El director de cine, Roberto Flores, habla de su recién estrenada película "Ruido Rosa", muy bien recibida por la crítica. Además, comenta su visión general de Barranquilla, del proceso creativo y de su experiencia personal como artista en el Caribe colombiano.
__________
*Profesora de la Universidad del Norte. Dirige el cine-foro "Grandes directores" en la Cinemateca del Caribe.
un flashback, una conversación en la que se puede ver un poco quién es y de dónde viene Roberto Flores Prieto, un director barranquillero que está cambiando la forma de hacer cine en Colombia, porque, como él mismo lo dice, "otro cine es posible".
Vámonos a Rumania, cuando tu familia se mudó allí por el cargo diplomático que asumió tu padre, y cuando regresaron a Barranquilla ¿qué experiencias te marcaron para decidir que querías contar historias? |
En Rumania ya hay algunos recuerdos de las activida- des de mis padres y de cierto ambiente familiar. Fue más bien en Europa, esa cercanía temprana a los mu- seos, a otro tipo de cultura, de intereses, a cierto tipo de arquitectura, y de alguna manera me imagino esas cosas atávicas de la infancia en Europa del Este. Evi- dentemente, crecí en un hogar interdisciplinario, y al principio es como un ejercicio muy natural.
Recuerdo, por ejemplo, estar aquí en Barranquilla a los siete u ocho años, después de haber llegado de Ru- manía; era un momento de mucha cercanía de mi pa- dre con Juan Gossaín, entonces Juan siempre llegaba a la casa y yo estaba jugando un poco en la máquina de escribir y él siempre revisaba las cosas
Conocí a Robert en el otrora Bar B52 de Barranquilla, recién graduado como director de cine de San Anto- nio de los Baños; estaba allí para felicitar a un amigo que tenemos en común, que había estado con él en Cuba cuando hizo su practicum en la misma escuela de cine, y con quien estábamos celebrando nuestro grado de profesionales en el ámbito de la producción audiovisual, la comunicación social y el periodismo. Habíamos sido alumnos de su madre, Myriam Prieto de Flores (qepd), de su hermana Pamela y de sus cu- ñados José Luis Rojas y Miguel Iriarte. Realización au- diovisual, Grandes autores, Comunicación y cultura y Semiología eran las materias que estudiábamos con cada uno de ellos.
Un año más tarde, empecé a trabajar con él, cuando su casa productora Kymera apenas se constituía; éra- mos un pequeño grupo de amigos con muchas ideas y pasiones, algunas veces escuchábamos los discos de jazz que habían sido heredados de su padre, el escritor Carlos Flores Sierra, o coleccionados por su madre y por él mismo, pero era en realidad el rock el que ele- gíamos para la mayoría de nuestras largas jornadas de trabajo, cuando nos juntábamos y diseñábamos pro- puestas de patrocinios para nuestros proyectos. Son muchos años de amistad, pero ahora apenas si lo veo en los lanzamientos de sus películas, de manera que esta entrevista es más un re-encuentro,
que yo escribía... yo siempre estaba escribiendo o con mi madre en la agencia de publicidad en esa época, me metía al departamento de arte, jugaba con las obras, pegaba co- sas, revisaba los storyboards de los comerciales. Luego, con mi hermano Carlos, recuerdo meterme a ver cómo pintaba, el olor del óleo y la trementina; a mi hermana Fabiana, le cogía las cámaras y salía a hacer fotografía, y con mi madre iba a muchos comerciales, en 35 mm, aquí y en Bogotá, a ver cómo filmaban; acompañaba a mi madre en la moviola de 16 y de 8 mm, ella misma cortaba; y también estaba mi hermana Tallulah y su poesía. Yo creía que el mundo, hasta cierta edad, era así, que era lo normal, y después fue cuando empecé a ver que en las casas del resto de los niños eran como ingenieros, abogados, arquitectos, y nosotros como que éramos una familia un poco extraña.