Nodo Atlántico de la ONU interviene parque en el barrio Me Quejo

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Comunidad y funcionarios durante la jornada en el barrio Me Quejo.

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07 dic 2018

En el marco del Día Internacional del Voluntariado, el nodo Atlántico del Pacto Global de las Naciones Unidas se dio cita el 5 de diciembre en el barrio Me Quejo para realizar actividades lúdicas para los niños y servicios generales de la comunidad. Más de 50 personas de las diferentes empresas que componen la unión entre instituciones desarrollaron la jornada.

Camilo Mejía, docente de la Escuela de Negocios de Uninorte y coordinador del Nodo Atlántico, comentó que “se hizo un esfuerzo por traer a representantes de cada una de las diferentes empresas para que aporten al bienestar de la comunidad” y los resultados fueron gratos. Los trabajos se realizaron en un parque ubicado en la carrera 21C # 79A.

Entre los diferentes arreglos, se ejecutó la nivelación del piso, la donación de una banca, limpieza general del espacio y pintura en los bordillos. Los niños del barrio además se pudieron montar en inflables, comieron diversos refrigerios, bailaron y ganaron regalos.

Entre las instituciones asistentes estuvo el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), quienes llevaron bienestarina para más de 500 familias y realizaron una charla sobre prevención contra la pólvora. Angelica Oñoro, directora de la Fundación Liga de Apoyo y Solidaridad Colombiana, que se encargó de llevar a dos médicos generales y un odontólogo, manifestó que llevan una lucha continua en contra de la desigualdad y que estos espacios son importantes para aumentar la responsabilidad social. De igual forma Brasilia se encargó de llevar el bus consultorio, una unidad médica con tres consultorios en la que trabajaron profesionales de la salud.

Varios integrantes de la Armada Nacional también se presentaron en el parque para apoyar las actividades. Efrén Bustos Jiménez, capitán de la Armada y jefe de la oficina de la Acción Integral, contó que la institución ya tiene experiencia realizando actividades en pro de la comunidad y que "lo más grato es la sonrisa de los más jóvenes".

Los voluntarios de Procaps, que donaron la banca que se encuentra en el parque, apoyaron con la siembra de plantas utilizando llantas recicladas. Elmer Rodríguez, coordinador de voluntariado corporativo de la Triple A, otra de las empresas participantes, dijo que estos espacios sirven para hablarle a la comunidad sobre el componente medio ambiental y el cuidado de espacios comunes.

La Cámara de Comercio de Barranquilla se vinculó al programa de la ONU en 2010 y desde entonces, de acuerdo con María Carolina Martin Leyes, profesional en desarrollo estratégico corporativo, ha tenido como objetivo vincular más empresas a la iniciativa.

Clementina Cortina, coordinadora de responsabilidad social de Electricaribe en la Costa Caribe, aseguró que el objetivo de jornadas como estas es que los voluntarios donen su tiempo y esfuerzo para conocer las verdaderas problemáticas de barrios en zonas de riesgo como es Me Quejo.

El zoológico de Barranquilla también hizo presencia con actividades dirigidas a los más jóvenes, como la siembra de plantas de legumbres y animales. La Corporación Universitaria Americana se encargó de animar la fiesta con un grupo de millo que puso a bailar a miembros de la comunidad y voluntarios.

Alrededor de 400 personas, entre adultos, jóvenes y niños que vivían en los alrededores del parque, se acercaron para disfrutar de los servicios y de la jornada lúdica. Carmen Varón, residente del sector, contó que aún cuando vive allí hace dos años conoce poco a sus vecinos y que reuniones como esta ayuda a la comunidad a conocerse. Brigitte Navarro contó que el parque era subutilizado, pues estaba “sucio y lleno de piedras”, lo que representaba un peligro para los niños que jugaban fútbol allí.

Con la jornada en Me Quejo se cumple la segunda actividad de voluntarios del Nodo Atlántico del año, pues en el primer semestre se llevó a cabo la intervención en el barrio Siape. Al igual que en esa ocasión, la comunidad se mostró agradecida no solo por las mejoras en el espacio público sino también por el tiempo invertido que despertó sonrisas en la comunidad.

 

Por Leonardo Carvajalino

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