Un estudio en torno al gran filtro natural de CO2 de los mangles de la Ciénaga de Mallorquín

El docente Rodrigo Rodríguez, próximo a egresar de la Maestría en Ciencias Naturales, realizó para su tesis una exhaustiva investigación sobre la comunidad de mangles presente en diversas zonas de la Ciénaga y su impacto en la captura de carbono.

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Rodrigo Rodríguez Reales realizando la clasificación de uno de los mangles.

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14 jul 2022

En el Distrito de Barranquilla podemos encontrar un ecosistema costero de suma importancia para los seres humanos y el mantenimiento de la biodiversidad marino-costera: los manglares. Este se encuentra en la Ciénaga de Mallorquín, con una extensión cercana a las 178 hectáreas de bosque de mangle, compuesto por un suelo fangoso, agua con poco oxígeno y sus propias especies de animales y plantas.

Los manglares tienen una relevante importancia debido a que nos proveen de diversos servicios ecosistémicos, como el servir de barrera en caso de vientos y mareas fuertes, retención de sedimentos traídos por el mar y de refugio para las especies que habitan dicho bioma. Sin embargo, un factor diferencial de este tipo de ecosistemas es que, a pesar de representar solo el 0,81% de los bosques tropicales a nivel mundial, los manglares almacenan hasta cinco veces más dióxido de carbono (CO2) por hectárea que cualquier bosque terrestre. 

Siendo un conocedor y un apasionado por los manglares, Rodrigo Rafael Rodríguez Reales, docente catedrático del Departamento de Química y Biología, y próximo a egresar de la Maestría en Ciencias Naturales, decidió estudiar esta absorción de carbono a través de su tesis Evaluación de la influencia de parámetros fisicoquímicos del agua y el suelo en la estructura, composición y almacenamiento de carbono de la comunidad de mangles en la Ciénaga de Mallorquín, Barranquilla, Colombia.  

La investigación

El académico se encargó de estudiar cómo los parámetros fisicoquímicos (PH, salinidad, conductividad y temperatura) del agua y el suelo de la Ciénaga de Mallorquín influyen en el proceso de captura de carbono de los mangles, específicamente de las especies que se encuentra en la zona: Mangle Negro (Avicennia germinans), Mangle Rojo (Rizhophora mangle) y Mangle Amarillo (Laguncularia racemosa).  

                
                   Tipificación de las especies de mangle estudiadas en esta investigación.
 

El área de estudio abarcó tres estaciones llamadas Río, Mar y Laguna, ubicadas en los bosques de mangle de la Ciénaga de Mallorquín. Cada zona presenta variaciones de parámetros fisicoquímicos en el agua superficial y el suelo, debido al tipo de cuerpo de agua adyacente a estas. 

                   
                Vista satélital de las tres estaciones determinadas por Rodríguez para el estudio.
 

En la estación Mar, ubicada en la zona de Puerto Mocho, predomina la influencia del agua salada proveniente del Mar Caribe. En la estación Río, en la ribera del Río Magdalena, predomina la influencia del agua dulce y en la estación Laguna, ubicada en la zona conocida como Punta de Félix, al interior de la ciénaga, se da una confluencia de las aguas del Mar Caribe y del Río Magdalena generando un tipo de agua único.  

En cada una de estas estaciones Rodrigo realizó un inventario forestal, contabilizando y clasificando cada individuo de mangle presente. Posteriormente les tomó las medidas y tomó muestras del suelo y agua superficiales durante las temporadas secas y lluviosas entre 2020 y 2021, para así estudiar las variaciones de los parámetros fisicoquímicos.  

Principales resultados  

“A nivel general, los resultados indican que existe una relación negativa entre los parámetros de salinidad y pH del suelo con la altura y el área basal de los mangles, y el carbono almacenado en los mismos. Se encontró que, a medida que la salinidad del suelo aumenta, las alturas, áreas basales y el carbono almacenado disminuyen”, explicó Rodríguez. 

 En ese sentido, la estación Río presentó los mejores resultados debido a que, por su baja salinidad, los individuos de mangle presentan las mejores alturas y áreas basales, traduciéndose en una mayor biomasa y una mayor captura de carbono, representada en un promedio de 3541,1 toneladas de carbono capturadas. En segundo lugar, se encontraría la estación Laguna, que presenta una combinación entre agua dulce y salada, en la que se captura en promedio 1633 toneladas de carbono. La estación con peores resultados fue la estación Mar, que en promedio solamente captura 91,7 toneladas. Cabe destacar que, en esta última estación, se encontró la menor cantidad de individuos de mangle.  

A nivel de especies, se encontró que la de Mangle Negro (Avicennia germinans) fue la más frecuente, abundante y dominante en las tres estaciones, seguida por la de Mangle Rojo (Rizhophora mangle) y, por última, la de Mangle Amarillo (Laguncularia racemosa). 

                 
                                 El investigador al interior de la Ciénaga de Mallorquín.

Limitaciones 

Si bien estos resultados representan un primer acercamiento para conocer la cuantificación del carbono capturado por la comunidad de mangles de la Ciénaga de Mallorquín, Rodríguez señala que es necesario conocer y estudiar los atributos de los mangles presentes en la zona cercana al Arroyo León, puesto que, por limitaciones logísticas, no tuvo acceso a la zona.

Los sectores o estaciones estudiadas representan el 59,7% de la cobertura de bosques de mangles de la Ciénaga. Faltaría entonces realizar un estudio a profundidad del restante 40,3%, que representa la comunidad de mangles que se encuentran cercanos a la zona de influencia del Arroyo León, debido a que las características de estos podrían diferir con los estudiados.  

“La invitación es para que los investigadores podamos generar nuevos estudios y conocimiento que contribuyan a la adecuada conservación de este ecosistema, ya que, como hemos visto, los manglares nos proveen de muchos beneficios. Además, espero que esta investigación sirva como un abrebocas para que, por qué no, estudiar el carbono que absorbe no solo la biomasa aérea sino también la subterránea”, concluye el investigador Rodrigo Rodríguez.

Por Saúl Granados Ruiz. 

Fotografías cortesía de Rodrigo Rodríguez.

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