EDICIÓN 002

HERNANDO BAQUERO

UN NEONATÓLOGO
CONTRA EL ZIKA

 

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Aedes aegypti vive en zonas del planeta donde también habita el 40% de la
población mundial. En teoría, ese porcentaje está en peligro de contraer
enfermedades transmitidas por este mosquito, como el zika y el chikunguña,
y de desarrollar una discapacidad que antes no existía.

Por Ángela Posada-Swafford
Asesora editorial
angela@angelaposadaswafford.com

En octubre de 2015, Colombia confirmó su primer caso de infección autóctona con el virus del Zika. En julio de 2016, el Ministerio de Salud declaró el cierre del pico epidemiológico. Durante estos 9 meses, en Colombia se notificaron casi 100 mil casos de zika, con una incidencia en el pico más alto de 345 casos por 100 mil habitantes. Muchos de estos casos (casi 18 mil) ocurrieron en mujeres embarazadas, poniendo en riesgo su proceso de gestación.

Aunque las infecciones con zika son relativamente benignas entre adultos, el consenso entre los epidemiólogos es que son la causa de defectos severos en el sistema nervioso central de los fetos infectados. El virus es capaz de cruzar la barrera de la placenta, crecer dentro del tejido cerebral de los fetos, infectar las células progenitoras y aumentar la muerte de las neuronas. Investigadores en todo el mundo, incluyendo los de Uninorte, se dedican a entender mejor la forma de operar de esta enfermedad, aún misteriosa.

Durante una visita al Hospital Universidad del Norte en Soledad, Intellecta habló con el doctor Hernando Baquero Latorre, neonatólogo, director del Centro de Investigaciones en Neonatología y Pediatría (CINPE), investigador senior de Colciencias y decano de Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte, sobre la ciencia y salubridad pública detrás de este virus y su impacto en la costa Atlántica colombiana; tema que estudió durante la epidemia junto a los equipos de respuesta del país ante la infección.

¿Ya existía el virus del Zika? ¿Cómo llegó a América?

Fue aislado por primera vez en 1947 en un primate proveniente del bosque Zika (localizado en Uganda, África). En 1968 se hizo el primer reporte de aislamiento del virus en seres humanos a partir de una muestra obtenida en Nigeria. Desde entonces, y hasta 2014, los pequeños brotes esporádicos de la enfermedad se habían limitado principalmente a África y Asia. Luego empezó a aparecer hace dos o tres años en la Polinesia Francesa. Pensábamos que había entrado a Latinoamérica por la Isla de Pascua en Chile, pero ya hay literatura científica que muestra que los primeros casos ocurrieron en Brasil, cuando se realizó la Copa Confederaciones en el 2013. Las grandes migraciones, como las que se dan por los Juegos Olímpicos, un Mundial de fútbol, unos Juegos Centroamericanos (como los que se realizarán en Barranquilla en 2018), usualmente sirven para mover infecciones y condiciones de salud.

¿Cómo es la historia de su relación con los estudios de zika?

Llego al zika porque soy neonatólogo. Cuando esto inicia, en 2015, nuestros pares investigadores en Brasil nos comunican que tienen un aumento considerable de recién nacidos con microcefalia y que empiezan a considerar su asociación con la epidemia que estaban teniendo de infección por virus del Zika. De manera simultánea, Colombia se empieza a preparar para la llegada de la epidemia del Zika. El presidente Santos firma un convenio de cooperación con el presidente Obama que involucra a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta y al Instituto Nacional de Salud (INS). Al ser Barranquilla una zona con alta infestación de Aedes Aegypti (mosquito trasmisor de la enfermedad) la Secretaría de Salud y nuestra universidad inician la colaboración con el INS y el CDC para apoyar el desarrollo de los proyectos de investigación en la ciudad.

¿Qué trabajos de investigación ha desarrollado CINPE sobre zika?

Investigadores de nuestro grupo han participado como consultores y facilitadores del proyecto VEZ (Vigilancia a embarazadas con zika) que lideran el INS y el CDC. A su vez un investigador de nuestro grupo participa activamente en el proyecto ZEN (Zika en niños). Los objetivos de estos dos proyectos son conocer un poco más acerca de la historia natural de la infección por virus de Zika en la mujer embarazada, y sobre los mecanismos fisiopatológicos que se dan para la afectación de los productos de esos embarazos. Estos estudios son los que más pacientes hasta hoy involucran y unen esfuerzos de organismos gubernamentales nacionales, internacionales, secretaría de salud distrital y universidad. 

Estamos llevando la secuencia de casos de zika en nuestras unidades de cuidados intensivos neonatales. No sabemos qué porcentaje de niños son afectados en los ojos, la audición, la parte motora o la parte cognitiva. Estamos trabajando un gran número de variables, para generar conocimiento que nos permita prepararnos para la atención de un gran número de niños con discapacidad como resultado de la infección perinatal por zika. El hecho de que el pico epidemiológico haya pasado no significa que los casos van a dejar de aparecer. Como sociedad vamos a tener que seguirlos interviniendo y aprendiendo de cada uno de ellos para poder saber qué tenemos que hacer para prevenir que más casos aparezcan. Pero más importante aún, para poder rehabilitar, incorporar y tratar a los niños afectados. Dejaron de ser noticia los casos de zika congestionando los servicios de urgencias, pero la enfermedad sigue afectando, en menor número, a mujeres embarazadas y a sus bebés.

Tenemos dos artículos listos para ser publicados, en revisión de pares, y un artículo ya publicado en junio de 2017 en Emerging Infectious Diseases, en donde describimos las anormalidades de dos fetos con zika congénito, examinados después de un aborto.

¿Qué observaciones hicieron en el estudio de esos dos fetos?

Observamos anormalidades del sistema nervioso central, incluyendo la microcefalia, calcificaciones cerebrales, la ausencia del corpus callosum, un atrofiamiento del cerebelo y del bulbo raquídeo. El Caso 1 fue una mujer de 24 años de Barranquilla que presentaba los síntomas de fiebre y salpullido, seguido de inflamación y dolor en las articulaciones, al tiempo que su embarazo estaba entre la quinta y sexta semana de gestación. Los ultrasonidos a la octava y doceava semana mostraban un feto sin problemas aparentes. En la semana 15 de gestación el ultrasonido reveló que no había cavidad craneana y que el cerebro había perdido tejido en ambos hemisferios. Una muestra de líquido amniótico tomada a la semana 17 fue positiva para el virus de Zika. 

¿Cuánto tenía el feto cuando terminó el embarazo en ambos casos?

El primer caso tenía 20 semanas. El Caso 2 era una niña de 15 años de Bogotá que ya había tenido un parto. Su embarazo terminó a las 27 semanas, y el feto también tenía severamente lesionados los dos hemisferios cerebrales.

¿Había señales de otras enfermedades congénitas, o solo de zika?

Por biología molecular se descartaron otras infecciones perinatales como sífilis, toxoplasmosis, VIH y rubeola.

¿El virus se limita a atacar el cerebro?

Parece que no. En estos dos casos hallamos la presencia del virus en otro tipo de tejidos del organismo. Eso sugiere la necesidad de considerar que otros órganos pueden ser blanco del virus del Zika, y por eso es importante un examen completo de los recién nacidos de madres que hayan sido infectadas durante el embarazo. Las madres mencionadas en estos dos casos del estudio informaron de sus síntomas en distintas etapas durante su embarazo. Eso significa que la ventana de vulnerabilidad es amplia.

¿Cómo sabe un virus como el zika qué órganos infectar?

Los virus tienen selectividad hacia diferentes tipos de tejidos. El zika, junto con el chikunguña, el dengue y la fiebre amarilla, pertenecen a la familia de los flavivirus. Todos ellos tienen un gusto especial por las células del sistema nervioso central. Entran a esas células y liberan toda clase de sustancias de contacto y de comunicación entre ellas que hace que se desencadenen fenómenos inflamatorios. Entonces no es realmente que el virus dañe la célula, sino que hace que esta se inflame, y eso es lo que termina lesionándola. 

Un área de mucha investigación ahora a nivel de ciencias básicas es justamente la comunicación celular. ¿Cómo se comunican las células entre ellas?

De hecho, eso es lo que se está investigando ahora en temas de cáncer: cómo se comunican las células, cómo hace una célula que se inflama “acá”, para indicarle a otra célula de “allá” que cometa o no cometa suicidio, un proceso llamado apoptosis. Entenderlo es clave en el cáncer porque si las células malas no se suicidan, el tumor sigue creciendo.  

¿O sea que las células se comunican incluso si no son vecinas?

Sí, así es. Hoy día muchas de las terapias de farmacogenómica intentan hacer drogas que funcionen en tu organismo con tus enfermedades y eso lo consigues evitando o potenciando la comunicación entre ellas, a través de las sustancias que liberan a distancia.

¿Cómo será el futuro de las discapacidades producidas por el zika?

Sabemos que el síndrome de zika congénito se puede expresar con múltiples malformaciones, tal vez la más frecuente es la microcefalia. Otras, como afectaciones oculares o auditivas, no son tan evidentes al nacimiento, pero sí generarán discapacidad importante, para lo cual tenemos que prepararnos con cuidados especiales de salud y leyes que nos ayuden a mejorar la accesibilidad de nuestros entornos vitales. Un cambio que necesitamos dar como sociedad es dejar de esconder la discapacidad.

¿Cuál va a ser el costo económico de esta enfermedad?

En 2016, el Banco Mundial hizo una proyección inicial del costo que tendría en América Latina en el corto plazo: su estimado fue de 3500 millones de dólares. Asimismo, el Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD) en alianza con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), presentaron un estudio donde estiman que el impacto socioeconómico por el zika en América Latina y el Caribe estará entre los 7000 y 18.000 millones de dólares entre 2015 y 2017. Eso es una barbaridad.

Esos son los costos escondidos, diría yo, del calentamiento global.

Existen muchas teorías que intentan explicar la aparición y diseminación de estas nuevas condiciones de salud, una de ella el calentamiento global. Lo que sí está claro y con suficiente evidencia es que estas enfermedades transmitidas por vectores están asociadas con la pobreza y, por supuesto, con la inequidad de acceso a servicios básicos de saneamiento y salud.

Entiendo que desde el Hospital Universidad del Norte también le está apostando al desarrollo de la neurociencia.

Sí, las enfermedades mentales y las degenerativas del sistema nervioso central son cada vez más importantes en términos de perfiles epidemiológicos. Nos apoyamos en nuestros posgrados de Medicina Interna, Psiquiatría, Pediatría y especializaciones de la psicología. Contamos con neurólogos para adultos y pacientes pediátricos, genetistas, servicios diagnósticos y de imágenes, en fin, muchos de los recursos de un hospital líder en desarrollo del conocimiento en esta área. 

Un ejemplo concreto es que somos el primer centro de la costa Caribe certificado en atención de Stroke. Hemos realizado publicaciones con las series de pacientes atendidos mostrando los excelentes resultados de estas intervenciones. 

¿Cuál es el mayor reto en general en neonatología?

El reto ahora está en que los recién nacidos críticamente enfermos sobrevivan con la menor discapacidad posible. Poder mantener en las unidades de cuidados intensivos las condiciones de confort y seguridad que el bebé tiene dentro de la mamá como si el embarazo hubiese continuado y en estas condiciones intervenir para mejorar causando el menor daño posible

Hernando Baquero es decano de la División de Salud de Uninorte y dirige el Centro de Investigaciones en Neonatología y Pediatría; además, es investigador senior de Colciencias.