Juanita Aldana visibiliza la fauna y flora de los ecosistemas

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Juanita Aldana es profesora del Departamento de Química y Biología en Uninorte.

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12 jul 2017

Juanita Aldana tenía 14 años cuando supo que quería ser bióloga. Se dio cuenta en las clases vocacionales de agricultura que veía en el colegio campestre, al que asistía en Cota, Cundinamarca. Después, la fascinación que sentía por las plantas y los animales se reafirmó en su época universitaria, cuando cursaba la carrera de Biología en la Universidad de los Andes y participaba de las salidas de campo a la Sierra de la Macarena.

Allí pasó meses estudiando su fauna, avistando las aves en sus nidos, las dantas en los ríos y siguiendo las huellas de los jaguares. “Todo eso me llenó completamente y pensé ‘esto sí es lo mío’”, cuenta Aldana.

Motivada por entender cómo los animales, plantas y el hombre se insertan y relacionan en el paisaje geográfico, decidió realizar una Maestría en Geografía, que le permitió complementar sus estudios. Ahora es profesora del Departamento de Química y Biología de la Universidad del Norte, donde dicta clases que incluyen biología, genética, hasta aves del Caribe colombiano.

Fue precisamente su interés y conocimientos sobre los pájaros propios de la región lo que le permitió ser una de las autoras de la guía de campo Patrimonio Emplumado, la cual recoge información y fotografías de decenas de especies que pueden verse a diario en el campus de Uninorte.

Ella afirma que su principal reto como investigadora y docente es hacer más visibles los ecosistemas y que las personas noten que dependen de ellos. En la actualidad se encuentra cursando el Doctorado en Ecología en la Universidad Autónoma de Madrid, y su tesis de grado se centra en entender la relación de las personas en Barranquilla con los servicios ecosistémicos a los que tienen acceso.

“En la parte urbana se percibe que las personas están más alejadas de la naturaleza. Aunque sí tienen alguna relación con el río o los animales domésticos de sus casas, debe haber más arraigo con los ecosistemas más cercanos, porque estamos rodeados de un ecosistema de bosque seco tropical y somos vecinos de manglares en la Ciénaga de Mallorquín, pero no somos conscientes de eso”, indica Aldana.

Para los colegas y profesores que la conocen, su trabajo como bióloga no solo mejora la comprensión de las personas hacia los servicios ecosistémicos, sino que rescata el vínculo afectivo que el hombre tiene con el medio ambiente.

“La ilusión de hacer algo bueno, interesante, útil y que realce la estrecha relación que tenemos los humanos con la naturaleza hacen que ella trabaje con tenacidad; bien sea para sacar adelante una investigación, montar un evento, organizar una actividad lúdica con niños, o cualquier otra cosa”, manifiesta Andrés Vargas, profesor de Economía de Uninorte, quien ha trabajado anteriormente con la investigadora en proyectos para la protección del bosque seco tropical y el mantenimiento de zonas de manglares.

Además de la conservación y exaltación del medio ambiente, Aldana considera que se debe crear mayor consciencia sobre los retos particulares que tienen las mujeres que se quieren dedicar a la investigación y además anhelan ser madres y conformar un hogar.

“Muchas veces, el sistema no te permite tener las dos cosas, y hay menos posibilidades de que haya científicas si no tienen una red familiar o de personas que las apoye; así que es importante que las instituciones cambien las reglas para favorecer las necesidades de las mujeres. Es difícil, pero es fundamental poder complementar la vida familiar y profesional”, dice Aldana, madre de dos niñas.

Además de profesora, científica y mamá, Juanita Aldana practica deportes acuáticos como el surf y el windsurf. Cuenta que la experiencia de estar sobre una tabla, en contacto con la naturaleza, retando las corrientes del viento y el mar, le ha dado aprendizajes para aplicar en su trabajo investigativo. “Si te tumba una ola luego vuelves a subir a la tabla y te levantas; por eso no hay que tenerle miedo a equivocarse, a tomar decisiones y hacerlas. Lo importante es tener claro lo que nos motiva a hacer las cosas”, expresa la bióloga.

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Por María Margarita Mendoza

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