Sábado del Docente explora la etnomatemática zenú y nueva didáctica para cálculo
En su más reciente edición educadores compartieron una estrategia didáctica para el cálculo diferencial, más allá de las fórmulas; y un análisis etnomatemático de las prácticas constructivas zenúes.

La relación entre matemáticas, cultura y nuevas formas de enseñanza fue el eje de la más reciente jornada de Sábado del Docente, realizada el 23 de agosto en el salón 21K. En esta edición se exploraron dos miradas que enriquecen la práctica pedagógica: una estrategia didáctica para el cálculo diferencial que rompe con el predominio de las fórmulas, presentada por Carlos Javier Rojas Álvarez, docente investigador del Departamento de Matemáticas y Estadística de Uninorte; y un análisis etnomatemático de las prácticas constructivas zenúes, a cargo de Sebastián Solano Díaz, maestro en Educación Matemática de la Universidad de los Andes.
Organizado por la División de Ciencias Básicas con el apoyo del IESE, Sábado del Docente busca fortalecer la enseñanza de las ciencias naturales y las matemáticas a través de actividades innovadoras y experimentales que apoyan la cualificación de los educadores. En esta ocasión, los asistentes encontraron un espacio para reflexionar sobre cómo conectar el aprendizaje matemático con el contexto real y con la diversidad cultural de Colombia.
En su ponencia “Una didáctica para el cálculo diferencial: más allá de las fórmulas”, el profesor Rojas expuso una metodología que integra distintos sistemas de representación —algebraico, gráfico y enactivo— en el proceso de enseñanza. “La matemática se puede hacer con más de un sistema de representación. Usualmente se privilegia lo algebraico, pero también está la representación gráfica o incluso la enactiva de Bruner, como cuando un estudiante mide un ángulo con un transportador”, señaló. Según explicó, el uso de contextos y la interpretación de los resultados permiten que los estudiantes dejen de ver los ejercicios como operaciones abstractas y comprendan el sentido práctico de conceptos como la derivada y la optimización.
La propuesta surgió, desde su experiencia docente, tras identificar vacíos en la enseñanza tradicional del cálculo. “En los exámenes finales notábamos que los estudiantes no resolvían problemas de optimización porque en su plan de estudios no había una unidad de modelación funcional. Al incluirla, vimos cambios significativos: la mayoría logró resolver un problema clásico, el del cilindro inscrito en una esfera, que antes no podían resolver”, contó el profesor. Este enfoque ha sido aplicado durante año y medio en cursos de Cálculo I y ya cuenta con respaldo en un proyecto de investigación registrado en la universidad, cuyos resultados preliminares evidencian una mejora estadísticamente significativa en el desempeño estudiantil.
Por su parte, la conferencia de Sebastián Solano Díaz, titulada “Sistemas de representación matemáticos en las prácticas artesanales zenúes: una perspectiva etnomatemática”, presentó los hallazgos de un estudio etnográfico realizado en la vereda El Orozco, en Chinú (Córdoba). Durante un año, Solano observó y documentó las técnicas constructivas de un artesano zenú, identificando nociones geométricas y representaciones matemáticas presentes en el proceso de construcción de viviendas. “Encontré usos del paralelismo, del perpendicularismo y representaciones verbales y numéricas que los artesanos utilizan de manera indirecta en sus prácticas”, explicó.
El trabajo no estuvo exento de retos culturales y lingüísticos. “En esa comunidad la palabra ‘resta’ se asocia con la muerte, por lo que no la mencionan directamente. Para ellos, restar es simplemente quitar, y tuvimos que adaptar nuestros términos para comprender sus prácticas matemáticas”, relató.
Más allá de las dificultades, Solano destacó la riqueza pedagógica de este tipo de experiencias: “Estos saberes permiten desarrollar habilidades de pensamiento más avanzadas y mostrar que la matemática está en la vida diaria. Desde el artesano hasta el vendedor de tintos, todos aplican matemáticas en su cotidianidad. La etnomatemática nos invita a reconocer esos contextos y llevarlos al aula como recursos didácticos”.

La jornada concluyó con un llamado común: innovar en la enseñanza de la matemática desde perspectivas que integren lo humano, lo cultural y lo contextual. Para Rojas, significa superar el reduccionismo de las fórmulas y brindar a los estudiantes herramientas para interpretar y aplicar la matemática en problemas reales. Para Solano, implica reconocer la diversidad de saberes y prácticas culturales que enriquecen el pensamiento matemático. Ambos coincidieron en que este tipo de enfoques despierta la motivación y el interés de los estudiantes, acercándolos a una ciencia que cobra vida cuando se conecta con una experiencia concreta.
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