Modelos de amenaza sísmica en Colombia tienen alta dosis de incertidumbre

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En la capital mexicana, más de 45 edificios fueron destruidos por el sismo.

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22 sep 2017

El reciente terremoto de magnitud 7,1 que sacudió este martes a Ciudad de México y otros cuatro estados ha dejado más de 270 muertos y más de 45 edificios destruidos, según reportaron las autoridades. El sismo se produjo apenas diez días después de un terremoto de mayor magnitud (8,2) en la costa suroeste y el mismo día en que se cumplían 32 años del temblor que causó cerca de 10.000 muertos en 1985, la peor tragedia que ha vivido ese país.

¿Puede Colombia sufrir un terremoto de magnitud similar? El profesor Carlos Arteta, del departamento de Ingeniería Civil de Uninorte, explica que Colombia no está exenta de esto, sin embargo, sostiene que es poco posible saber con exactitud cuándo.

“Los científicos que trabajan en ingeniería sísmica nos basamos mucho en la estadística y la teoría de probabilidades. Esto se basa en contar cuántos eventos y de qué tipo han ocurrido en qué zona. Lo que pasa es que nos da unas ventanas de tiempo muy amplias —de hasta 200 años— que son incompatibles con las edades humanas”, afirma el ingeniero.

Los modelos de amenaza sísmica que existen en Colombia tienen alta dosis de incertidumbre, pues se basan en la probabilidad y no en la predicción. Pero son un insumo necesario para la formulación de normas de construcción, pues son los únicos que pueden dar luces sobre la probabilidad de ocurrencia de un hecho a lo largo del tiempo.

“Obviamente –dice Arteta– hay zonas con una mayor probabilidad que otras. Aquí estamos bastante afectados en el oeste y centro colombiano. Tenemos la subducción de la placa de Nazca en la placa Sudamericana y ese roce de placas tectónicas hace que esa zona sea propensa de sufrir terremotos”. Este es el caso de zonas con alta sismicidad como México, Japón y Chile, donde también ocurren fenómenos de subducción y por lo tanto hay una alta frecuencia de terremotos.

¿Está el país listo?

Ante la pregunta de qué sucedería en Barranquilla en caso de un sismo similar al ocurrido esta semana en México, Arteta reconoce que sucedería una devastación parecida o quizás peor. No obstante, explica que Barranquilla se encuentra en una zona de baja amenaza sísmica, a diferencia de Santa Marta, cuyo riesgo sísmico es intermedio.

“En Santa Marta sería peor porque los edificios de antes de 1998 no están preparados. Habría una catástrofe”, dice Arteta, refiriéndose a la implementación de la norma sismorresistente de ese año, que estableció los requisitos mínimos que garanticen que las construcciones cumplieran el fin de salvaguardar vidas ante la ocurrencia de un sismo fuerte.

“Con el terremoto de Armenia de 1999 se puede cuantificar qué tan mal estábamos preparados. El eje cafetero siempre ha sido una zona de amenaza sísmica alta y ocurrió un evento de magnitud 6,1. Ese no fue un evento muy grande y murieron entre 1700 y 2000 personas. En el evento en México esperamos que no llegue a 500, a pesar de que fue de magnitud 7,1, es decir, 32 veces más fuerte”, detalló el ingeniero.

Arteta atribuye esta cifra relativamente baja de víctimas a la proactividad de México en cuanto a codificación de normas sismorresistentes a partir del terremoto que sucedió en 1985, línea que Colombia ha seguido con los códigos de 1998 y 2010.

El ingeniero, no obstante, afirma que en Ciudad de México pudieron observarse daños en viviendas principalmente de 4 y 5 pisos, cuyos dueños son gente que no tiene dinero para repotenciar sus edificios construidos antes de 1985. Un hecho que podría repetirse en Colombia ante un evento sísmico similar.

“Ponerle unas pantallas de concreto reforzado a los edificios para que no colapsen es lo suficientemente complejo para la gente en general. A nivel gubernamental no hay bolsillo que aguante un plan de repotenciación de todas las estructuras del país. Por eso países como México y el nuestro, por nuestra situación económica, somos más propensos a sufrir estos daños”, indica el experto.

El relato de una estudiante en México

María José Rodríguez, estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte, está en México por intercambio. Narró cómo fueron los momentos vividos durante el terremoto. “Fue un día muy difícil para todos. Acababa de llegar de la universidad, estaba acostada, minutos antes había hablado con mi familia, pero la llamada se cortó y se iba la señal. Me estaba quedando dormida cuando la cama me comenzó a levantar. Fue un estropicio horrible. Salí corriendo en piyama, ya mucha gente está aba afuera. Creo salí muy atrasada", evocó.

En la calle, agregó, era un caos. "La gente estaba gritando, sacando a los niños del colegio. Llorando, abrazados en medio de la calle. Con miedo porque los cables eléctricos se movían. No sabíamos a dónde ir, no veíamos la hora que eso terminara porque duró como 50 segundos. Era terrible”.

El terremoto transcurrió en medio de la noche y mantuvo a México despierto. Muchos se unieron en brigadas para llevarle ayudas a personas sin hogar y remover escombros. “Toda la noche fueron labores de búsqueda y ayuda. Las que no pudimos asistir, por ejemplo, yo porque estaba angustiada, nos quedamos en vela. Nos reunimos en el primer piso del edificio. Nadie podía conciliar el sueño”, enfatizó la estudiante.

Por Andrés Martínez Zalamea

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