El significado de nuestros patrimonios y cómo apropiarlos, según Fernando Almarza

El experto en registro y catalogación de colecciones y teoría museológica, expuso la manera de operativizar las significaciones de los objetos culturales y su importancia en los museos, en una nueva edición de Escuela de Guías de Mapuka.

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La charla se desarrolló por la plataforma Zoom.

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03 jun 2021

Los patrimonios y colecciones museísticas lo son porque significan, portan sentidos y expresan evolutivamente saberes y valores positivos o negativos, deseables o no, desde sus orígenes hasta la actualidad. Esos significados evolutivos son apreciables, según los abordajes y análisis practicados.

En el museo, incorporando a sus públicos y audiencias, se pueden desarrollar estrategias que integren a esos patrimonios las visiones académicas y museológicas, y los saberes populares y sus capacidades de aportar adicionales sentidos, saberes e interpretaciones. De acuerdo con Fernando Almarza Rísquez, experto desde 1986 en registro y catalogación de colecciones y teoría museológica, y asesor independiente para museos, su operacionalización se concreta asignando referencias de entrada (etiquetas o descriptores) a los objetos patrimoniales, que permitan el acceso abierto a los significados, saberes y sentidos que éstos han podido tener en su historia, según las diversas apropiaciones y dominios por las que han pasado.

Almarza fue el invitado de la última edición de Escuela de Guías del Museo Mapuka, desarrollada por Zoom el 28 de mayo, en la que expuso su mirada profesional y experiencia sobre el tema.

“Cada apropiación y dominio sobre los objetos implica una asignación de resignificados y valores, es decir, dependiendo de quién los apropie y las instancias de poder, esos objetos pueden resignificar otras cosas y otros valores”, señaló Almarza, licenciado y MSc en Historia y Teoría del Arte, con cursos para graduados en Museología y Epistemología.

Eso corporiza una real apropiación de los patrimonios, sus identidades, pertenencias y correspondencias entre éstos y los públicos, que es de lo que realmente apropiamos. En el museo, esta operacionalización comienza desde la instancia del registro y catalogación de las colecciones.

“La resignificación de un objeto genera formas alternativas de interpretar, recomunicar y posibilita otras historias para recontarlo, recurarlo, reexponerlo, recomprenderlo y reeducar en el museo. Además, potencia interacciones, inclusiones, accesibilidades, participaciones recíprocas, nuevos sentidos, comprensiones y lecturas a las colecciones y patrimonios”, enfatizó el experto.

Como principio de trabajo, los objetos patrimoniales de colecciones lo son porque significan valores positivos y deseables, y, si esos objetos son significativos y resignificables, no deben verse solamente como objetos, porque el objeto cultural es creado por sujetos y porta la carga de significados y valores evolutivos de los mismos, sus entornos y culturas.

Según Almarza, a veces en estudios universitarios se “mal acostumbran” a las personas a ser objetivos, como garantía de cientificidad, pero es un error porque “hay que rescatar la visión sujetiva para abordar los objetos de esa manera”.

Una de las principales conclusiones del experto es que la lectura de significaciones del objeto se establece, se hace operativa y accesible por medio de las etiquetas o tags, recogidas en un “directorio de referencias”, el cual se realimenta al ser consultado interna y externamente por directivos, curadores, investigadores, curadores, estudiantes y público en general.

Por José Luis Rodríguez R.

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