“No se puede implementar un acuerdo de paz, a cabalidad, con un país dividido en dos”: Rafael Grasa Hernández

El jurista y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona habló sobre los retos a los que se enfrenta Colombia en esta época de posacuerdo.

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Rafael Grasa Hernández, jurista y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, durante su intervención.

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13 sep 2019

En los últimos 200 años, Colombia es el único país de América Latina en donde han estado en vigencia las independencias que no han podido dejar de reproducir la violencia de manera intergeneracional. “Siempre ha resuelto sus problemas políticos matando al mensajero”, resumió Rafael Grasa Hernández, jurista y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien charló el 10 de septiembre en el salón 31K sobre los retos a los que se enfrenta Colombia en el posacuerdo, en el marco de los Debates Latinoamericanos organizados por el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

Para entender la situación, el invitado diferenció entre hacer las paces y construir paz. La primera es una forma de negociar políticamente para poner fin a un enfrentamiento, mientras que la segunda se manifiesta solo cuando se asegura que los conflictos sociales no se solucionan de manera sistemática con violencia. 

En la historia moderna se han firmado 35 acuerdos de paz internos en el mundo. Según Grasa, el promedio de cumplimiento es del 70% de lo acordado. Señaló que la tendencia en alza de cumplimiento de los puntos llega hasta los 9 años, posterior a este periodo, la historia muestra que se dejan de lado aquello que no se ha ejecutado hasta ese momento. 

Teniendo en cuenta que nos encontramos en el tercer año de implementación, Grasa señaló que las causas estructurales del conflicto armado en Colombia, la tierra y un sistema político excluyente, se deben atender lo antes posible para empezar la construcción de paz. No obstante, aclaró, la tierra no significa lo mismo que hace 60 años con la entrada en vigencia de los planes de ordenamiento territorial. 

Esto genera un cambio en la dinámica anterior, en la que las tensiones se hallaban en la concentración de tierras en manos de pocos dueños frente a los campesinos y el uso agropecuario de comunidades en pequeñas escalas. Para el conferencista, el dilema actual está entre el aprovechamiento agroindustrial frente a la ganadería extensiva. 

En relación al acuerdo de paz, Grasa lo describió, de manera jocosa, como muy colombiano: “ambicioso, técnicamente complejo y hay que hacerlo sin plata”. Argumentó que, a pesar de que las conversaciones en La Habana entre el gobierno colombiano y las Farc fueron relativamente breves en comparación a otros procesos de paz, el inicio de la fase de implementación, que debió comenzar en el gobierno de Juan Manuel Santos, fue muy lenta. 

A esto, le sumó el intento de renegociación en ciertos puntos de la justicia transicional, que realizó Iván Duque una vez asumió como presidente. El conferencista manifestó que, aun cuando la Corte Constitucional negó estos intentos, el Gobierno ya manifestó su postura y tiene la posibilidad de cambiar aspectos de la implementación en los 568 compromisos a desarrollar que quedaron incluidos en el acuerdo final. 

Otro de los aspectos que analizó el conferencista fue la falta de apoyo social y polarización que han devenido en un ambiente enrarecido. “No se puede implementar un acuerdo de paz, a cabalidad, con un país dividido en dos. (...) No hay ejemplos. Hasta ahora no ha pasado”, aseveró. 


Por Leonardo Carvajalino

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