Comunidades indígenas, más propensas a padecer cáncer

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Johnny De La Cruz, de la Universidad Ricardo Palma (Perú), interviniendo en la teleconferencia.

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02 mar 2017

370 millones de indígenas viven en más de 70 países a nivel mundial, representando cerca del 5% del total de la población del planeta. 60 millones de ellos habitan en los diferentes países de Latinoamérica en más de 400 grupos étnicos que componen el 10% de la población de la región. En general, estas comunidades indígenas viven en condiciones desfavorables de pobreza, de salud y con menos acceso a educación, lo que les ha hecho proclives a morir a edades más tempranas. 

Este es un panorama que no ha sido ignorado por la Universidad del Norte, la cual hizo parte de Teleconferencia Internacional de Salud Indígena, evento organizado por Fresno State University (California, EE.UU.). En este evento online, llevado a cabo en simultáneo en estas dos instituciones el pasado 23 de febrero, al igual que en la Universidad del Tolima, la Universidad Ricardo Palma (Perú) y el Global Native Health Institute del mismo país, se presentaron ponencias que invitaron a la reflexión sobre las asimetrías de salud en los grupos étnicos y, a la vez, se compararon experiencias en el salón de clases y proyectos de investigación encaminados a mejorar la calidad de vida de las poblaciones indígenas.

Uno de las dos ponencias a cargo de la Universidad del Norte describió un proyecto de atención primaria en salud que lleva a cabo la institución en La Guajira, coordinado por Ana Liliana Ríos, docente del departamento de Salud Pública. Se trata de un programa que se ha desarrollado desde 2014 y beneficia a 700 personas, pertenecientes a 157 familias de ocho rancherías de Manaure. La propuesta comenzó con un diagnóstico del estado de salud de las familias —en su mayoría pertenecientes a la comunidad indígena wayuu Kamantainsumana—, continuó con brigadas de salud, capacitaciones a agentes sanitarios indígenas para la gestión oportuna de situaciones de salud y el apoyo a la creación de un Comité de Atención Primaria en Salud.

La estrategia se resume en tres elementos básicos: que los servicios de salud sean más preventivos que curativos, que las intervenciones en salud se hagan de manera articulada con diferentes sectores y que haya empoderamiento comunitario, es decir, que la misma comunidad sea consciente de cuáles son sus necesidades y cuál es la mejor manera de solucionarlas

“Encontramos que los wayuu no sabían identificar cosas como cuándo un niño estaba sufriendo de malnutrición. Pero los wayuu tienen buenas bases, por ello han existido tanto tiempo”, explicó Marlon Pérez, estudiante de medicina que estuvo a cargo de la ponencia. “Sin embargo, teniendo en cuenta lo que ha sucedido con el cambio climático, los estamos ayudando a implementar un sistema funcional de salud. Ellos nunca habían tenido esa clase de ayuda”.

De igual forma, Uninorte presentó un proyecto de los departamentos de Salud Pública y de Lenguas Extranjeras, encaminado a incentivar la sensibilidad intercultural en los salones de clases, a través del contenido de cuatro asignaturas. 

“La internacionalización es una estrategia institucional, así que con esto preparamos a los estudiantes y profesores para una experiencia y un ambiente de trabajo intercultural”, expresó Irina Zhyrun, profesora del Instituto de Idiomas. “Con esto desarrollamos la habilidad de reconocer y entender a las otras culturas y su presencia en la sociedad, y en el caso de la medicina, poder promover un enfoque diferencial de salud”.

Además de Zhyrun, el proyecto contó con el trabajo de los docentes Luz Marina Alonso, Lina Castillo, Jairo Cepeda y Sara Caro, del departamento de Salud Pública. 

El cáncer en indígenas

Según Johnny De La Cruz, director del Instituto de Investigación Biomédica de la Universidad Ricardo Palma, existe un mayor riesgo en la población indígena de contraer cáncer, más específicamente de hígado, cérvix, pulmón, útero y páncreas. Varias causas explican esta prevalencia, como el serio problema de tabaquismo al interior de las comunidades indígenas, que se aúna a la falta de acceso a programas diagnósticos.

“Las poblaciones indígenas no solo tienen problemas de acceso a la salud por vivir en lugares remotos, sino que cuando los servicios de salud están disponibles, son de mala calidad y los pacientes deben soportar largos tiempos de espera para su diagnóstico y el cuidado posterior”, explica De La Cruz. 

Incluso al acceder a un centro de salud —mantiene el académico— las diferencias culturales puedan afectar negativamente la experiencia de un paciente indígena. “En muchos casos, los doctores no conocen esas diferencias o no tienen la sensibilidad para manejarlas, lo que puede resultar en un mal tratamiento”.

Muy poco se sabe de la salud y el cáncer en la población indígena, pues solo el 10% de las poblaciones en América Latina tratan el tema de salud en estas comunidades. Un porcentaje incluso menor toca el tema del cáncer, a pesar de la carga tan desproporcionada de la enfermedad en los indígenas, quienes por lo general contraen la enfermedad antes de los 55 y se les diagnostica en una etapa avanzada. “Por ello necesitamos esfuerzos coordinados para investigar y entender mejor los factores de riesgo, los determinantes sociales y medioambientales y el acceso a servicios oncológicos para los indígenas Latinoamericanos. Hasta que no tengamos una mirada completa del problema no podremos diseñar una solución sostenible”.

De La Cruz propone algunas soluciones para abordar el problema del cáncer entre la población indígena. Primero, la implementación del registro de pacientes de cáncer regional y nacional, que incluya datos étnicos. “Con unos datos más robustos y un mejor entendimiento, podemos trabajar para reducir las disparidades de salud y mejorar las condiciones de estos grupos vulnerables”. 

Segundo, la implementación de programas de prevención como campañas de educación pública, la creación de nuevos grupos de trabajo y programas encaminados a prevenir el consumo de tabaco, adaptados a las particularidades culturales de la población. “En áreas que se ofrecen servicios de salud, se podría, por ejemplo, ofrecer servicios de traducción o incrementar el entrenamiento de trabajadoras mujeres, pues los estudios muestran que las mujeres indígenas prefieren ser tratadas por personal femenino”, sostuvo.

Por Andrés Martínez Zalamea

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