En buena hora la ONG Guajira 360° y Fundesarrollo elaboran un trabajo exhaustivo sobre el uso de las regalías en La Guajira en el período 2012-2016. El trabajo no se limita a examinar el tema, sino también describe minuciosamente las finanzas municipales, información valiosa para sus concejales, diputados y analistas de las políticas públicas. Es también un material que debe servir de reflexión para discutir ciertos mitos que se esgrimen al respecto.

Desde que empezó la explotación de carbón, La Guajira ha recibido más de $10 billones de pesos. El problema es que no se ven por ningún lado, y todos sabemos que la matriz institucional de ese territorio permitió la depredación de estos recursos. Ante la caída de los precios del petróleo, gas y el carbón, solo se recibieron $1,05 billones en el periodo examinado en el reporte.

Ello nos llevaría a decir que la corrupción es la causa de la pobreza de ese territorio. Sin embargo, como bien lo ha señalado Adolfo Meisel, al igual que en el caso del Chocó, aun con cero corrupción, los recursos transferidos apenas hubiesen servido para aliviar en algo la miseria, pero las condiciones de atraso estructural permanecerían. Ello obliga a señalar que la corrupción solo agrava la situación pero no la explica.

En esencia, estos territorios exigirían un alto volumen de transferencias por habitante pobre para poderlos sacar del atraso en educación, salud y saneamiento básico. El problema es que el Sistema General de Participación distribuye más por población cubierta que por cubrir. Necesita una reforma profunda y volver por los fueros originales de la Constitución del 91 y fórmulas más equitativas.

En otras palabras, el centralismo ha capturado el sistema de transferencias a favor de las regiones más desarrolladas. Necesita reformarse a fondo y de eso no se habla. El Gobierno Nacional ha ido capturando más recursos para sus programas presidenciales, a costa de los territorios, elevando su participación del 56% que se pensó en 1991, a casi el 70% hoy. Además, con los programas presidenciales, se capturan los votos cada cuatro años. Desde la cúspide presidencial se montan las campañas con estos recursos.

El informe nos muestra que aun hoy, con todo y la corrupción imperante, el manejo de las regalías ha mejorado, y los índices de gestión han mejorado lentamente. Pero el truco ha estado en usar estos recursos para llenar las falencias de las transferencias del SGP. Los recursos se han usado en vías municipales, transporte escolar, alimentación escolar y recreación, algo que se debería cubrir con recursos nacionales, en municipios con escasos recursos propios. Las regalías deberían usarse para la transformación productiva del territorio. No dispersarse en proyectos pequeños sin impacto. Pero ese es el nombre del juego. Una ilusión.