La violencia: de los ataques terroristas en Francia al conflicto colombiano

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Invitados que participaron en el simposio.

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16 ago 2016

El desplazamiento forzoso, el discurso de la violencia, la relación entre urbanidad y violencia y la incidencia de la violencia en adolescentes, fueron algunos de los temas que abordaron expertos franceses y colombianos durante el simposio internacional Las formas contemporáneas de violencia e intervención, organizado por el departamento de Psicología el 4 de agosto.

Aunque el evento tuvo como telón de fondo los incidentes terroristas que ha sufrido Francia en los últimos dos años, también se abordó la violencia desde distintos frentes.

“Este es un tema importante en un momento de tensión sociopolítica como el que se vive en ambos países, y en nuestro caso, ad portas de un proceso que esperamos desde hace décadas”, expresó en la apertura el decano de la división de Humanidades, Alberto De Castro.

El directivo agregó que el evento no buscó hacer énfasis en grupos armados y violencia política sino en generar una reflexión personal que permitiese a cada uno de los participantes encontrar las raíces de la violencia, a la que describe como “algo que nunca será ajeno a nuestra vida”.

“Con esto realmente nos hacemos responsables, nos confrontamos con nuestra capacidad de ser agresivos y violentos. Es muy oportuno, en esta coyuntura histórica, que nosotros empecemos a clarificar cuáles son nuestros límites y si somos capaces de aceptar la diferencia del otro”, manifestó De Castro.

El simposio contó con una quincena de académicos de origen francés o con formación superior, quienes hablaron de su experiencia en diversas instituciones, hospitales y consultas privadas en su país.

Uno de ellos fue Xavier Emmanuelli, exministro de salud de Francia, cofundador de Médicos Sin Fronteras y actual director de la Samusocial, ONG internacional, cuya labor el médico galo describió como “una forma de lucha contra la violencia”.

Samusocial (o Servicio Ambulatorio de Urgencia Social), nació en Francia en 1998, y consiste en un dispositivo público de ayuda médica de urgencias que no espera que la víctima llegue al hospital. El hospital en este caso se mueve hacia la víctima.

Según Emmanuelli, esto es especialmente beneficioso en muchos casos donde las víctimas “no van a buscar ayuda, se congelan y esto les impide actuar”.

El médico aseguró que es tal el número de víctimas que no se acercan a los centros médicos, por reticencia o por desconocer a qué institución tienen que acudir, que “muchos centros médicos permanecen desiertos”.

El servicio de Samusocial se comprende de varios instrumentos de intervención, como equipos móviles que ‘merodean’ las calles buscando posibles víctimas. Además, promueve actividades colectivas en los barrios que permiten detectar situaciones individuales.

“Como médico uno se da cuenta de heridas físicas, quemaduras, golpes, pero esto lleva a compromisos psíquicos y neurosis postraumáticas”, explica el Emmanuelli, señalando que muchos médicos se contentan con recetar antidepresivos para estos casos en lugar de hacer un acompañamiento.

El método de Samusocial hace un aproximamiento a la víctima de manera holística, en el sentido que evita darle a la persona un estatus definitivo de víctima.

“Eso es algo que es más confortable para la sociedad, pero no hay que caer en la trampa encerrar a la persona en su etiqueta de víctima. Debemos evitar eso especialmente en esta oleada de violencia. Hay que ir a buscar como devolverle la dignidad al sujeto, su autonomía y libertad para escoger”, afirma.

Para este fin, el tratamiento comienza desde el cuidado físico, pero luego realiza un trabajo transversal que incluye lo físico, psicológico y jurídico para restaurarle a la persona su condición de ciudadano.

Samusocial actualmente se encuentra, además de Francia, en Perú, Marruecos, Guayana Francesa, Rumania, Belice, Burkina Faso, Mali, Senegal, Angola, Congo y Egipto. La organización además ha trabajado en Colombia, ofreciendo apoyo técnico para la apertura de una casa refugio a mujeres víctimas de violencia doméstica, en Soacha (Cundinamarca) y actualmente se encuentra trabajando para instalarse en Malambo e incluirse en las dinámicas del municipio.

Por Andrés Martínez Zalamea

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