ta Semana Santa nos debe servir para meditar sobre el sendero por el cual se encamina el país. Para muchos se trata de defender el statu quo y no permitir ningún ajuste institucional progresivo. Para otros, hay que arrasar con lo existente, sin mucha seguridad con que se lo va a remplazar. De ahí que muchos sectores propugnamos por salidas más moderadas, de centro, convenientes para un sendero más progresivo. 

Los radicales de derecha, y tienen derecho a ser de derecha, pues defienden el statu quo, y en estas elecciones pasadas hasta se autoidentificaron así, salieron triunfantes, marcando un camino. Ya se sienten vencedores y –aplicando la teoría del caballo ganador– muchos empiezan a realinearse. Hasta los partidarios del candidato del coscorrón ya anuncian su partida hacia allá si no despega su candidato (6,9% en las encuestas). Pero resulta que hubo 4,8 millones de votantes que no participaron en ninguna consulta y se expresarán en mayo. De esta forma, todos tienen que trabajar duro para ganarse esos votantes que son una incógnita. Además, las maquinarias ya quedaron exhaustas el 11 de marzo y ahora la opinión ciudadana juega un papel clave. 

El fantasma del castro-chavismo de las Farc quedó demolido en las elecciones con su escasa votación. Por eso ya nadie habla de eso, sino de Petro. Si se revisa su programa nada tiene de socialista. La otra propaganda que señala que el gobierno de Santos fue un completo desastre tampoco tiene asidero, pues a pesar de la corrupción rampante el país ha avanzado en estos últimos diez años. Las coberturas en servicios públicos han mejorado, la pobreza cayó del 42% al 26,9%, la desigualdad cedió un poco con un Gini en el 2017 de 0,508; la afiliación en salud está en el 94,6%, apenas un 30% de hogares se considera pobres; el 45% tiene casa propia y la queja más notoria es que al 55,5% no le alcanzan los ingresos, según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del Dane. Un 17% de los hogares tiene carro y un 50% está conectado a internet. Hay que evitar la fracasomanía aunque tampoco embellecer lo existente. La desigualdad en este país es agobiante en materia de riqueza. 

El monstruo de la corrupción ha empezado a sufrir golpes, y ojalá la Fiscalía se distancie de los compromisos políticos del fiscal. El ‘Cartel de la toga’ y ‘los Ñoños’ están en los estrados judiciales. Todavía falta mucho, pues falta desenredar el Odebretch local de la AAA, empresa muy querida de los barranquilleros. La creamos por la crisis de la antigua EPM, pero da dolor ver en manos de quienes cayó, donde renombrados ejecutivos ya han comenzado a aceptar sus delitos de saqueo a esta empresa, mediante los contratos con Inassa. Estamos a la espera del ventilador de Diego García, pues apenas están cayendo los primeros implicados. Hay que rescatar esta empresa. Le toca a la Fiscalía desenredar sin piedad esta estructura de corrupción. El camino es persistir en las propuestas moderadas que se deslinden de la corrupción y propugnen por la reconciliación.