Aunque la mayoría de los barranquilleros parecen ser indiferentes al proceso de elaboración de la nueva revisión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que  se viene trabajando desde hace casi tres años, es bueno que se sepa que ya está en la  recta final, pues el proyecto ya ha hecho tránsito en las debidas instancias (CRA, Área  Metropolitana, localidades) y ha llegado al Consejo Territorial de Planeación del Distrito.  EL HERALDO desarrolló foros amplios sobre el tema, donde se discutieron temas generales válidos. Pero ya entramos en el terreno concreto donde se toman decisiones claves para la ciudad. El POT define la carta de navegación en materia de utilización del suelo del Distrito así como de los proyectos claves que necesita la ciudad. No es un Plan de Desarrollo. En la visión de ciudad que se construyó, quedó claro que el POT debería abrir la ciudad al Río, ser verde, competitivo, equitativo e incluyente. El POT no se define para los vehículos sino para los ciudadanos, la mayoría de los cuales utiliza el transporte colectivo en todas sus formas.  Para que sea incluyente, debe responder a las necesidades de la mayoría en materia de movilidad, vivienda, seguridad, empleo, espacio público, parques,  y todos los necesarios equipamientos sociales. El POT genera una cartera de proyectos claves para que las administraciones futuras los desarrollen.

Esta vez esperamos que el Consejo Territorial  sea escuchado por el Distrito en torno a los cambios que debe introducírsele al proyecto antes de llegar al Concejo Distrital. Ojalá  no vaya  a suceder lo del año pasado, cuando sus recomendaciones en torno al Plan de Desarrollo fueron ignoradas, pues  la Alcaldía nunca  se pronunció en torno a un documento serio de 13 páginas que se le pasó en mayo del 2012 sobre el Plan de Desarrollo. Ya la Universidad del Norte generó un documento serio de observaciones sobre el POT de amplia difusión. Otros gremios como Camacol, la Sociedad de Ingenieros, los arquitectos, y muchos empresarios han hecho llegar sus observaciones. Lo mismo las diversas comunidades en las localidades. Se observa ahora un ánimo muy claro de parte de la Secretaria de Planeación Distrital de  concertar, escuchar y discutir los diversos problemas.  Temas claves  se dejan ver: el plazo del POT (12 o 20 años), la regulación de las alturas, las nuevas obligaciones urbanas como los cargos por edificación,  la definición de las nuevas vías y la propuesta de la vía de la “inclusión”, el uso que se le va a dar al Batallón Nariño y la isla de la Loma, las rutas de la II fase del  Transmetro de acuerdo al plan de movilidad y la actualización de los estudios de Bocarejo, la temática ambiental, el problema de las zonas de riesgo para que nunca más ocurra otro Campo Alegre, una política realista que descongele inmuebles que hoy están atrapados en un deterioro permanente por culpa de la declaración de Patrimonio, fortalecer Planeación Distrital como debe ser, revisar la financiación del POT para que no se vuelva un castillo de sueños, ni tampoco genere más cargas para los ciudadanos pues no se puede caer en el síndrome de una valorización por cada alcaldía. El ordenamiento territorial de la ciudad refleja el ejercicio del poder del estado sobre el suelo. Se propugna por una ciudad más densa y menos extendida. En fin, la ciudad es para los ciudadanos, no sólo para el mercado y el capital.