Maestros de Vida: un nuevo comienzo para aprender, compartir y disfrutar desde Uninorte

Con 305 matriculados desde su creación, el programa del Centro de Educación Continuada se ha convertido en un espacio académico y humano único en la región Caribe.

2025-02-13 PUBLICITARIAS MAESTROS DE VIDA62 (1).jpg

Por: José Luis Rodríguez R.

21 ago 2025

En la Universidad del Norte, el aprendizaje no se detiene con la edad. Bajo esa premisa, el Centro de Educación Continuada (CEC) lanzó en 2019 el programa Maestros de Vida, una iniciativa que abre las puertas del campus a personas mayores de 55 años que desean seguir explorando, creando, cultivando amistades y aportando a la sociedad desde la experiencia de sus trayectorias.

Con 305 matriculados en asignaturas principales y cursos libres desde su creación, Maestros de Vida se ha convertido en un espacio académico y humano único en la región Caribe. “El programa abre sus puertas a quienes deseen explorar su creatividad, aprender en nuevos contextos y gozar de una experiencia universitaria enriquecedora y transformadora”, explica Elisama Dugarte, directora del CEC.

El programa está estructurado en cuatro líneas centrales. La asignatura Tu legado trasciende invita a los participantes a escribir y editar sus autobiografías, crónicas familiares o recuentos históricos, fortaleciendo habilidades de redacción y construcción de memoria. En El placer del conocimiento, expertos nacionales e internacionales dictan conferencias sobre literatura, filosofía, arqueología, historia o música, acercando a los adultos mayores al debate académico contemporáneo.

A esto se suman los cursos libres, donde los Maestros de Vida comparten aulas con estudiantes de pregrado, y actividades culturales como recorridos por el Barrio Abajo, charlas con invitados como Gustavo Bell, o experiencias creativas en torno al arte, la naturaleza y la gastronomía. Cada semestre, la agenda se renueva con propuestas que combinan lo intelectual, lo emocional y lo lúdico.

Para Dugarte, el secreto del éxito está en la integración de estos espacios. “Los encuentros creativos son el corazón del programa. Cada actividad está diseñada para que los participantes se mantengan activos, disfruten del proceso y cultiven la ilusión de vivir con sentido. No se trata solo de aprender, sino de compartir saberes y construir comunidad”.
 

Bienestar emocional y nuevos vínculos

El impacto del programa se mide en la transformación personal de sus participantes. “El bienestar emocional se fortalece a través de nuestros tres pilares: aprender, potencializar y conectar”, detalla la directora del CEC. “Esto impacta en la autoestima, el sentido de propósito y la alegría de nuestros maestros de vida. Muchos expresan sentirse nuevamente útiles, visibles y motivados para asumir nuevos retos”.

Ese cambio lo confirma Susana Rincón, empresaria de 72 años, quien ingresó al programa en 2019. “Desde que estoy en Maestros de Vida, mis días tienen un ritmo distinto. Ahora tengo actividades programadas que me motivan a salir, a prepararme y a estar activa. Me ha ayudado a organizar mejor mi tiempo y a mantenerme con la mente ocupada en cosas que me gustan”.

A ella se suma la voz de Luis Suárez, economista de 73 años, quien halló en el programa un círculo de amistades significativas: “He conocido personas muy valiosas. Con algunas he formado vínculos que van más allá del aula. Es bonito tener con quién conversar, compartir experiencias y sentir que uno no está solo en este proceso de seguir aprendiendo.

Más que recuperar una chispa, la he redescubierto: me di cuenta de que aún tengo cosas que decir, que aprender y que aportar”.

Para Luis Clavijo, ingeniero de sistemas de 57 años, el valor está en lo diverso: “Las tertulias, los encuentros culturales o las catas de café no son solo para aprender, también son para disfrutar del presente, escuchar al otro y compartir sin afán. Complementan muy bien lo académico. Además, el ambiente del grupo es respetuoso y tranquilo; eso me da confianza para participar y compartir lo que pienso”.

Experiencias memorables

Entre las actividades más destacadas de los últimos años, Dugarte recuerda dos logros. El primero fue el lanzamiento del libro Maestros de Vida, presentado en abril de 2024 bajo la guía del profesor Jorge Mizuno. “Ese libro recogió vivencias, reflexiones y creaciones de los participantes. Ver su proceso materializado en una obra fue un logro académico y emocional que reafirmó su capacidad creativa y su legado”, señala.

El segundo, la clase especial Vitamina N, que resalta la importancia del contacto con la naturaleza como herramienta de bienestar físico y mental. Impartida por un exsargento de las Fuerzas Navales y un médico intensivista, incluyó un recorrido por el río Magdalena hasta la Isla de Salamanca y El Torno. “En un momento apagamos el motor de la lancha y permanecimos en absoluto silencio. Solo se escuchaban las aves y el correr del río. Esa experiencia fue profundamente significativa, brindando calma y reflexión a los participantes”, recuerda la directora.


 

El espíritu de Maestros de Vida se ha consolidado también en proyectos de filantropía y voluntariado. “Ya estamos en una etapa de retribuir. Estamos revisando iniciativas con Univoluntarios en barrios como La Paz, para que los Maestros de Vida se vinculen a procesos comunitarios”, explica Dugarte. La apuesta es que la experiencia universitaria no se quede en las aulas, sino que genere impacto en la sociedad.

El ambiente de respeto, inclusión y seguridad ha sido clave en este camino. “Fomentamos un espacio donde cada voz es escuchada y valorada, sin importar edad o nivel educativo”, agrega. Esa apertura intergeneracional ha permitido que adultos mayores y jóvenes universitarios coincidan en clases, talleres y actividades, nutriéndose mutuamente de saberes y experiencias.


 

A seis años de su creación, Maestros de Vida demuestra que nunca es tarde para aprender, reinventarse y construir nuevas amistades. El programa se ha convertido en un refugio para la autoestima, un laboratorio de creatividad y una comunidad que celebra la vida en todas sus formas.

Como dice Susana Rincón, con una sonrisa que refleja el espíritu del programa: “Me levanto con expectativas distintas, con más interés por lo que sucede en el día. Saber que tengo clases o actividades me mantiene conectada y con buen ánimo”. En Uninorte, los adultos mayores son reconocidos como auténticos maestros, cuya experiencia enriquece a toda la comunidad.

Más noticias