“Nadie nos dijo que estábamos condenados a no tener una segunda oportunidad“: Gustavo Bell Lemus

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Gustavo Bell Lemus, embajador de Colombia en Cuba.

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29 sep 2016

Para Gustavo Bell Lemus, el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y las Farc en La Habana no solo es el mejor acuerdo posible, sino que lo es porque carga con las lecciones aprendidas en los anteriores —y fallidos— procesos de negociación con distintos grupos armados en el país.

El embajador de Colombia en Cuba, exvicepresidente de la República y antiguo ministro de Defensa, fue el encargado de impartir la conferencia de apertura de la VII Jornada de Actualización en Psicología, el 28 de septiembre en Uninorte.

Bell Lemus, quien ha vivido de cerca este proceso de paz con las Farc y como historiador conoce los intentos anteriores con otros actores armados, hizo un recuento histórico de estas experiencias y cómo definieron los pasos a seguir durante esta negociación.

Para él, el concepto de paz fue evolucionando a través de los distintos intentos de acuerdos con diferentes grupos: desde la administración de Belisario Betancur con las Farc, el ELN y el EPL; pasando por el proceso del presidente Virgilio Barco con el M19 el EPL, el PRT, el Quintín Lame y la Corriente de Renovación Socialista; siguiendo con las conversaciones de César Gaviria con las guerrillas en Tlaxcala y Caracas, hasta la zona de distensión en San Vicente del Caguán durante los diálogos liderados por Andrés Pastrana.

Bell Lemus considera que lo que todos esos procesos dejaron claro era la necesidad de “ponerle fin al conflicto armado como condición esencial para la construcción de la paz estable y duradera”, como lo sentencia el acuerdo firmado esta semana en Cartagena.

“Este es el resumen y la esencia de lo que se hizo: primero vamos a terminar el conflicto armado, porque este es el principal obstáculo para construir una paz duradera y estable. Ahí hay cuarenta años de historia resumidos; aquí aprendimos nosotros, con un costo altísimo, que primero hay que silenciar los fusiles para entonces sí, entre todos, empezar a construir la paz, y no al revés, como se quiso hacer durante 40 años”, sentenció el embajador.

El reto ahora, opina, es que los ciudadanos se preparen para afrontar “la explosión de conflictos sociales” que habían estado represados por la lucha armada, solo que ahora se llevarán a cabo sin balas. “Se trataba de romper el vínculo perverso de hacer política con las armas. Una sociedad tiene que enfrentar maduramente sus conflictos, esa es la democracia”, sostuvo.

También recordó a los asistentes que la firma del acuerdo no garantiza automáticamente la paz de Colombia, sino que para alcanzarla es necesario construirla sobre la base de una participación activa como ciudadanos que se informan, respetan la diferencia y la discusión en un estado democrático.

“Hay cosas que tenemos que perdonar —mas no olvidar— para no volverlas a repetir. Pienso, y quiero ser razonablemente optimista, que vamos a ser capaces, porque nadie nos dijo que estábamos condenados a no tener una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra”, finalizó Bell Lemus.

Por Melissa Zuleta Bandera

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