Falta de contexto le está haciendo daño a la enseñanza de las ciencias, según expertos

Entre el 19 y el 21 de septiembre se llevó a cabo el VIII Simposio Internacional de Didáctica de las Ciencias y las Matemáticas en Uninorte.

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Marcel Pochulu, Judith Arteta, Diana Rodriguez, Ainoa Marzabal, y Rafael Amador.

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20 sep 2019

Con cada día que pasa, la humanidad necesita cada vez más de personas que sean capaces de pensar en nuevas soluciones para los retos a los que nos vemos enfrentados. Expertos en pedagogía han concordado en la noción que lo que se aprende en los primeros años de vida es crucial para el desarrollo futuro de la personalidad e intereses de cada individuo. De allí nace la necesidad de estar en constante reflexión en torno a cómo estamos aproximándonos a la enseñanza en las escuelas en el mundo. 

En diferentes estudios se ha reportado la falta de interés de jóvenes latinoamericanos por hacer parte de las ciencias básicas. Entre el 19 y el 21 de septiembre en Uninorte se lleva a cabo el VIII Simposio Internacional de Didáctica de las Ciencias y las Matemáticas, en el que invitados nacionales e internacionales hablaron sobre los retos a los que nos enfrentamos como sociedad para despertar la pasión por esta rama del conocimiento. 

“Le estamos dando respuestas a los estudiantes a preguntas que no se hicieron”, reflexionó Marcel Pochulu, investigador y docente de las universidades Nacional de Villa María, Tecnológica Nacional y Nacional de General Sarmiento en Argentina. “Es olvidarte de cómo surgió ese conocimiento en ese contexto. Que nació entre preguntas que se hacían”, continuó el doctor en Didáctica de la Matemática. 

Uno de los problemas de la actualidad en la enseñanza de las matemáticas escolares, afirmó es esa lejanía que existe con el mundo real. Antes, el conocimiento se creaba para resolver un problema concreto, hoy, las respuestas en el pizarrón son dadas. 

Diana Patricia Rodríguez, profesora de la Universidad Pedagógica Nacional de México, señaló que “hay tantas cosas por enseñar entonces lo que la humanidad ha construido durante tanto tiempo hay que enseñarlo en un tiempo corto. Damos las respuestas y nos perdemos de todos los procesos”. 

Esta situación alude a otra circunstancia conflictiva, la separación en los saberes al momento de enseñar. La doctora en educación advirtió que la meta en el proceso es desarrollar el pensamiento crítico y la mejor forma es que la persona aborde de manera interdisciplinar las situaciones, para que la ciencia cobre “sentido en la cotidianidad”.

Ainoa Marzabal, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, estableció que en el fondo existe una discusión epistemológica entre si la ciencia a nivel escolar se debe enseñar desde las ideas o los modelos. La primera consiste en aprender los grandes modelos y teorías científicas tal y como los han construido, entendiendo que son las ideas acabadas. 

Mientras la segunda, conocida como modelización, se refiere a una construcción progresiva donde no se espera que toda la población logre construir las ideas científicas como tal sino aproximaciones con el suficiente nivel de complejidad para lograr finalmente acceder a la explicación de los fenómenos cotidianos.

“Yo creo que la idea de modelización surge de la necesidad de contextualizar la ciencia, de que no sea un conocimiento inerte sino un conocimiento declarativo que finalmente no tiene un ámbito de aplicación real sino buscando la ciencia que realmente ponga el énfasis en esos ámbitos de aplicación, donde se te enseñe no solamente el conocimiento científico sino a qué puede aplicarse y cómo se aplica”, explicó la docente quien fue la encargada de la conferencia inaugural del simposio. 

 

¿Qué hacer?

Los expertos propusieron tres consejos. Rodríguez manifestó que es clave tener interés por mejorar y ayudar a otros a realizar un mejor trabajo en el aula de clase y que espacios como el Simposio de Matemáticas organizado por la división de Ciencias Básicas y el Instituto de Estudios en Educación, ayudan precisamente a encaminarse en este progreso. 

Pochulu planteó el concepto de comunidad de aprendizaje, como un espacio de colaboración entre docentes de diferentes areas. Esta práctica, desde su perspectiva, enriquece los conocimientos y la interacción con los estudiantes pues es fundamental que el docente abra los horizontes de su conocimiento. 

“En el fondo tiene que ver con seleccionar buenos fenómenos para modelizar que conecten la teoría que queremos enseñar con los fenómenos de la vida cotidiana que son Interesantes para los estudiantes”, reiteró Marzabal. Recalcó que el profesor debe tener en cuenta las posibles respuestas de los estudiantes ante sus preguntas para ver cómo andamiar ese proceso de ir construyendo y llegando a la idea final. “Eso se aprende con la práctica, con la gestión de aula”, concluyó. 

 

Por Leonardo Carvajalino

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