Mujeres de ciencia comparten sus experiencias en conversatorio

El 11 de febrero, con motivo del Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Grupo de Investigación en Física Aplicada (GEIFA) del Departamento de Física y Geociencias organizó un panel con especialistas en diferentes áreas para que compartieran sus experiencias como mujeres durante sus estudios y en el campo laboral.

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Las participantes (de izq. a der.): Paula Montoya, Luz Adriana Mejía, Ana Sarmiento, Juanita Aldana, Natalia Hernández y Andrea Monroy.

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17 feb 2020

El 11 de febrero, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Grupo de Investigación en Física Aplicada (GEIFA) del Departamento de Física y Geociencias organizó un panel con especialistas en diferentes áreas para que compartieran sus experiencias como mujeres durante sus estudios y en el campo laboral. 

Esta fecha, establecida desde 2015 por la Unesco, tiene el objetivo de visibilizar la poca representación del género femenino. Según cifras de la ONU, menos del 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres, y una de las formas de combatir este desbalance es compartiendo el conocimiento de personas que se encuentren dentro del medio. 

Por ello, GEIFA, liderado por Ciliana Galván, convocó a la microbióloga Andrea Monroy, la geóloga Paula Montoya, las matemáticas Natalia Hernández y Luz Adriana Mejía, la bióloga Juanita Aldana, y la física Ana Sarmiento Chávez a la charla que se llevó a cabo en el salón 92K. 

Montoya, magíster en Ciencias de la Tierra de la Universidad de Tasmania y candidata a doctora, comentó que para ella la clave es que haya pasión y convicción y que no se trate de un simple tema de representar. “Yo siempre me había hecho preguntas de por qué se desarrollan las cosas, por qué había montañas, terremotos o sismos”, señaló como su motivación para estudiar geología, una carrera en la que hay una gran representación masculina. 

Recordó que en un principio hubo mucha resistencia por parte de algunos colegas, y que inclusive le negaban el acceso a minas, no obstante, argumentó que a través de la constancia pudo ganarse el respeto de sus pares. 

La profesora del departamento de Química y Biología y doctora en Ecología, Juanita Aldana, contó que vivió una experiencia similar al enfrentarse al trabajo de campo. Relató que tuvo una investigación con un grupo de mujeres en el Casanare, en medio del conflicto armado y que en un principio fue complicada la situación pero que de allí extrajo muchas enseñanzas. “Me di cuenta que en estas carreras que hay que ir al campo, a enfrentarse a la realidad, a veces se siente uno vulnerable en un medio hostil, pero finalmente uno logra sacar adelante los trabajos, hacerlos bien, y realmente importa poco si eres hombre o mujer”, anotó. 

Luz Adriana Mejía, doctora en Ciencias Matemáticas y docente de Uninorte, contó que durante sus estudios, tanto de pregrado como de doctorado vivió en un ambiente en el que había igual cantidad de hombres y mujeres estudiando, pero que comenzó a ver la separación una vez entró al mercado laboral. 

Dijo que dos variables, ser joven y mujer, complican la situación en un contexto en “enteramente masculino”. Manifestó que la clave ha sido la paciencia, ya que son mentalidades que no son fáciles de cambiar. “Es un proceso paulatino, a veces doloroso, pero paciencia”, añadió. 

Por su parte, Andrea Monroy, candidata a doctor en Toxicología ambiental y profesora de nuestra institución, comentó que durante sus estudios vio una mayor tasa de deserción de mujeres que de hombres, por diferentes motivos, en muchos casos anclados en temas de género como expectativas que se tiene en nuestra sociedad frente al rol de la mujer. 

Uno de los retos que ha tenido que enfrentar ha sido estudiar su doctorado teniendo dos hijas. Contó que llevaba a sus hijas al laboratorio, y aun cuando se enfrentó a resistencia por parte de sus colegas, las siguió llevando y enriqueció su relación con ellas y al mismo tiempo las introdujo a su mundo, la ciencia. 

Natalia Hernández, docente del departamento de Matemáticas, contó que en su experiencia estudiando en Alemania, un país en el que se combate abiertamente esta problemática, también encontró situaciones que se le hicieron difíciles como el hecho de que todos los profesores, excepto una, eran hombres. “Por ser un contexto tan masculino, es un factor cultural, no se dan cuenta que tienen que estar pendiente de ciertas cosas que a uno le exigen”, anotó. 

Ana Sarmiento, física de la Universidad del Atlántico, estuvo de acuerdo con lo planteado por Hernández y agregó que al buscar empleo se ha enfrentado a preguntas como si tiene familia, o si tiene planes en un futuro próximo. “Es una visión que se tiene que ir cambiando poco a poco, que las personas dejen de pensar que una familia impide que una mujer pueda ser exitosa y profesional”, concluyó. 

 

Por Leonardo Carvajalino

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