Tres grandes cambios en las universidades: oportunidades y desafíos para la nuestra

El rector Adolfo Meisel da la bienvenida al semestre académico, resaltando tres tendencias que transforman la educación superior: el avance acelerado de las tecnologías, la transición demográfica y el énfasis creciente en la salud mental. 

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Por: Adolfo Meisel Roca, rector

29 jul 2025

Estimada comunidad universitaria, extiendo mi saludo especial de inicio de un nuevo semestre académico, en el que la alineación, motivación y cumplimiento de los propósitos institucionales son vitales para avanzar en un 2025 que, además, es la antesala para la conmemoración de los 60 años de nuestra universidad durante el 2026.  

Además de saludarles en este nuevo período académico quiero proponerles una reflexión y algunas ideas que espero puedan inspirar el trabajo en equipo, las disertaciones en el aula de clase y la formulación de proyectos e iniciativas para la universidad.  

Tres grandes tendencias están influenciando la educación universitaria en Colombia y en el mundo. Constituyen un riesgo, pero son una gran oportunidad. Por eso, tendremos que adaptarnos para abordar con estrategia y éxito las nuevas circunstancias. Me refiero al desarrollo y fusión de tecnologías físicas, digitales y biológicas, y su uso y propósito en el desarrollo de la humanidad; la transición demográfica; y la prioridad en el bienestar emocional.
 


¿Cómo impactará esta transformación tecnológica y sus aplicaciones en las universidades?

Los profundos y cada vez más veloces cambios tecnológicos, como la inteligencia artificial (IA), parecen ser terreno fértil para los futurólogos. Escucho con frecuencia algunas opiniones sobre la pérdida de pertinencia de las universidades, o que la aplicabilidad e inmediatez son más importantes que una preparación profesional: voces que señalan que un curso corto es suficiente para vincularse a la actividad productiva. No obstante, los historiadores saben que quienes se empecinan en encontrar leyes sociales inexorables se han equivocado sistemáticamente. 

Nada más simplista, que incluso podría terminar perjudicando a muchas personas. Los cambios tecnológicos, en cualquier sector y contexto, están aumentando la productividad de la mano de obra y el empleo total. No voy a desconocer que uno de los riesgos asociados es que trabajos repetitivos puedan ser reemplazados por la IA y la robótica, pero serán, justamente, las personas con una formación de calidad y en diversos niveles las que se beneficiarán de las nuevas tecnologías. Lo digo de otra manera: quienes más sacarán provecho serán aquellos que tienen el capital humano para utilizar estas tecnologías. Por ejemplo: los médicos tendrán más espacio para atender a sus pacientes, mientras dedican menos tiempo a los procesos administrativos gracias a las ayudas de la inteligencia artificial.

Esta transformación, además de estar impulsada por los avances en las tecnologías de la información, también representa nuevos aportes desde la biología. Algunos historiadores de la ciencia consideran que, si el siglo XX fue el de la física y la química, el XXI es el de la biología, con avances enormes en la genética, por ejemplo. La convergencia del medio digital, lo físico y la biología en el uso de la IA y la capacidad de desarrollar inteligencia colaborativa, dominará el cambio tecnológico en las próximas décadas. Y es justamente allí donde investigadores, profesionales y perfiles de altos niveles de formación, serán clave en la configuración de una nueva realidad social y de mercado.   

Algunas de las muestras de lo que en Uninorte estamos haciendo para abordar estos desafíos son: nuestro Centro de Investigaciones Traslacionales y en Epidemiología Molecular – IntemLAB, el próximo Centro de Innovación en Tecnología de la Construcción del Caribe – CEINTEC, el próximo laboratorio de IA y la plataforma LUCIA que estamos por lanzar este segundo semestre para democratizar el acceso de estudiantes, profesores y funcionarios a nuevas autopistas de la información; así como los más de 80 proyectos de investigación que están en curso con recursos propios y externos, de los cuales la gran mayoría incorpora el desarrollo y uso de nuevas tecnologías. 
 


Cobertura en educación y transición demográfica

En Colombia, aún sigue siendo muy baja la cobertura de la educación universitaria. Solo el 33 % de los jóvenes accede a ella. Esta cifra es todavía más baja en el Caribe colombiano, donde solo el 22 % llega a este nivel de formación. Esto es lamentable por dos razones principales: la primera, porque la innovación es la base del crecimiento de largo plazo y sin capital humano es poco probable que se alcancen niveles adecuados de aumento en la productividad. Y la segunda, porque la base de la desigualdad en Colombia se ubica en las enormes diferencias de acceso a educación. Está demostrado que las personas que solo logran un grado de primaria ganan en promedio 25 % menos que quienes completan la educación media, y 70 % menos que quienes tienen educación universitaria. Esta brecha se amplía para quienes alcanzan un posgrado, quienes pueden percibir ingresos siete veces más que quienes solo cursan la primaria. Si a ello agregamos las enormes falencias de la calidad de la educación, las desigualdades seguramente son aún mayores.

En cuanto a la transición demográfica, en el país se caracteriza por una acelerada caída en la tasa de natalidad y está conduciendo a una caída en la tasa de crecimiento de la población, a su envejecimiento y a la reducción en el tamaño de las familias colombianas. Para que la población se mantenga estable, como mínimo, se necesita que cada mujer tenga dos hijos en promedio. En la actualidad, en Colombia esa cifra está en 1,5, por lo tanto, la población va a empezar a envejecerse y, luego, a reducirse.   

El envejecimiento de la población colombiana se observa en la edad promedio. En 1973 era de 21,9 años y en 2024, de 32,7 años; un aumento del 46% en solo 51 años. Entre esas mismas fechas, el tamaño promedio de las familias pasó de 6,7 a 2,9. Esa población de más edad va a necesitar mayor atención de los profesionales de la salud, por eso el crecimiento de estudios, investigaciones y servicios asociados a ello será muy grande. Nuestro Hospital y su Centro Médico en nuestro campus, la completa y excelente oferta en salud desde el pregrado hasta los posgrados, y nuestro nuevo programa de Ingeniería Biomédica, están preparados para atender esa demanda.

Hay aspectos positivos y otros menos favorables de la transición demográfica. Uno muy favorable es que las mujeres participarán cada vez más en la educación y el mercado laboral. También que habrá más recursos para mejorar la calidad y cobertura de la educación, pues habrá que atender a menos personas. Sin embargo, se dará un aumento en los costos de la salud y del cuidado de la población mayor, un porcentaje mayor de personas dependerá de las pensiones, mientras que habrá una fuerza laboral más reducida que cotice para las pensiones. En este sentido, tendremos que seguir fortaleciendo nuestro portafolio de servicios, con una oferta amplia, diversa y constante, dirigida a la educación para toda la vida.


Salud mental y bienestar integral

Por cambios en la sociedad que tendremos que comprender con mayor profundidad, y quizá por una mayor atención y conciencia, la salud mental es un tema prioritario en las agendas de todos. Para el caso de las universidades nos corresponde esforzarnos en la compleja tarea de formar profesionales que sean buenos ciudadanos y personas felices. Necesitamos lograr una formación integral de personas que, además de tener excelentes calidades profesionales, puedan participar en los deportes, las artes, las organizaciones estudiantiles y los eventos de todo tipo que promuevan el trabajo en equipo, la argumentación, la crítica, el debate, la construcción colectiva, el liderazgo.  

Los resultados de nuestra autoevaluación con fines de renovación de la acreditación institucional, los resultados de la reflexión curricular y el nuevo modelo educativo que desde ya estamos socializando; la normativa en materia de diversidad, inclusión, derechos humanos, las reestructuraciones de áreas completas como la de Bienestar Universitario, son algunos de los proyectos, lineamientos y acciones que nos permiten consolidar nuestra apuesta por contar con una experiencia integral de formación universitaria.  

Desde que nuestros fundadores trasladaron el campus al KM5 concibieron una universidad que propicie la experiencia universitaria integral. Con los años hemos reafirmado ese objetivo. Sin duda, una de nuestras principales fortalezas es nuestro campus, desde sus zonas verdes, hasta sus espacios para la investigación o el compartir. Nuestras inversiones en infraestructura, pero sobre todo el capital humano que pueda atender y orientar a los jóvenes hacia su bienestar integral, son fundamentales en nuestra hoja de ruta.  
 

Un espacio natural de cambio

Son muchas y diversas las transformaciones que estamos viviendo, y universidades como la nuestra, de excelencia y gran compromiso con su entorno, estamos llamadas a liderar acciones que permitan a la sociedad enfrentar cada nuevo reto.

Desde su surgimiento en el siglo XI, las universidades han estado cambiando continuamente. Fueron y han sido pilares que cimentaron y faros que iluminaron el camino de una edad oscura hacia lo que se conoció, justamente, como el Renacimiento, una época en la que floreció con gran esplendor la ciencia, el arte y el espíritu humano, y donde las universidades fueron corazón de grandes cambios sociales.

Las universidades no estamos en crisis, estamos afrontando el proceso de cambio que ha sido la constante desde que surgieron en la época medieval en Italia. Desde la Universidad del Norte aportaremos al debate respetuoso para la construcción de las ideas, manteniendo nuestra independencia, nuestro propósito de libertad de expresión, nuestro compromiso con el desarrollo del Caribe, al que nos debemos y es parte de nuestra esencia. Esta historia centenaria apenas comienza en nuestro país y el futuro está abierto para que estas nuevas tecnologías que parecen avasalladoras sean humanizadas; lo vamos a moldear con inteligencia artificial, pero, sobre todo, con la irremplazable inteligencia humana.

Por todo lo anterior los invito a que nos enfoquemos en la excelencia que nos ha caracterizado y que es nuestro sello en el aula de clase y en cada servicio; y en la orientación hacia nuestra sostenibilidad con un trabajo en equipo que articula la academia, la investigación y la administración, para seguir avanzando en las iniciativas y proyectos que nos hemos propuesto.

¡Buen semestre! 

Adolfo Meisel Roca 

Rector 

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