Historias de ciudad, un encuentro para repensar el patrimonio de Barranquilla

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De izquierda a derecha: Javier Rivera, profesor de Uninorte, Carla Baquero, coordinadora educativa de Mapuka, Maricel Drazer, periodista argentina, y Katherine Castillo, del Banco de la República.

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16 oct 2018

El Banco de la República, en colaboración con el Museo Mapuka, abrieron un espacio el 9 de septiembre para hablar del patrimonio desde perspectivas variadas como la arqueológica, la histórica y la arquitectura. El encuentro Historias de Ciudad, según Katherine Castillo, jefe del Centro Cultural del Banco en Barranquilla, “es una manera de reflexionar porque a veces uno se acostumbra al paisaje y no entiende qué está pasando con nuestras raíces”.

La mañana comenzó con la periodista y socióloga argentina Maricel Drazer, quien habló sobre la definición de la palabra patrimonio como algo que es tangible o intangible. No es algo que deba conservarse puro, de una manera nostálgica, pues tiene que ver con el encuentro entre el pasado y el presente. Por tanto el valor no es intrínseco a ese objeto o costumbre sino del significado que la comunidad le da, y por tanto son más importantes los procesos que los objetos.

Para Drazer, el concepto de patrimonio va de la mano con el de conflicto, pues para determinar su valor hay una pugna entre diferentes agentes sociales: el estado, movimientos sociales y organismos internacionales. “Por un lado tenemos la tendencia a esta macromirada, la globalización y el movimiento contrario busca reforzar la identidad, para la cual el patrimonio es fundamental”, puntualizó la conferencista sobre las diferentes perspectivas que se dan a la hora de valorar el patrimonio.

Así también extrapoló otra forma en el que estos dos conceptos se han relacionado en nuestro tiempo, “la destrucción del patrimonio se ha convertido en un objetivo en sí mismo del conflicto armado, en un arma de guerra”, afirmó la mujer que trabaja desde hace varios años en la cadena alemana, Deutsche Welle. Agregó que esta es una forma de apuntar al corazón y sustento del pueblo y tiene detrás ideas como la limpieza cultural y étnica.

Posteriormente, con su charla titulada “Barrios que hablan: 800 años en la historia de Barranquilla”, Wilson Javier Rivera, profesor de Historia de Uninorte y arqueólogo, compartió con los asistentes los hallazgos que se han hecho en la ciudad en torno a los orígenes de la misma, que popularmente se piensa comienzan en el siglo XVIII.

Rivera habló sobre el proyecto que realizaron en la carrera 50, en el que hallaron varios restos arqueológicos que daban cuenta de una historia que no se conocía. Las piezas más antiguas que hallaron corresponden, según las medidas del grupo de investigadores del que hizo parte, al año 1220. Ya se conocía que en esta zona había restos arqueológicos pues desde la construcción del tranvía a principio de siglo se hallaron restos indígenas en vasijas por lo que se había creado el imaginario que la ciudad era una necrópolis. No obstante, a través de la investigación, que actualmente se encuentra en proceso de transmitir los resultados a los habitantes de una forma que sea significativa, pudieron conocer más sobre los procesos que convirtieron la ciudad y sus terrenos aledaños lo que son hoy en día.

Luego, el turno fue para el arquitecto Harold Dede Acosta, quien habló sobre una investigación que desarrolló durante cuatro años llamada “La carrera del progreso: un laboratorio de modernidad en Barranquilla”. El magíster en Urbanismo concentró su proyecto en la carrera 41 y descubrió nuevas formas de pensar la modernidad y la ciudad. “Fue un laboratorio de modernidad de Barranquilla porque era donde se ponían a prueba todos los elementos que luego consideraríamos como progreso: aparecen los ensayos fabriles, que luego sería la gran industria barranquillera y las casas comerciales, entre otros elementos”, explicó Dede.

Así también descubrió que el título de la ‘carrera del progreso’, que se pensaba se había consolidado hacia 1890, en realidad fue un concepto que entró a Colombia por Barranquilla al menos 40 años antes de lo que se pensaba, en 1852. “La calle es una piedra rosetta para entender los procesos del ideario moderno de Barranquilla”, reflexionó.

Sergio Chirivella y Rossana Llanos, docentes del departamento de Arquitectura y Urbanismo, hablaron sobre la estética en la construcción y el diseño histórico de la ciudad para finalizar la jornada. El encuentro continuó el 10 y 11 de octubre con un laboratorio de construcción de mensajes que busca el cambio de percepción sobre el sur de la ciudad, llevado a cabo por Walter Hernández, director de Vokaribe e integrante del colectivo Systema Solar. Finalmente, el 12 y 13 de octubre realizaron un taller de fotografía urbana dirigido por Christian Escobar Mora.

Por Leonardo Carvajalino

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