EDICIÓN 002

CAZADORES DE

MOSQUITOS

 

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Dadas las condiciones geográficas, ambientales y
socioeconómicas de Barranquilla, la división de
Ciencias de la Salud de Uninorte está en una
posición única para estudiar cuatro de los virus más
comunes en climas tropicales.

Por Andrés Martínez Zalamea
Periodista
zalameaa@uninorte.edu.co

Todo puede decirse acerca del Aedes aegypti, menos que es un mosquito inofensivo. Al contrario, este artrópodo es un bombardero increíblemente efectivo. Un avión de carga que en su interior transporta al menos cuatro devastadores virus causantes de un cuarteto de males que mantienen permanentemente ocupados a los integrantes del grupo de investigaciones en Enfermedades Tropicales de la Universidad del Norte.

El grupo de investigación en Enfermedades Tropicales se ha especializado en las enfermedades transmitidas por el Aedes aegypti.

En efecto, el dengue, el zika, el chikunguña y la leptospirosis se tomaron el territorio colombiano. En 2016, por ejemplo, según un boletín del Instituto Nacional de Salud, el zika irrumpió con cerca de 100 000 casos sospechosos en el país; y en 2015, el chikunguña hizo lo propio con 360 000 infectados, mientras que el dengue registró en el mismo período 95 000 casos y la leptospirosis 2197.

Al mismo tiempo, pocos lugares reúnen las condiciones que tiene Barranquilla de ser un centro de intercambio comercial nacional, regional e internacional, cuyo crecimiento poblacional y condiciones ambientales, socioeconómicas y culturales favorecen la transmisión epidémica de estos arbovirus.

Lo anterior coloca a Uninorte en una posición única para concentrar buena parte de sus esfuerzos investigativos en torno al estudio y combate de este grave problema de salud pública.

El Grupo de Investigaciones en Enfermedades Tropicales nació hacia el año 2000, luego de que Colombia hubiese sufrido la peor epidemia de dengue en 20 años. Sus integrantes forman parte de un cúmulo interdisciplinario de profesionales que enfatizan en aspectos clínicos, epidemiológicos y virológicos.

Aunque inicialmente se enfocó en el dengue y dengue hemorrágico, el grupo pasó a investigar enfermedades como la leptospirosis, que suele ser confundida con dengue o chikunguña por su presentación clínica similar. Actualmente, bajo el liderazgo de la bióloga Claudia Romero, se trabaja para encontrar pruebas de diagnóstico efectivas, rápidas y económicas en las que a partir de una muestra de sangre se pueda determinar si se tiene dengue, zika, chikunguña o leptospirosis.

ZIKA, CHIKUNGUÑA, DENGUE Y LEPTOSPIROSIS: CUATRO ENFERMEDADES QUE MANTIENEN OCUPADOS A LOS INVESTIGADORES DE UNINORTE.

En agosto de 2014, los logros de un estudio sobre la severidad del dengue y la identificación de los serotipos del dengue en humanos, le valieron al grupo el reconocimiento de mejor investigación en el Primer Taller Internacional de Dengue en la Universidad Estatal de Arizona. Estos hallazgos han sido empleados por el Ministerio de Salud y Protección Social colombiano y recomendados por la Organización Mundial de la Salud, como insumo en otras partes del mundo.

“Nuestro grupo es privilegiado de estar en el lugar donde se da la enfermedad, porque la podemos monitorear de cerca. Esto nos motiva a que nuestro trabajo tenga un impacto en las comunidades tanto locales, quienes son las que sufren el virus, como internacionales, en lugares donde apenas se están presentando casos”, afirmó Romero, tras el encuentro en Arizona.

Desde el año 2016 el grupo participa en dos proyectos sobre el zika (patogénesis y diagnóstico) y colabora en estudios de competencia vectorial del mosquito en diferentes cepas del virus dentro del programa de investigación europeo Horizonte 2020 llamado “Zika-PLAN (Zika Preparedness Latin American Network). La iniciativa combina las fortalezas de 25 socios en América Latina, América del Norte, África, Asia y varios centros en Europa para abordar las brechas de investigación urgentes en zika.

Asimismo, en colaboración con expertos en Inglaterra, Francia y Noruega en análisis filogéneticos, investigadores del grupo han participado en estudios que permiten explicar cómo el virus del zika emergió en las Islas del Pacífico y en Latinoamérica.

La salud el escenario público

Pero el grupo de Romero no es el único en la división de Ciencias de la Salud en Uninorte que está haciendo algo al respecto de las enfermedades tropicales. El Proyecto UNI agrupa desde 1995 a investigadores de las áreas de salud pública, epidemiología, enfermería, salud ocupacional, gerencia en salud. Su objetivo es propiciar la participación activa de la comunidad en temas de salud, y llevar esta última a las agendas políticas para fortalecer los sistemas locales de salud de Barranquilla.

El Centro de Investigación en Neonatología y Pediatría (CINPE) mantienen las alertas encendidas ante lo que estas enfermedades pueden generar en los recién nacidos.

En septiembre de 2015, cuando el chikunguña se posó inicialmente sobre la capital del Atlántico, el Proyecto UNI trabajó junto a la Alcaldía de Barranquilla para examinar qué sucede con los pacientes después de la fase crónica de la enfermedad, caracterizada por dolores incapacitantes que pueden extenderse por meses. Con la información proveniente de mediciones de los síntomas y calidad de vida de 290 pacientes, se elaboró una guía de manejo para estos casos en los centros de salud de la ciudad.

Junto a la Alcaldía, el grupo colaboró en otro proyecto para fortalecer la formación, prevención y control de enfermedades transmitidas por mosquitos vectores, interviniendo en áreas consideradas de prioridad para acciones de inteligencia epidemiológica, como los barrios El Bosque, Las Nieves y Ciudadela 20 de Julio, tres de los más populosos de la capital del Atlántico.

El equipo de trabajo diseñó una serie de estrategias interactivas para apoyar tanto a médicos como pacientes. Entre ellas se encuentra Dengue App, una aplicación móvil que contiene la guía de la Organización Mundial de la Salud para reconocer los síntomas de dengue y cómo atenderlos.

Las implicaciones del zika

Aunque el dengue y el chikunguña pueden, en casos extremos, ocasionar la muerte, las complicaciones de la enfermedad por el zika se centran en alteraciones neurológicas, afectando desde la formación del embrión hasta la vejez. 

Además, el aumento inusitado de casos del síndrome de Guillain-Barré, especialmente en hombres adultos, y de microcefalia en recién nacidos en áreas con mayor cantidad de enfermos de zika encendieron las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que declaró el virus del Zika como una emergencia de salud pública de importancia internacional.

Es por ello que este tema ha sido de especial cuidado para el Centro de Investigación en Neonatología y Pediatría–CINPE, liderado por Hernando Baquero, decano de Ciencias de la Salud de Uninorte.

Junto con la Alcaldía de Barranquilla, el CINPE ha hecho frente al gran número de casos de mujeres embarazadas con antecedentes de infección con virus del Zika. Desde enero de 2016 diseñó un programa de seguimiento ecográfico a madres identificadas como casos sospechosos de infección con zika en el Hospital de la Universidad del Norte.

Amenaza permanente

La trayectoria de Uninorte y la Secretaría de Salud de Barranquilla, en conjunto con el Instituto Nacional de Salud (INS) y los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades CDC, de Estados Unidos, desarrollan el proyecto VEZ (Vigilancia a embarazadas con zika), que desde mayo de 2016 recolecta información de los embarazos afectados por el virus del Zika y da seguimiento a los nacidos producto de estos embarazos durante sus dos primeros años de vida. El proyecto se ha extendido a ciudades como Cali y Cúcuta.

Investigadores del grupo Proyecto UNI Barranquilla examinaron pacientes crónicos de chikunguña en 2015.

De igual forma, CINPE hace parte del proyecto zika en embarazadas y niños (ZEN), junto al INS, el CDC, el Ministerio de Salud, la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico, que contribuye a identificar los efectos adversos para la salud de gestantes, fetos y bebés infectados durante el embarazo, así como a ofrecer mejores recomendaciones y servicios a los pacientes.

El CINPE estuvo a cargo de hacer seguimiento a 5000 mujeres embarazadas, teniendo en cuenta que en casos de zika solo una de cada cinco personas tiene síntomas. Es decir, que hay cuatro madres que pueden no mostrar indicios del virus y dar luz a niños con microcefalia. La meta es bajar la proporción con la que ese impredecible hecho sucede.

La ‘mosquita’ no morirá por lo pronto y sus devastadores arbovirus continuarán afectando a la población, seguramente sumando a su catálogo de amenazas otros virus de nombres igualmente peculiares como mayaro y tutsi.

Ante semejante prospecto, la Universidad del Norte se encuentra en medio de una cruzada, en la que solo el trabajo académico interdisciplinar, la generación de productos científicos, el apoyo interinstitucional, el desarrollo tecnológico y la apropiación social de todo esto, logrará hacerles frente a los polizones que trae el Aedes aegypti a nuestras tierras en sus alas.

Tras los genes de Aedes aegypti

El genoma del mosquito Aedes aegypti, el vector del zika, la fiebre amarilla y el dengue, fue secuenciado en 2007 por un grupo de colaboradores internacionales. El ADN de la criatura tiene 1376 millones de pares de bases, y más de 15 000 genes que codifican proteínas, siendo cinco veces más grande que el genoma del vector de la malaria, anopheles gambiae.

Gracias a ese trabajo de secuenciación, un grupo de la Universidad de Oxford llamado Oxitec logró modificar genéticamente al Aedes aegypti para suprimir su propia especie. Produjeron una versión del mosquito llamada OX13A, que tiene un gen que evita que sobrevivan las larvas. Los machos modificados, que no pican ni esparcen la enfermedad, son liberados para que se apareen con las hembras, causantes de los males. Brasil y Estados Unidos han dado su aprobación para liberar a los mosquitos modificados, en un esfuerzo por frenar la diseminación del zika.