Conservar el patrimonio sumergido y otros desafíos de la arqueología subacuática

La temática fue abordada por Andrés Zuccolotto, arqueólogo subacuático y profesor de la Universidad San Luis Potosí, durante la conferencia organizada por el Museo Mapuka.

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Pecio ʽEl Ángelʼ, trabajos de conservación In situ, Archivo INAH, México.

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01 mar 2021

Mucha de la historia y el patrimonio cultural de la humanidad se encuentra sumergido en ríos y mares. Los naufragios, elementos físicos de las actividades humanas en el pasado, son parte de ese universo que investiga y aborda la arqueología subacuática. En este trabajo, el reto más grande es la conservación por las características e impacto del medio marino al patrimonio sumergido.

Esta fue la temática abordada por Andrés Zuccolotto, arqueólogo subacuático y profesor de la Universidad San Luis Potosí, quien dirigió la conferencia La Conservación en la Arqueología, problemáticas y desafíos, realizada el 25 de febrero. Este espacio académico fue organizado por el museo Mapuka y la Especialización en Arqueología de Uninorte.

La conservación y la arqueología, si bien son dos disciplinas que desde la academia van ligadas, en el campo de acción de la arqueología muchas veces el papel del profesional conservador es relegado durante los procedimientos in situ. Como consecuencia, los elementos preservados por muchos años al ser expuestos a condiciones diferentes se deterioran y, en los peores casos, se destruyen, ocasionando una pérdida de elementos valiosos del patrimonio cultural y de la historia de nuestro pasado.

"Lo importante para la conservación y el patrimonio es el trabajo en equipo, de forma interdisciplinaria porque el impacto a nivel investigativo, académico y social es más grande", expresó el arqueólogo al comenzar su conferencia, que partió de explicar los desafíos a los que se enfrenta la arqueología subacuática.

Pecio ʽCalderaʼ,  patrimonio sumergido de México. Archivo INAH.

"En este campo nos estamos enfrentando a un medio que no es natural para nosotros como humanos. Estar en el agua, necesitar un aparato para respirar, la flotabilidad, todos esos elementos dificultan nuestro trabajo de conservación", explicó para contextualizar que este tipo de investigación es reciente, porque para su desarrollo ha sido necesario contar con elementos como el equipo scuba, utilizado desde los años cuarenta.

Por otra parte, a nivel técnico la restauración y conservación del patrimonio sumergido exige adaptar las técnicas aplicadas en tierra al entorno marino. Si bien, algunos elementos se conservan mejor bajo el agua, el mayor reto viene cuando se contempla un proceso de extracción en el que el investigador se enfrenta a: preservar el ecosistema asociado durante la extracción, al tiempo que debe cuidar la conservación de los materiales por los cambios físico- químicos que ocurren al extraerlos del agua.

"Muchas veces se pueden ahorrar procesos de restauración, si se hacen buenos procesos de conservación desde el momento de la extracción", aseguró Zuccolotto, para quien las líneas de acción del conservador- restaurador incluye el trabajo de campo, el estudio de materiales para la conservación in situ, la gestión de colecciones, la conservación y restauración, hasta la sensibilización alrededor de la importancia de este trabajo. 

El arqueólogo Andrés Zuccolotto expuso sus propias experiencias en conservación a partir del proyecto de inventario y diagnóstico del Patrimonio sumergido de la Biósfera Reserva Banco Chinchorro, Quintana Roo. En este escenario todos los procesos y las técnicas tuvieron que ser ajustadas a un entorno que es un área protegida, con gran riqueza natural.

"En muchos casos tuvimos que sembrar o reubicar corales para poder acceder a los elementos de patrimonio sumergido, es importante equilibrar el trabajo de investigación con el impacto al ecosistema y la vida marina". 

Por Katheryn Meléndez Solano.

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