“Invertir en capital humano es la mejor estrategia para superar rezagos sociales del Caribe“: rector

El informe 'Radiografía de la formación del capital humano en Barranquilla y el Atlántico', liderado por el rector, profundiza en los indicadores de calidad de la educación básica, media y profesional, con miras a realizar comparativos entre regiones. Fue presentado en el auditorio Mario Santo Domingo de la Aduana.

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28 jun 2022

Históricamente, en Colombia ha prevalecido un modelo de desarrollo centralista que sirve para entender el porqué de las brechas sociales persistentes entre el centro y las periferias del territorio. De acuerdo con el rector Adolfo Meisel Roca, las grandes brechas que hay en el país, en términos de ingreso, tienen que ver con diferencias en la calidad del capital humano, por lo que la mejor política para cerrar la desigualdad en los niveles de desarrollo entre las regiones es invertir en educación de calidad. 

Esta es una de las principales reflexiones que hizo el rector durante la presentación del informe Radiografía de la formación del capital humano en Barranquilla y el Atlántico, realizada el jueves, 16 de junio, en el auditorio Mario Santo Domingo de la Aduana, en un evento organizado por Fundesarrollo. El informe, que hace parte de una serie de investigaciones que adelanta el rector, en conjunto con la economista Ángela Granger, y serán recopiladas en un libro, profundiza en los indicadores de calidad de la educación básica, media y profesional en los municipios del país, con miras a realizar comparativos entre regiones y, puntualmente, con la situación del Atlántico y Barranquilla. 

Los resultados del estudio evidencian que en Colombia existen amplias brechas regionales en términos de indicadores de calidad de la educación entre el centro y la periferia (las regiones Pacífica, Caribe, Amazonía y Orinoquía). “Aquí podemos observar que el modelo centro-periferia se aplica de manera precisa. Las ciudades que se encuentran en el centro del país, como Bucaramanga, Bogotá y Pasto registran los mejores resultados. Si nos acercamos a las periferias, como la Amazonía, la costa pacífica y la costa caribe, los resultados empiezan a empeorar, demostrando claramente que este sistema se aplica a nuestro contexto”, señaló el rector. 

Para medir la calidad del capital humano, los autores utilizaron variables como los resultados de las pruebas Saber 3, 5, 9, 11 y Pro, en básica y media, además, se tuvieron en cuenta el número de estudiantes en jornada única, nivel de bilingüismo, índice de necesidades básicas insatisfechas, tipo de matrícula (pública o privada), acceso a computador, formación docente, entre otras; y en educación superior se analizaron número de docentes con doctorado e instituciones acreditadas.  

Ángela Granger, coautora del informe, señala que, al analizar los resultados de las pruebas en educación básica o las Saber 11, no se encuentra evidencia de que las brechas entre la periferia y el centro se hayan estado reduciendo en el tiempo. De hecho, la brecha entre la región Caribe y el resto de las regiones se ha ido ampliando; solo en 2021, la diferencia fue de 20 puntos. 

En el caso de Atlántico y Barranquilla, son el departamento y la ciudad con los mejores resultados en el comparativo de la región Caribe, sin embargo, dice Granger, aún tienen un reto enorme para alcanzar los niveles de las ciudades con mejores resultados del país: Cali, Medellín, Bogotá y Bucaramanga. “Barranquilla y el Atlántico han avanzado bastante bien en jornada única, pero en variables como formación docente, resultado en las pruebas 11, resultados en las pruebas tres, cinco y nueve, en los últimos diez años, ha habido más bien un estancamiento en niveles bastante cerca del promedio nacional. En el caso de resultados de las pruebas Saber Pro, sí se exhiben mayores avances como ciudad y como departamento con respecto al resto del país”, agrega la economista. 


El rector Adolfo Meisel durante su intervención.

Invertir en educación 

Con la presentación de informe, los autores quieren transmitir el mensaje de que las deficiencias identificadas en los indicadores de calidad de la educación son una oportunidad para hacer las cosas de otra manera. “Como estrategia de desarrollo, no hay mayor rentabilidad de la inversión pública que invertir en el capital humano. El estudio de Casa Grande Caribe nos mostró que en la región hay recursos suficientes para cerrar las brechas de capital humano, el problema es que no se prioriza en esto”, indicó Meisel.

Puntualmente, una de las variables que más influye en los resultados de calidad de la educación, de acuerdo con el rector, es el nivel de formación de los docentes, por lo que idealmente debería ser una apuesta prioritaria. El informe evidencia que entre la región Caribe y el resto del país hay diferencias: a nivel nacional, el 32,5 % de los docentes de educación básica y media tiene un posgrado; en el Caribe esta cifra es 24,6 %. A nivel de educación superior, el balance de profesores con doctorado es bajo en todo el territorio nacional, ninguna ciudad supera el 25 %. 

“No hay nada que no sea reversible y, en ese sentido, ¿cómo lograremos mejorar en términos de educación? Invirtiendo en nuestro capital humano, es decir, hay que invertir en nuestros docentes, dándoles mejor formación y brindándoles acceso a posgrados y doctorados de calidad. No existe mejor inversión que la que se hace en pro del capital humano, ya que son las inversiones que traen mayor rentabilidad”, agregó el rector.

Finalmente, los autores hacen un llamado para generar un consenso social sobre la necesidad de priorizar la inversión en educación, pues esta permite que los individuos tengan una vida más saludable y productiva, y como sociedad podremos aspirar a tener un mayor crecimiento económico, innovación, productividad.  

“Todas esas son cosas que vienen más del aprendizaje que de la escolaridad. No es suficiente con tener a los niños estudiando; es necesario que empecemos a cerrar brechas para darles educación de calidad. Solamente en ese escenario la educación tiene el potencial de actuar como motor de la movilidad social. Mientras existan estas brechas y se conserven las desigualdades, la educación es un motor averiado de movilidad social”, finaliza Granger. 

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