesor Luis Trejos, quien moderó el conversatorio, es muy probable que si se levanta el cese al fuego bilateral el 31 de octubre, las Farc harían todo lo posible por mantener un cese al fuego unilateral considerando que durante el último año este grupo guerrillero ha logrado acumular un capital político muy importante que no tenían al comienzo de la negociación y ha conseguido mejorar su imagen frente a sectores importantes de la sociedad colombiana.

“Si se levanta el cese al fuego bilateral, creo que las Farc regresarán a sus zonas de retaguardia, desde donde declarará el cese al fuego unilateral y en estas zonas, obviamente, volvería a capturar rentas ilegales por medio de la coca, las extorciones y el secuestro, aunque creo que este es muy probable que sea subcontratado”, expresó.

En caso de suceder ese escenario, según Trejos, aumentan las posibilidades de que las Farc esperen hasta 2018 para, luego de conocerse los resultados de las elecciones presidenciales, retomar las negociaciones o iniciar una nueva teniendo como punto de partida el acuerdo de La Habana.

“Este hipotético escenario en el que las Farc se dedica a esperar tiene también unas amenazas potenciales, porque los frentes tienen que volver a sus zonas tradicionales y dislocarse y a medida que se dispersan en un territorio se amplían la posibilidades de choques armados con la fuerza pública “, aseguró Trejos.

Entre las consecuencias de la victoria del No, el profesor concluyó que es preocupante que se produzcan atrasos en temas como la reforma rural integral, el desminado humanitario, la búsqueda de desaparecidos, la entrega de niños combatientes, la desmovilización y entrega de todas las armas de las Farc y la formulación de un estatuto de oposición política que entregue garantías a la oposición, algunos de los cuales ya se estaban desarrollando.

Al final del conversatorio, Silvia Gloria de Vivo, decana de la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales, expresó, a pesar de los escenarios negativos planteados por los profesores, sentirse optimista frente al proceso y entusiasmada por el compromiso que ha tomado la ciudadanía luego del resultado del plebiscito, en su mayoría, los jóvenes.

“Lo que más favorable me parece de la victoria del No es que estamos aquí preocupados por un problema que no es de ningún político, sino que es de nosotros, porque por fin la paz es nuestra“, comentó.

Por Luis Navas Cohen

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