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Las medidas del Gobierno contra la revaluación del peso

Por Jairo Parada Corrales

La reciente decisión del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos de inyectarle 600.000 millones de dólares a la liquidez de la economía norteamericana para enfrentar el lento crecimiento y el elevado desempleo, confirma que poco les preocupa a los norteamericanos su tasa de cambio, pues privilegian sus condiciones internas. Lo anterior, unido a la continua llegada de capitales extranjeros no sólo en minería sino en inversiones de portafolio, señalan que las presiones revaluacionistas contra el peso colombiano continuarán.

Las recientes medidas del Gobierno Nacional indican que, por fin, se decidieron a hacer algo contra este preocupante fenómeno, que pone en peligro cientos de miles de empleos en nuestro país. El asunto es serio, y de continuar con esta tendencia hacia un dólar de $1.600 vamos a terminar con los males de la enfermedad holandesa: la producción nacional se encarece, la extranjera se abarata y se pierde el dinamismo de la recuperación lenta que tenemos.

El enfoque general que prima sobre las medidas nos indica mucho el talante ortodoxo y pro-mercado del Ministro de Hacienda, pues se recurre a mecanismos de mercado, bastante débiles, a mi juicio, para enfrentar semejante ‘tsunami de dólares’.

Algunas medidas son positivas, como eliminar la deducción en impuestos sobre el endeudamiento externo, lo cual favorecía las operaciones especulativas de capital de corto plazo. Ayuda también dejar afuera $1.500 millones del Gobierno en el extranjero para evitar monetizarlos, aunque no se sabe bien de qué tipo de recursos se trata. Las medidas tienen un costo fiscal que la Anif estima en unos $2,8 billones, los cuales los califica como una minireforma tributaria con signo contrario, que obligan al Gobierno a monitorear mejor regalías y revisar las deducciones sobre inversiones.

La pérdida de recursos fiscales se origina por la eliminación de la sobretasa del 20% al sector industrial, así como las rebajas arancelarias del 50% sobre materias primas y de importaciones de bienes de capital. Muchos industriales nacionales de esta rama evidentemente van a salir golpeados por estas medidas, en un escenario poco claro todavía en el comercio internacional. La intervención del Gobierno en el mercado de derivados del dólar (a futuros) parece ser positiva pues es un mercado que debe fortalecerse y evita los movimientos especuladores cuando se hacen operaciones sobre la tasa spot o corriente.

Hay medidas de apoyo al sector agropecuario que uno sabe de algo sirven en el largo plazo, pero que su impacto cambiario será más lento. Sin embargo, las dudas persisten sobre la fuerza de estas medidas pues parece que el Gobierno ha optado por el gradualismo. Perú interviene en forma más agresiva en el mercado cambiario con más de 100 millones de dólares diarios, mientras que acá el Banco de la República sólo anuncia que seguirá con sus 20 millones de dólares sin plazo definido.

Uno no deja de preguntarse por qué Colombia tiene el dudoso honor de ser el segundo país que más ha revaluado su moneda en el mundo después del Japón. ¿Será que en algo nos parecemos al coloso asiático? Otros vecinos latinoamericanos ya han establecidos impuestos a la entrada de capital especulativo, cosa que Colombia ya ha hecho en el pasado.

En fin, a mi juicio, las medidas son débiles y claramente insuficientes. De un Gobierno que se reclama de la Tercera Vía uno esperaría cosas más audaces.

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