La guitarra, el lazo entre el vallenato y el flamenco

Leopoldo Calderón, docente del departamento de Música, habló sobre la tradición de la guitarra, de cómo la etnia romaní la mantuvo viva y de su importante rol en el inicio del género del vallenato, antes de ser reemplazado por el acordeón como acompañante de los versos.

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El profesor Leopoldo Calderón junto a Natalia Campo, Brayan Sequeda y Pablo Abello.

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22 oct 2020

La música, además de ser una expresión artística humana, actúa en una dimensión política y cultural. Por ello, entender el contexto histórico al escucharlo da un nuevo nivel de entendimiento y disfrute. En la Cátedra Europa se abrió un espacio precisamente para trazar estos paralelos históricos entre dos géneros musicales, el flamenco y el vallenato, que, en la superficie, parecen completamente distintos, pero que tienen una raíz común mucho más cercana de la que parece. Leopoldo Calderón Jiménez, docente del departamento de Música de Uninorte, fue el encargado de la conferencia que se llevó a cabo el 20 de octubre. 

Recientemente, al vallenato se le asocia con tres instrumentos —caja vallenata, guacharaca y acordeón—. Sin embargo, los registros históricos muestran que la llegada de este último a Colombia fue hacia el siglo XIX, y su inclusión en contextos de fiestas y de espacios lúdicos es aún más reciente. 

“Al acordeón lo hemos fijado como el centro del vallenato pero hay mucha historia y mucha vida antes del acordeón. Principalmente es la guitarra la que sustenta el inicio de esta tradición en cuanto a la capacidad de acompañar y musicalizar los versos, coplas, letanías que se hacían en momentos de esparcimiento”, explicó el docente.  

El origen de la guitarra se remonta a miles de años atrás. La palabra viene del persa tar, que significa cuerda. Con el tiempo, la práctica de los instrumentos cordófonos se fue regando por el mundo y especialmente debido a un grupo étnico conocido como los gitanos. 

Los gitanos mantuvieron viva la tradición de la guitarra. Este grupo etnográfico, denominado romaní, proviene de India, desde donde peregrinaron por el mundo con una consciencia de la vida nómada. Su llegada al sur de España, territorio Andaluz, un lugar marcado por confrontaciones y conflictos donde han quedado culturas y tradiciones encerradas y enterradas, fue el caldo de cultivo para el nacimiento del flamenco. 

La música nació en servicio y función de la iglesia, no obstante, esta realidad se vuelve insostenible y el hombre comienza a ver otras formas de vivir que no sean en función de Dios y esta etapa es conocida como el Renacimiento. Durante esta época, la música se da un contexto de función social para agradar, complacer y enaltecer las hazañas de un rey, duque, conde o persona de un determinado estatus social. Debido a que la pretensión era el ser más elegante, la guitarra fue desprovista y no tenida en cuenta en esos contextos. 

El instrumento se consideraba de baja cultura debido a su limitación en el volumen —comparado al violín, trompeta, acordeón, etc.—, por lo que no fue considerado como parte de la música de cámara. Esta música hacía parte de las artes avaladas e impulsadas por el régimen español pensando en normalizar y unificar su reino bajo un ideal de gobierno. Si bien al nuevo continente llegó la música de cámara, lo que se consideraba “baja cultura” también permea y ese encuentro enriquece y permite la aparición de músicas y géneros como el vallenato. 

Dos subgéneros influenciaron de manera importante al vallenato, según el conferencista. El primero de estos es la pavana, que estuvo de moda en el Renacimiento en Italia y España y el nombre hace referencia al movimiento del pavo, agraciado y exagerado sin perder su delicadeza. 

El segundo es la marizápalos, una obra parodia del repertorio del renacimiento tardío español. Se le llama parodia en el sentido que la obra está abierta a la interpretación de cada persona que la toca, y la idea es reinterpretarla de tal forma que genere sorpresa. Ambos géneros usan la técnica del rasgueo, determinante para el lenguaje rítmico y armónico del vallenato.

Calderón mostró el trabajo que está haciendo desde el énfasis de Jazz y Música Popular del programa de Música de Uninorte, con un proyecto en el que participaron los recién egresados Natalia Campo, en la voz, y Brayan Sequeda, en el contrabajo, y el estudiante de pregrado Pablo Abello en el cajón de percusión. Señaló que con unos cambios en los instrumentos —de una caja vallenata a una peruana—, las líneas entre el flamenco y el vallenato se nublan y se revela el orígen común entre ambos. 

Por Leonardo Carvajalino

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