Jóvenes investigadores lideraron estudios sobre clasismo y desigualdad en el Reto TREES
La iniciativa de Uniandes convoca a estudiantes de cualquier disciplina para que presenten investigaciones de acción participativa, dirigidas a comprender desigualdades sociales, económicas y culturales.
Con el propósito de conectar la academia con problemáticas sociales reales, estudiantes del programa de Psicología y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte participaron en la más reciente edición del Reto TREES, iniciativa del programa Teaching and Researching Equitable Economics from the South (TREES) de la Universidad de los Andes.
El primer equipo, conformado por Sara García, Sara Vidal y Sofía Sánchez, del programa de Relaciones Internacionales, y Natalia Bueno y Laura García, de Psicología, desarrolló una investigación en la Institución Educativa Distrital Pestalozzi, de Barranquilla, enfocada en analizar cómo los sesgos cognitivos pueden influir en actitudes clasistas dentro del aula. Sara García estudiante de octavo semestre de Relaciones Internacionales, expresó que les interesó mucho el tema porque “cuando uno estudia este tipo de carreras, empieza a cuestionarse muchas dinámicas sociales, cómo hay cosas que se normalizan y cómo ciertos privilegios se asumen como naturales”.
Por su parte, Natalia Bueno aseguró que la experiencia fue una oportunidad para llevar la teoría a la práctica “el Reto TREES me pareció el escenario ideal para aplicar la psicología y las ciencias sociales desde una mirada transformadora”, afirmó. El proyecto tuvo como objetivo visibilizar cómo los sesgos cognitivos podrían influir en actitudes clasistas entre estudiantes.
La investigación se desarrolló bajo la metodología de Investigación Acción Participativa (IAP), un enfoque que promueve la colaboración directa entre los investigadores y la comunidad. “Queríamos que los estudiantes fueran protagonistas en la construcción del conocimiento”, explicó Bueno. “Desde el inicio dejamos claro que no sería una investigación vertical, sino un espacio horizontal, donde nosotras aprenderíamos de ellos y ellos de nosotras”.
Durante tres sesiones, el grupo implementó dinámicas reflexivas, juegos y debates en los que los jóvenes pudieron analizar situaciones cotidianas relacionadas con el clasismo y la discriminación. “Trabajar con adolescentes no es sencillo, al principio costó captar su atención, pero logramos conectar cuando hicimos las actividades más lúdicas, eso permitió que se sintieran más cómodos para expresarse”, expresó Natalia en cuanto al reto de enfrentarse a adolescentes.
El segundo equipo, conformado por Isabella Arciniegas, Carlos Cienfuegos, Claudia Lobo, Norma Bohórquez y Danna Suárez, todos estudiantes de Psicología, asumió el reto con un proyecto centrado en las dinámicas de desigualdad y cohesión comunitaria en el barrio de Villas de San Pablo.
Su investigación, titulada “Heterogeneidad barrial y sus manifestaciones en prejuicios y exclusión, dinámicas de desigualdad y posibilidad de cohesión comunitaria en el Caribe colombiano”, analiza cómo la diversidad interna del barrio Villas de San Pablo puede impactar la inclusión, la convivencia y la percepción de distintos grupos dentro de la comunidad.
Para ello, desarrollaron seis sesiones participativas con los habitantes, que incluyeron ejercicios de cartografía social para entender cómo se habita el territorio, un cuestionario sobre calidad y competencia grupal, y un análisis DOFA que permitió identificar fortalezas, debilidades y oportunidades del entorno.

Para los estudiantes, el trabajo fue también un ejercicio de responsabilidad social y reflexión sobre el rol de la psicología en el acompañamiento comunitario. “Tuvimos en cuenta las necesidades que tenían, siempre con mucha responsabilidad social. Les hicimos ver las cosas buenas que pueden aprovechar del barrio”, explica Danna Suárez. El equipo espera que este proyecto se convierta en un referente para futuras cohortes de la asignatura Psicología Social, de modo que otros grupos puedan continuar y profundizar el trabajo realizado en Villas de San Pablo.
De igual forma, entre los principales hallazgos del primer grupo, las estudiantes identificaron la presencia de dos sesgos cognitivos especialmente visibles, el sesgo de status quo, que lleva a las personas a mantener el orden establecido para evitar incomodidades, y el efecto halo, que consiste en atribuir cualidades a los demás basadas únicamente en su apariencia física. “Fue sorprendente ver cómo muchos estudiantes reconocieron que preferían callar ante ciertos temas sociales para no incomodar, eso refleja cómo el estatus quo sigue influyendo en nuestras interacciones diarias” concluyó García.
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