Los judíos sefarditas en el desarrollo de la región Caribe colombiana

Uno de los generadores de desarrollo para la costa Caribe colombiana ha sido la migración y llegada de extranjeros e ideas. Uno de los grupos que marcaron el rumbo de la región es de los judíos sefardíes que con sus emprendimientos en áreas tan diversas como el comercio, aviación, prensa, cultura y deportes, le dieron dinámica a lo que era un territorio poco productivo. 

En el marco de la XXIII edición de la Cátedra Europa se llevó a cabo un conversatorio en el que se recordaron las historias de algunas de las familias que llegaron a nuestro territorio. El evento contó con la participación de Adelaida Sourdis Nájera, historiadora e hija de uno de los grandes líderes del caribe de ascendencia judía, Evaristo Sourdis; Roberto Segovia Salas, exsenador de la República, y el historiador guajiro, José Polo Acuña. El espacio estuvo moderado por el antropólogo e investigador, Weildler Guerra. 

Sefarditas refiere a aquellos judíos que provenían de España, pues Sefarad era el nombre de la península ibérica en Hebreo. En 1492, Fernando e Isabel, los reyes católicos, buscaron la unificación del país bajo una sola religión y los expulsaron. Muchos se establecieron en el Imperio Otomano, otros llegaron a Portugal, Francia, Inglaterra y, especialmente, Amsterdam, hacia el siglo XVII.  

En la capital de los Países Bajos funcionaba la nación judía. Una nación sin territorio que permitía el gobierno holandés, tenían su propia legislación, conservaban sus costumbres y fue una comunidad importante en términos intelectuales. De allí, vienen a América traídos por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y se establecen en Brasil, de donde son expulsados a los pocos años. Luego llegan a Curazao y otras islas antillanas, donde se establecen y desde donde finalmente migran a los diferentes países de América. 

Segovia explicó que la presencia en Curazao se debe a que los holandeses le arrebataron a los españoles en 1634 este territorio y se establecieron allí. Al principio fue utilizado como un depósito de mercaderías en el caribe, pero las interrupciones del comercio español entre la metrópolis y la colonia hizo que se pudiera desarrollar un comercio más intenso, utilizando a Curazao, con el norte de Suramérica en particular. 

Las familias de judíos llegan a Barranquilla con el nacimiento del comercio internacional vía la apertura de Sabanilla y la oportunidad de comerciar a larga distancia gracias a los contactos y relaciones establecidas en Curazao. De acuerdo con Sourdis, los judíos sefardíes transformaron la élite de la ciudad. 

La mayoría de ellos ya venían con medios económicos y bien educados y constituyen una “mentalidad capitalista en un pueblito precapitalista y contribuyen al desarrollo de esa ciudad, la modernización, de manera que en el siglo XIX llega a convertirse en la segunda ciudad de este país”. De esta comunidad se destacan los emprendimientos en industrias, comercio y sobre todo el conocimiento en las dinámicas de importación y exportación. 

En el caso de Riohacha, Polo señaló que el comercio con Curazao, Aruba y Bonaire y la presencia de judíos en sus costas se remonta a 1654 y que creció en intensidad hacia el siglo XVIII. Las familias comerciantes que se establecieron en la Guajira —como los Álvarez Correa, Pinedo, Weeber— estuvieron inicialmente vinculados a bonanzas forestales extractivas que se dieron con el dividivi y palo brasil . 

Con el tiempo diversificaron sus actividades en la industria del cuero y desarrollaron una faceta particular como representantes legales e intermediarios de firmas comerciales extranjeras gracias a su importante presencia en el puerto. Así también, gracias a sus grandes fortunas, fungieron como fiadores de la casa política de Riohacha. 

Este tema se tratará en uno de los capítulos de la serie Orgullo Caribe, una propuesta audiovisual de Uninorte que explora la riqueza del caribe colombiano, y que se estrenará próximamente. 

Por Leonardo Carvajalino