Identifican siete subgrupos de pacientes con chikunguña en Barranquilla

Un equipo de investigadores de la Universidad del Norte, en conjunto con la Secretaría de Salud, publicó recientemente un artículo en el que, a través del análisis clínico de 1160 pacientes, encontraron patrones que explican el pronóstico que tendrán de acuerdo con la sintomatología que presenten.

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Entre 2013 y 2014 en América, el chikunguña fue denominado como una epidemia.

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19 jun 2020

Los primeros registros del virus del chikunguña datan de 1952, cuando se le dio el nombre, que en idioma Bantu —propio del grupo étnico Makonde que habita en Tanzania y Mozambique— significa "incapacidad para caminar y un debilitante dolor en las articulaciones". Transmitida por la picada de un mosquito, esta infección llegó a ser una epidemia entre 2013 y 2014 en América; se reportaron 702 919 personas infectadas, según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

No obstante, en 68 años de conocer la enfermedad, se había pensado que solo existía un tipo de paciente de chikunguña: el infectado. Un equipo de investigadores de la Universidad del Norte, en conjunto con la Secretaría de Salud de Barranquilla y el Grupo de Investigación en Psiquiatría de la Universidad de Antioquia, publicaron recientemente un artículo en la revista más importante en enfermedades infecciosas tropicales, PLOS Neglected Tropical Diseases, en el que, a través del análisis de 1160 pacientes, encontraron que en realidad había siete perfiles de pacientes infectados.

El equipo de investigadores está compuesto por Oscar Vidal, Jorge Acosta-Reyes, Jesús Padilla, Edgar Navarro-Lechuga, Diego Viasus y Jorge I. Vélez de Uninorte; Elsa Bravo, de la Secretaría de Salud de Barranquilla, y Mauricio Arcos-Burgos, de la Universidad de Antioquia. La muestra fue tomada en el 2014, durante el pico de la infección en Barranquilla, por el equipo de vigilancia epidemiológica de la Secretaría de Salud y desde los departamentos de Salud Pública y Medicina de Uninorte se hizo la caracterización clínica de estos pacientes.

A cada uno de los pacientes se les registró cuáles síntomas presentaban. La lista incluía desde fiebre a dolor de cabeza, dolor lumbar, problemas en articulaciones, malestar general y falta de apetito. Vélez, profesor de Ingeniería Industrial de Uninorte y experto en genómica y medicina de precisión, explicó que con esa información aplicaron técnicas de machine learning e inteligencia artificial y encontraron patrones dentro de esos pacientes y características clínicas. A partir de estos resultados, construyeron siete subgrupos diferentes.

En todos los subgrupos se presenta una alta probabilidad de fiebre y dolor de cabeza, síntomas que son una respuesta natural del cuerpo ante una infección. Pero, la clave está en la probabilidad de desarrollar los otros síntomas. El primer grupo, por ejemplo, se caracteriza por solo presentar estos dos síntomas mencionados anteriormente. Por el contrario, el subgrupo 7 tiene una alta probabilidad de presentar dificultad para agarrar objetos, mareos, nauseas, tos, mialgia, sensibilidad en la piel, escalofríos, falta de apetito y dolor en las articulaciones, entre otros.

Óscar Vidal, docente del departamento de Medicina de Uninorte y experto en biología molecular, manifestó que encontraron una población de riesgo: las mujeres, quienes tienen una mayor representación en el grupo 7. Añadió que aún no conocen exactamente por qué, pues para saberlo se requiere de una análisis a escala genética, pero a partir de investigaciones previas se puede establecer la hipótesis que está relacionado con la respuesta diferenciada del sistema inmune.

El docente explicó que una de las características del virus chikunguña es que se acomoda en las articulaciones y, por ello, uno de los síntomas de la infección es el dolor en estos lugares del cuerpo, pues la respuesta inmune causa inflamación. “Lo que se sabe es que la respuesta inmune de las mujeres, evolutivamente, es más fuerte que la de los hombres”, dijo.

La mujer se tiene que defender mucho más que el hombre de infecciones y virus, pues es una función importante para la reproducción, por lo que el sistema inmune es más fuerte. Como consecuencia, se piensa que, al atacar a este tipo de virus, que se enquista en las articulaciones, la sintomatología que presentan las mujeres será más evidente.

Sin embargo, los investigadores dejaron en claro que existe la necesidad de estudiar a nivel genético esta relación en el caribe. Señalaron que la mayoría de investigaciones en genética en el mundo está enfocada en personas de raza blanca europea, y los resultados de estos estudios se aplican en nuestras poblaciones, sin tener en cuenta las diferencias que hay en antepasados, orígenes y otros tantos aspectos.

Así también, contó Vélez, han comenzado a trabajar en sistemas inteligentes que permitan al personal de salud hacer esa diferenciación en tiempo real. Este aporte es clave teniendo en cuenta que el virus del chikunguña es una enfermedad endémica de la ciudad.

“Buscamos entender esa enfermedad autóctona, generar conocimiento para la región, para el país y poner nuestras habilidades al servicio de la comunidad”, dijo el docente. Vidal complementó que esta publicación está enmarcada en una “ilusión” que tienen como equipo de trabajo de entender la genética poblacional de nuestra región y cómo responde a infecciones virales, a desórdenes mentales y otros aspectos de salud, que hasta el momento permanecen siendo un enigma a nivel mundial.

Por Leonardo Carvajalino

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