Una alianza para mejorar la orientación de jóvenes en escuelas oficiales

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Grupo de estudiantes de una de las Instituciones Educativas participantes.

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15 nov 2018

Elegir un programa educativo, posterior a la formación básica y media, debe ser una decisión consensuada y con herramientas que eviten el fracaso posterior. Año a año las universidades presentan su oferta a miles de estudiantes que llegan con expectativas sobre su futuro profesional, sin embargo, la mayoría no han tenido un proceso previo de orientación socio ocupacional que les ayude a elegir de forma más acertada. Por eso el Instituto en Estudios de Educación de Uninorte, Cámara de Comercio de Barranquilla y Fundación Promigas se aliaron para crear un programa en los colegios que atienda a esa necesidad.

Andrea Lafaurie (A.L.), docente investigadora del Instituto de Estudios en Educación de Uninorte e investigadora principal del proyecto, explicó detalles de la investigación:

 

¿Cuál es el propósito del proyecto de caracterización de perfiles socio ocupacionales?

A.L: Con este proyecto buscamos fortalecer los procesos de orientación socio ocupacional de instituciones oficiales del Distrito. Actualmente estamos trabajando con diez instituciones en la formación de un programa estructurado, que abarque al menos los tres últimos años de educación secundaria.

 

¿Cuál es la principal problemática que desea mitigar el proyecto?

A.L: Se identificó un común denominador en fases previas de investigación. La mayoría de instituciones educativas se ocupan de la orientación vocacional de los estudiantes en último grado y a través de iniciativas como la visita a ferias organizadas por centros educativos. El problema con esto es que muchas veces los jóvenes se enfrentan a esa oferta sin conocimientos previos y muchas veces se generan frustraciones por no ver posibilidades de acceder a un programa en específico.

 

¿Qué proponen desde el Instituto de Estudios en Educación?

A.L: Desde el Instituto hemos desarrollado un programa que atiende tres ejes fundamentales: autoconocimiento, conocimiento de la oferta educativa y conocimiento de la oferta laboral. Es para nosotros la ruta que permite conectar las aptitudes y actitudes de los estudiantes con la oferta académica, pero también que tengan conocimiento de la oferta laboral para esa carrera. De esa forma se logran decisiones más informadas, que los estudiantes puedan comprender las diferencias entre una educación tecnológica o profesional y que conjuguen otros aspectos cómo expectativas familiares, realidad socioeconómica y expectativas personales a la toma de la decisión. Además que este sea un trabajo que, como dije anteriormente, no inicie en el último grado sino mínimo desde noveno.
 

¿Cómo es el trabajo con las instituciones?

A.L: Para nosotros es muy importante no llegar a imponer metodologías en las instituciones o descalificar el trabajo que estas realizan. Por eso el trabajo con ellos inicia con una etapa de autodiagnóstico. La universidad es un asesor que entrega pautas, pero las instituciones son los encargados de revisar su trabajo y evaluar cómo pueden incorporar nuestras propuestas en su plan de trabajo. El proyecto toma forma a partir de cuatro fases después del autodiagnóstico, que son: capacitación a docentes y orientadores de la institución en formación socio ocupacional, cualificación a acompañantes de la Secretaría de Educación, implementación del proyecto con apoyo de la universidad y gestores de convivencia, y la evaluación de las actividades realizadas para hacer retroalimentación de la experiencia.

 

¿Cuál es el rol de cada uno de los aliados en este proyecto?

A.L: La Universidad del Norte brinda al proyecto todo el sustento de la academia para llevarlo a cabo en el rol de investigadores. Cámara de Comercio de Barranquilla ofrece toda su experiencia en el mundo laboral y como se puede potencializar la empleabilidad de estos jóvenes, según la realidad de la ciudad y la demanda de ciertos empleos, teniendo en cuenta que algunos accederán a programas técnicos, tecnológicos, universitarios o algunos no continúen sus estudios. La Fundación Promigas se vincula al proyecto con especial interés en la educación de los jóvenes, cómo se está dando y hacia dónde se les está dirigiendo. Es entonces un trabajo interconectado entre estos tres actores.

 

Según lo mencionado, se deja ver que en efecto no todos los jóvenes accederán a un programa educativo al salir del colegio. ¿En el proyecto se contempla cuál es el rol de ellos en la sociedad?

A.L: Esa posibilidad hace parte de la discusión que tenemos con los aliados, somos conscientes que muchas situaciones personales, sociales y económicas pueden incidir en la decisión de estudiar o tener un perfil más ocupacional. Me gustaría que la alianza continúe para profundizar en ese y otros aspectos.
 

Para finalizar, ¿cuál cree que es el futuro del proyecto?

A.L: Primero que todo finalizar la implementación en las diez instituciones con las que estamos trabajando para conocer las experiencias, evaluar los resultados y dar retroalimentación. Segundo, hay mucho trabajo por realizar para seguir profundizando en cómo abarcar todos los perfiles socio ocupacionales que puede haber en un salón de clase. Esto, aunque no es un plan piloto, sí es una muestra pequeña de ver cómo funciona para luego lograr llegar a más instituciones educativas.

Por Omar David Alvarez

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