Los retos de la seguridad alimentaria en tiempos de crisis
La XIII Jornada Académica del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico (OCSA) contó con la participación de cinco expertos nacionales e internacionales que analizaron este fenómeno y cómo viene afectando a la población mundial en general y, particularmente, a grupos de población vulnerable.
Para Iván Andrés Ramírez, docente del departamento de Nutrición Humana y miembro del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional de Colombia, la inseguridad alimentaria es un problema complejo que amerita desarrollar diferentes aproximaciones para incorporar su multifactorialidad a escenarios de política nacional, es decir, "construir una política que logre tener un panorama amplio en el tema alimentario y no se quede solo en lo asistencial".
Esta y otras reflexiones fueron analizadas durante la XIII Jornada Académica del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico (OCSA), que se llevó a cabo el 27 de octubre, en el marco de la Semana Económica 2020. En esta ocasión cinco expertos nacionales e internacionales analizaron el fenómeno de la inseguridad alimentaria que viene afectando a la población mundial en general y, particularmente, a grupos de población vulnerable.
Al hablar de seguridad alimentaria es necesario analizar los determinantes sociales en los que surgen inequidades. Lorena Rodríguez, académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, advirtió que en tiempos de coronavirus se requieren políticas estructurales que aborden aspectos sociales, económicos, laborales, educaciones, entre otros, para enfrentar la situación, pero también generar comunidades más resilientes para futuros problemas.
“La buena conjunción de esto que llamamos estrategias individuales, en la que responsabilizamos a un individuo de su decisión, tiene que estar mezclada con estrategias estructurales en las que los estados tienen ciertas responsabilidades para disminuir el esfuerzo que tiene que hacer este individuo para alcanzar la salud”, manifestó Rodríguez durante la sesión en Zoom.
La soberanía alimentaria se define como el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. En momentos de pandemia ha resonado fuertemente la importancia de los productores pequeños, especialmente de las mujeres rurales y de los pequeños comerciantes de ferias y mercados, que se han apoyado a las comunidades que sufren hambre.
Lol Ki Itzel López Galindo, coordinadora del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Veracruz (OBSAN) y profesora de la facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, recordó que en la declaración de la Cumbre Mundial de Alimentos de 1996 se definió la seguridad alimentaria como “la situación en que todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”.
Su observatorio estudia la seguridad alimentaria de Veracruz, uno de los 32 estados de la república mexicana, y cuenta con más de 78 mil datos, convirtiéndose en una herramienta que facilita el análisis y planeación, así como la evaluación del impacto de programas en materia de seguridad alimentaria y nutricional, con base científica.
De acuerdo con Michela Espinosa Reyes, coordinadora del área de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO), la seguridad alimentaria no es un tema coyuntural por la pandemia porque fuente oficiales hablan de que hay cerca de 609 millones de personas con hambre en el mundo, equivalente al 8,9 % de la población global; y que hay retraso en el crecimiento en cerca de 144 millones menores de 5 años, de los cuales 47 millones presentan emaciación, es decir, desnutrición aguda.
“En el marco del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), se hace un llamado a cultivar, nutrir y preservar. Los sistemas alimentarios están desequilibrados, por lo que se hace un llamado a desarrollar acciones por parte de todos los actores de la cadena alimentaria para garantizar la disponibilidad de alimentos”, argumentó Espinosa.
Ana María Narváez, coordinadora de investigaciones en alimentación en el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad de Dejusticia, localizado en Bogotá, comentó que todas las decisiones que las personas toman sobre su alimentación, desde la cuchara, tiene un impacto en un sistema comunitario y económico, cuya actores principales son los campesinos.
“En este momento, más allá de romantizar a los campesinos y decirles que son héroes, hay que ponerlos en el centro de la conversación, escucharlos y saber por dónde están las soluciones, porque ellos tienen la respuesta a muchos problemas estructurales que hemos tenido, sobre todo en temas de soberanía alimentaria. Necesitamos una población rural fortalecida que tenga una vida digna”, concluyó Narváez.
Por José Luis Rodríguez R.
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