Educación virtual, reflexiones de una estudiante de maestría en línea

Ana Zolá, de segundo semestre de la Maestría en Pedagogía Social e Intervención Educativa en Contextos Sociales, uno de los posgrados virtuales del Instituto de Estudios en Educación, cuenta su experiencia de aprendizaje.

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Ana Zolá, docente universitaria y asistente de investigación.

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12 may 2020

Sentada frente a la pantalla de un computador, Ana Zolá extraña los días de bullicio cuando era estudiante de la Normal Superior de Barranquilla. Desde entonces sabía que trabajaría por la educación de los niños y niñas, pero en aquella época no hubiera podido imaginar que un día lo tendría que hacer de manera remota y no como a ella más le gusta: estando al lado de ellos, disfrutando de sus risas y preguntas.

Para esta barranquillera de 26 años, docente universitaria y asistente de investigación, la vida de un estudiante de programa virtual requiere un gran equilibrio entre los compromisos laborales, familiares y académicos, en el que debe asignarse un tiempo acertado a cada uno para que la calidad sea equitativa.

A partir de experiencias educativas con infancia, juventud y comunidades vulnerables, Ana empezó a laborar en el nivel de preescolar de una institución educativa de carácter privado, donde tomó una opción del Icetex para estudios de Licenciatura en Pedagogía Infantil en universidades acreditadas de alta calidad, a través de créditos condonables. Hoy es estudiante de tercer semestre de la Maestría en Pedagogía Social e Intervención Educativa en Contextos Sociales, uno de los posgrados virtuales adscritos al Instituto de Estudios en Educación de la Universidad del Norte, junto con la Maestría en Educación Mediada por TIC.

“Asigno el horario laboral de oficina para los compromisos contractuales, tomo el mediodía y fines de semana para mi familia y amigos; de ese modo es más fácil dedicar dos horas diarias, entre las 7:00 p.m. y 9:00 p.m., para revisión documental, foros, investigación y coordinación de las actividades vinculadas a mis estudios de maestría, y según corresponda algunos sábados para una dedicación máxima.”, explica la barranquillera.

Asegura que uno de los retos principales a los que se enfrenta actualmente es la conexión, pues ha invertido en una banda de ancha que le permita una conexión estable a la red, sin que afecte las actividades. Sin embargo, “esto ha sido un caos en los últimos semanas por el confinamiento y el servicio se cae con mucha frecuencia. Cuando esto sucede, vinculo los datos de mi celular o solicito acceso a la red de algunos amigos”.

El estudiar un posgrado virtual ofrece ventajas y desventajas frente a otros de modalidad presencial, por ejemplo, en palabras de Ana, “dentro de las ventajas que pueda ofrecer un programa virtual, se encuentra el acceso indefinido a los materiales y actividades, la oportunidad de trabajar en equipo con compañeros de todas las partes de Colombia y contar con la experiencia y perspectiva de docentes locales, nacionales e internacionales con los cuales adquirimos más habilidades, competencias y teorías que amplían nuestros conocimientos previos”.  Así mismo, la estudiante manifiesta que una de las ventajas es la oportunidad de ir a un “ritmo propio”, siguiendo las indicaciones para el desarrollo de las actividades, en donde son protagonistas de su proceso de aprendizaje y el contar con el apoyo y asesoría de los docentes en cualquier momento, facilita el acompañamiento al proceso y la consecución de los objetivos de aprendizaje.

Sobre las desventajas que podría experimentar, menciona que “si no se establece una organización clara y permanente (tanto en un programa virtual como presencial) podría caerse en una cultura de cumplimiento a última hora y la no consecución de competencias y objetivos establecidos. Realmente es fundamental comprender que en el nivel de posgrado prima la autonomía y la capacidad de autorregulación; claramente hay un monitoreo y acompañamientoacompañamiento, pero un 70% está sujeto a lo que establezcamos en nuestra dedicación diaria y los hábitos de estudio”.

Perfil de los estudiantes en modalidad virtual en Colombia

Los programas de educación superior ofertados en metodología virtual acogen a cerca del 12.9 % de estudiantes en este nivel educativo, se destaca la concentración de estos estudiantes en áreas administrativas, contables y en las licenciaturas (educación); en estas tres áreas, se registran participaciones por encima del 20%. Llama la atención la poca o nula participación de estos programas en áreas relacionadas con la tecnología como Arquitectura y Urbanismo, Bellas Artes y Diseño e Ingeniería.

Se observa además una alta participación de las mujeres y mayores de 24 años en los programas virtuales y no presenciales, 3 de cada 4 estudiantes en estas modalidades son mujeres y 1 de cada es mayor de 24 años, además el nivel socioeconómico de los estudiantes de programas virtuales es significativamente más bajo que el de los estudiantes presenciales.

¿Por qué estudiar un programa virtual?

Tanto la modalidad presencial y la virtual, ofrecen un sinnúmero de ventajas, oportunidades y retos a sus estudiantes, desde la conexión a Internet como la autonomía y la organización del tiempo invertido. Ambas modalidades requieren de compromiso, dedicación y exigencia por parte de los estudiantes, por lo que la calidad de la enseñanza que se imparte es igual, si se tienen las condiciones de ambiente, acceso y contenido académico.

Desde su experiencia, Ana recomienda estudiar un programa virtual “por el desarrollo de la autonomía, la responsabilidad y la autorregulación en función del cumplimiento de las actividades y módulos; lo anterior se vincula a la recepción de indicaciones más personalizadas y a un acompañamiento constante. Así mismo, por la oportunidad de adaptar los horarios de estudios a los horarios personales sin generar inconvenientes con los diferentes compromisos cotidianos”.

Para ella, un programa virtual permite al estudiante tomar un papel más activo, en el que el aprendizaje está apoyado de ayudas didácticas y de un acceso indefinido a las indicaciones, materiales de apoyo, sesiones sincrónicas y asincrónicas con los docentes que refuerzan los objetivos de aprendizaje. No obstante, pueden seguir un ritmo de trabajo propio y coordinar con sus compañeros para el cumplimiento de actividades en grupo.

 

 

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