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null Las amenazas y debilidades de la democracia en Colombia y Brasil

Las amenazas y debilidades de la democracia en Colombia y Brasil

Helcimara Telles, nvestigadora de la Universidad Federal de Minas Gerais, y Fernando Giraldo, profesor del departamento de Ciencia Política, hablaron sobre el contexto de sus respectivos países en el evento.

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Durante la intervención de Helcimara Telles, investigadora de la Universidad Federal de Minas Gerais.

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04 oct 2019

A Helcimara Telles, investigadora de la Universidad Federal de Minas Gerais, le preocupan las amenazas a la democracia que ve en la coyuntura actual de Brasil; el profesor de Uninorte Fernando Giraldo, tiene las mismas preocupaciones y su enfoque de estudio se centra en el caso colombiano. Ambos fueron el 2 de octubre expositores en el segundo día de la conferencia internacional: La democracia entre amenazas y debilidades, donde se vieron reflejadas las convergencias y divergencias en los casos de estudio presentados. 

Para llevar a cabo el estudio en Brasil, Telles se apoyó de un grupo multidisciplinar que tuvo en cuenta aspectos de comunicación, lingüísticos y redes sociales, para entender de dónde nace lo que ella califica como una derecha autoritaria en cabeza del presidente recientemente electo, Jair Bolsonaro. La investigadora estudió el fenómeno de la aparición de las redes sociales desde su impacto político a partir de las protestas del 2015 en contra de Dilma Rousseff.

Telles afirmó que desde entonces detectó un lenguaje en redes sociales que caracterizó por tener similitudes con el discurso de la Guerra Fría, en el que se sataniza a la izquierda, que había gobernado durante ciclos seguidos el país. Desde los medios de comunicación y las redes sociales, se comenzó a crear una asociación entre la izquierda y la corrupción y, a su vez, esto generó un sentimiento antiestablecimiento. 

Como consecuencia, comentó la conferencista, previo a las elecciones había una baja confianza en las instituciones como la presidencia, el congreso y el sistema electoral; mientras que crecía la afinidad por otras como la policía, las fuerzas armadas y las iglesias. En este caldo de cultivo nació la campaña de Bolsonaro, que desde el slogan (Brasil encima de todo, Dios encima de todos) puso en la agenda la religión y el nacionalismo. Por ello, no es coincidencia, señaló Telles, que tras el atentado del que fue víctima el actual presidente brasileño cuando aún estaba en campaña, muchos de sus seguidores aseguran que Bolsonaro “casi da su vida para salvar Brasil”. 

Una vez electo, y debido a este mensaje de salvador del que se valió, el presidente ha dado muestras, según la conferencista, del autoritarismo. Lo fundamenta en acciones como el ataque sistemático a los medios de comunicación, que se interpreta como un deseo de restringir la libertad de prensa y ser el gobierno la única fuente ‘fidedigna’ de información. Al mismo tiempo, también ha habido un ataque sistemático al enfoque de género desde un discurso de reconstrucción de la familia tradicional, siendo una afrenta hacia el feminismo y los derechos de la comunidad LGBTIQ. 

El profesor Giraldo argumentó durante su intervención que el caso colombiano presenta similitudes con el de nuestro vecino latinoamericano, especialmente en la problemática de la falta de confianza en las instituciones y, especialmente, al hablar de elecciones. “En Colombia hemos tenido una fuerte tendencia a controlar la participación ciudadana”, comentó. 

La veracidad de esta afirmación la explicó con un ejemplo: el Ministerio de Defensa siempre ha sido el encargado de regular y liderar los debates en el Congreso sobre las manifestaciones y protestas sociales y no el Ministerio del Interior, encargado de los asuntos políticos. Por situaciones como estas, entiende Giraldo, hay una institucionalidad contra la participación en el país, que defiende los intereses de unos pocos. 

Giraldo agregó que no es un secreto que históricamente las elecciones han sido capturadas por bandas criminales, y que hasta el día de hoy esto se sigue dando en más de 400 municipios del país. No obstante, esta tendencia se detuvo temporalmente en las elecciones de 2015 y 2018, pero actualmente se ha recrudecido en sectores del país. 

Al mismo tiempo, en la cultura política permisiva de nuestro país se ha asumido la falta de competencia legítima como normal desde los diferentes actores. Según un estudio de la Universidad de los Andes, 70 % de los contratistas reconoce que ha dado coimas para ganar licitaciones. Desde el sector público, agentes nacionales como senadores y representantes a la Cámara han creado coaliciones y se han adueñado de las votaciones a alcaldes, gobernadores y ediles en las diferentes regiones. 

Desde el análisis de ambos investigadores se da cuenta de dos países cuyas democracias se encuentran frágiles en contextos distintos, pero con puntos de encuentro. Tanto Brasil como Colombia se encuentran enfrentados en una polarización interna que ha concentrado a su población en una lucha de ideas que no se ha traducido a la participación ciudadana en las urnas. 

Por Leonardo Carvajalino