Muy a pesar de los mensajes de optimismo que el ministro de Hacienda ha tratado de difundir, parece que las medidas de contracción monetaria y el ajuste fiscal del año pasado, unido a la reciente reforma tributaria, han empezado a afectar el decurso de la economía colombiana.

Si bien se sigue alegando que la economía colombiana no está en recesión y se aspira que este año crezcamos a un pobre 2,5%, con una población que todavía crece al 1,1%, es claro que el Gobierno no ha sido capaz de estimular el consumo doméstico y despejar las dudas de los inversionistas en los programas de inversión pública, afectados hoy por los escándalos de Odebretch. La verdad es que uno quisiera que la economía colombiana logre crecimientos positivos en este año, pues la desaceleración que vivimos se puede convertir en los próximos meses en una recesión generalizada.

Las recientes cifras del Dane de la Encuesta Mensual Manufacturera nos suministran datos muy preocupantes, como si el receso ya hubiese comenzado. En efecto, la producción industrial ya se contrajo en febrero de este año en un 3,2%; las ventas cayeron en un 6,2% y el empleo cae en un 0,4%, si comparamos con el mes de febrero de 2016.

De 39 actividades industriales, 28 cayeron, y los resultados también son negativos para el bimestre enero-febrero de 2017 con respecto al año pasado. Apenas algunos sectores químicos y petroquímicos se salvaron, pero sectores como confecciones, alimentos, muebles y otros intensivos en trabajo, resultaron afectados.

Si el informe anterior, lo combinamos con datos de la Anif sobre la caída en los despachos anuales de cemento de -6,5% en año corrido hasta febrero de 2017, y los metros cuadrados licenciados para vivienda a nivel nacional, que se contrajeron al -16,6% al corte de enero de 2017 —como consecuencia de las contracciones observadas en el segmento VIS (-13,7%) y el No VIS (-17,6%)—, los elementos de una recesión se pueden ir conformando.

El programa del Gobierno “Colombia Repunta” no parece convencer, pues se trata de los mismos programas oficiales que ya vienen, agrupados bajo un slogan. El adicional presupuestal del Gobierno por la reforma tributaria no parece tener mucha fuerza. Esto indica que el gobierno se está quedando sin ideas, con el sol a las espaldas y la economía desacelerándose.

Las esperanzas puestas en el Banco de la República de bajar la tasa de interés, a lo mejor se concretan en otro cuarto de punto, pero sabemos que en estos escenarios los estímulos monetarios son débiles y operan con mucho retraso. El escenario es propicio para programas audaces de gasto, pero en medio de la ortodoxia imperante, no podemos esperar mucho. El consumo doméstico está golpeado y el crédito empieza a tener problemas. Habrá que contener el aliento y confiar que no caemos en una recesión este año.