¿Cómo se relaciona la desigualdad social de Latinoamérica con sus problemas ambientales?

Este fue el tema abordado por expertos en la tercera 'Cátedra para la Transformación Social y Ecológica', realizada el 4 de marzo.

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La jornada académica es apoyada por el Foro Nacional Ambiental.

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09 mar 2021

América Latina, además de ser una de las regiones más afectadas por el cambio climático, es considerado uno de los territorios más desiguales del mundo en materia de ingresos y riquezas. Desde hace algunos años este es un tema controversial debido a que, pese a su gran riqueza en recursos naturales, los países latinoamericanos continúan con un modelo de desarrollo que deteriora cada vez más sus ecosistemas. 

Este fue el tema abordado en el marco de la tercera sesión de la Cátedra para la Transformación Social y Ecológica, realizada el jueves, 4 de marzo, una jornada  que convoca a instituciones como el Foro Nacional Ambiental, la Universidad de los Andes, la Universidad del Rosario, la Universidad del Norte, entre otras. Las sesiones tienen el objetivo de repensar el futuro de América Latina y el Caribe, pero esta vez alrededor de las alternativas para lograr una verdadera transformación ambiental. 

El evento contó con la participación de Astrid Becker, directora del Proyecto de Transformación Social Ecológica FES México; Gonzalo Martner Fanta, profesor de la Universidad de Santiago de Chile y autor del informe Esto no da para más; Alejandro Chanona profesor e investigador titular de la UNAM y Vivianne Ventura Dias, investigadora independiente y coautora del informe Esto no da para más.

La directora Becker explicó en su ponencia el interés de la fundación en abordar los efectos de la crisis climática, desde su génesis hasta la exploración de soluciones.  

“Trabajamos y colaboramos con muchas contrapartes a nivel nacional e internacional en la búsqueda de estrategias para la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, pero especialmente en la elaboración de nuevos conceptos para la transformación social y ecológica”, afirmó Becker.

Con el objetivo de explicar más a fondo el drama latinoamericano y reforzar la concepción de un cambio drástico en dirección a un sistema que promueva un crecimiento ecológicamente sostenible en la región, se hizo énfasis en algunas declaraciones expuestas en la publicación Esto no da para más. Con base en el libro, se presentó un diagnóstico social y ambiental del continente, dejando al descubierto las realidades que no permiten un verdadero avance en el territorio. 

“Es por esto que al pensar en un cambio radical no se pueden resolver por separado los temas de desigualdad y aquellos que involucran los modelos de producción y consumo que finalizan en caos ambientales”, puntualizó el profesor Gonzalo Martner.

Sin duda, la pandemia ha visibilizado tendencias y procesos de una crisis sistémica, pero por otro lado ha sacudido las estructuras sociales y el entramado institucional en la región y en el resto del mundo. Es así como la actual pandemia de covid-19 representó una nueva ruptura en materia social, económica y hasta ambiental, causando, por ejemplo, que la venta de petróleo en Colombia se redujera en un 60% y su precio disminuyera abruptamente. 

 

En ese sentido, el llamado y la propuesta de estos espacios académicos es reflexionar y dimensionar el enorme desafío de la humanidad frente a la crisis de los bienes comunes. De ahí que sea sumamente importante vincular el ambientalismo con las políticas públicas en los distintos países y prestar atención al llamado del medio ambiente que, hoy más que nunca, reclama un abordaje multi e interdisciplinario para impulsar respuestas y soluciones a esta tragedia medioambiental que se ha descrita en las sesiones anteriores. 

La crisis del agua.

En cuanto al consumo del agua dulce y ciclo hidrológico global, el agua es cada vez más escasa y para el año 2050 es muy probable que alrededor de 500 millones de personas sufran estrés hídrico, explicó Alejandro Chanona, profesor de la UNAM. Como consecuencia, se dará un aumento en la intervención de los sistemas de agua y por tal razón se ha propuesto un límite de agua relacionado con el uso consuntivo de agua dulce y los requisitos de flujo ambiental para mantener la resiliencia general de los ecosistemas terrestres y evitar el riesgo de umbrales locales y regionales en cascada. 

“En este claro panorama se continúa apuntando a una integración regional que permita evolucionar hacia un Estado democrático e igualitario y con una economía ecológicamente sostenible, dejando a un lado esa economía basada en la minería, que lejos de representar una forma de desarrollo, hace que los países sufran los aspectos negativos de la explotación desenfrenada de los recursos naturales”, declaró el investigador Chanona.

Por otra parte, la crisis social también se expresa en las grandes diferencias y desigualdades que hay entre los países y, a su vez, también hace referencia a las enormes desigualdades, inequidades y concentración de las riquezas que hay al interior de la mayor parte de los países del planeta.

“Ese es el caso dramático de Estados Unidos que, siendo el país más rico del mundo en los últimos 40 años, ha tenido un retroceso enorme en términos de inequidad social y un avance enorme en términos de la concentración de la riqueza”, explicó Manuel Rodríguez, presidente del FNA.

A partir de las declaraciones de los conferencistas, la conclusión de esta tercera sesión radicó en que la desigualdad sigue siendo un punto clave en el contexto del conflicto ambiental. En Latinoamérica el cambio debe empezar lo más pronto posible, con mucha fuerza y desde la raíz. Esa es la finalidad de la transformación socioecológica: alcanzar a vivir una vida buena, en la diversidad y la convivencia justa.

“Ya es tiempo de acciones concretas y rápidas para evitar un calentamiento acelerado del planeta. Es un desafío para todos: la economía, las políticas, la sociedad y los individuos, pero sin estas medidas los efectos de la crisis climática serán mucho peores que los de la actual pandemia de covid-19”, enfatizó Astrid Becker. 

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