A bordo de una aventura llamada Colombia
Tan largo como un ¡No joda! dicho con la mayor emoción que puede sentir un costeño, tan amarillo y fuerte como el brillo del sol a las 2 de la tarde; así es la casa-bus rodante de un grupo de extranjeros, quienes se han aventurado por el mundo, y que en esta ocasión tienen como parada Colombia y el Carnaval de Barranquilla.
Al verlo, imaginaríamos un bus que hubiese salido de esas películas "gringas" de temática juvenil, en el que los niños van a su escuela, o el de los mismísimos "Simpson", en el que Bart, Lisa y sus amigos se dirigen a la Escuela Principal de Springfield.
Aquí, nadie es llamado, ni mucho menos echado. Por él, han pasado muchas personas de Europa, Estados Unidos y Canadá, y siempre su única puerta, está abierta para recibir a quien desee quedarse.
"Somos un grupo variado, entre 15 y 20 personas, hay músicos, Djs, y acróbatas, quienes queremos crear una combinación de la música colombiana, la salsa, la cumbia, el vallenato, la champeta, con la música nuestra, la electrónica", expresa Gabriell Buzzetti, uno de los viajeros a bordo de este bus.
Este grupo de ciudadanos italianos, españoles, canadienses, franceses y estadounidenses consideran que Colombia es un país muy lindo. La hospitalidad de la gente, la diversidad ritmos por descubrir, y por supuesto bailar hacen que, este sea un buen destino para visitar. Para ellos "el Carnaval de Barranquilla es una gran fiesta de música, de baile, y tradición, convirtiéndose en lugar para disfrutar", agregan entre risas.
Para llegar a Colombia, tuvieron que traer el bus en barco desde Canadá a través de Panamá, y posteriormente arribaron a Cartagena a un festival en el mes de enero.
El auto-bus fue comprado en California hace año y medio, y fue equipado con camas, cocina, filtro de agua, hamacas, hasta el punto de producir su misma energía. "Tenemos placas solares para generar fluido eléctrico para cargar nuestros equipos electrónico y poder hacer música" agrega Buzzetti, mientras uno de sus compañeros franceses saca un amplificador multiusos, y su computador para poner algo de la música que hacen: funky freaky.
Para tener recursos y así subsistir, algunos trabajan durante todo el año en sus países de origen, ahorran dinero, y luego emprenden su aventura. Además cuando llegan a las diferentes ciudades, se presentan con su música en bares, fiestas, bodas, etc., y así también ganan algo de dinero.
La visión que tienen de Colombia es positiva; aseguran que el país "está cambiando mucho, en turismo, seguridad, pese a que muchos extranjeros piensan que es un país un poco peligroso, yo creo que eso ahora es bastante diferente. Yo he estado súper bien, encuentro gente muy amistosa y nunca hemos tenido problemas", añadió Buzzetti.
Estos viajeros estiman que lo más importantes es poder vivir en comunidad, y que, esta forma de vida, como le llaman, les permite acercarse a la gente, descubrir su cultura, idiosincrasia y poder aprender de quienes, en sus viajes, sin tener mucho les ofrecen todo.
En su próximo destino quieren llegar a la Guajira y compartir con los niños de los diferentes pueblos de la Península.
Por Kelvin Luna Herrera
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