Los desafíos de enseñar ciencia en tiempos de desarrollo tecnológico

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La profesora del departamento de Matemáticas, Natalia Hernández.

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13 feb 2019

En la actualidad vivimos una realidad en la que la tecnología ha invadido de la noche a la mañana cada segundo de nuestras vidas. No obstante, este crecimiento en accesibilidad no ha aumentado el interés o la comprensión de cómo funcionan estos objetos sino que, por el contrario, investigadores y docentes han identificado una aversión frente al estudio de las ciencias básicas y los principios que permiten el desarrollo tecnológico.

En una jornada del Sábado del Docente, celebrada el 26 de enero, uno de los paneles se centró en cómo resolver la problemática de la enseñanza de la ciencia frente a un creciente rechazo a aprender sus formas.

“Es muy distinto cuando uno tiene una duda y uno mismo se la contesta o el profesor lo guía para que la responda, a cuando un profesor llega al salón a contestar un montón de preguntas que nadie le ha hecho”, aseveró Camilo Espejo, docente del departamento de Física y Geociencias, sobre el tema.

Espejo afirmó que se le ha dado prevalencia al cumplimiento de contenidos y esto a producido que los estudiantes pierdan del placer de hacer un descubrimiento propio, de reconocer algún patrón en la naturaleza. “Estamos pensando en cumplir con lo curricular y nos olvidamos de lo que es esencialmente la ciencia: explorar, observar y analizar”, complementó Natalia Hernández, docente del departamento de Matemáticas.

Para la profesora, en esta época en la que la información está disponible sin mayor esfuerzo que un par de clics, se ha perdido la necesidad de ser análiticos en el día a día. Si se entiende la ciencia como una manera de pensar acerca de los fenómenos y lo que nos rodea, se podría concluir que es la que mayores cambios en su aprendizaje ha sufrido.

Según el profesor Espejo, el ser humano se siente atraído por lo fascinante y maravilloso y “por la forma en que se presenta la ciencia parece como si le quitara el aspecto mágico que tiene la naturaleza”. Al mismo tiempo, desde su punto de vista, existe una tendencia a seguir el pensamiento dogmático por sobre la metodología de ensayo y error de la ciencia, que no entrega resultados concretos de una forma inmutable e inmediata.

Otro aspecto a analizar es la influencia que tiene la tecnología en el proceso de aprendizaje. Investigaciones como las realizadas por el Centro de Estudios en Ciencia y Educación de la Universidad de Harvard, o en la Universidad Estatal de Michigan han encontrado que los estudiantes que utilizan elementos como computadores y portátiles presentan peores rendimientos académicos.

En ese sentido, ambos profesores coinciden en que una de las claves para una enseñanza efectiva de la ciencia es atrapar la atención de los estudiantes, dejando que sean ellos quienes propongan los temas de interés y de esta forma contextualicen en el mundo de los números y cálculos.

    Camilo Espejo, profesor del departamento de Física y Geociencias.

No obstante, emplean estrategias diferentes. Espejo prohíbe el uso de celulares en sus clases pues, desde su perspectiva, aun cuando son una fuente de información, también son una puerta a la dispersión de la atención. Por su parte, Hernández tiene una postura basada en el auto control y que sean los propios estudiantes quienes decidan.

Otro concepto en el que ambos coinciden es en la necesidad de nuestra sociedad por volcarse hacia la ciencia, pues ayudará a hacer ciudadanos con capacidad de discernimiento. Lo anterior es especialmente relevante cuando se tiene en cuenta que existe una conexión directa entre los niveles de desarrollo de una sociedad y la relación de su población con la ciencia.

“Es un tema de método, de saber cómo llevarla y mostrarles que no todo el mundo tiene que adorarla, pero sí que podemos ser amigos de todas maneras”, concluyó la docente.

Por Leonardo Carvajalino

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