Pagos y gobernanza colectiva: una propuesta para conservar el bosque seco tropical

Una investigación conjunta entre los departamentos de Biología y Economía propone una nueva posibilidad de conservar un ecosistema que se encuentra en alto riesgo.

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Colombia solo conserva el 9% de las 9 millones de hectáreas que tenía de Bosque Seco Tropical.

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30 jul 2019

Al pensar en la conservación de un ecosistema, no solo se debe analizar desde la perspectiva de la biodiversidad, sino también de la comunidad que se beneficia de los servicios ecosistémicos como la comida o  agua que este ofrece y de las instituciones que regulan su uso. La investigación que llevan a cabo los profesores Andrés Vargas, David Díaz y Juanita Aldana, se concentra precisamente en la perspectiva de los pobladores de Luruaco y Santa Catalina, en torno a cómo conservar el bosque seco tropical en ese sector. 

“El bosque seco tropical cubría todas las llanuras del caribe colombiano y las zonas de los valles interandinos. Es el ecosistema que más ha sido transformado y destruido en nuestro país. Queda aproximadamente un 9% de lo que había inicialmente y por esto ha sido catalogado como uno de los que está en la lista roja de ecosistemas de Colombia”, contextualizó Aldana, docente del departamento de Química y Biología. En la zona estudiada, límite entre los departamentos del Atlántico y Bolívar, está compuesta de una combinación entre terratenientes con grandes extensiones de tierra y aquellos que viven en parcelas. 

En este sector las causas de deforestación y degradación responden, según los investigadores, a la tradición de ganadería extensiva, la extracción de madera para diversos usos, entre ellos, la elaboración de carbón vegetal, y a minería a cielo abierto para la extracción de arenas y gravillas. 

La investigación conjunta entre profesores de Biología y del departamento de Economía tiene como objetivo encontrar soluciones prácticas para la conservación. La otra dimensión que añadieron está relacionada con el concepto de pagos por servicios ambientales (PSA). Esta figura fue establecida por el gobierno con el Decreto 953 del 17 de Mayo de 2013 para la conservación del suministro de agua por medio del pago a los terratenientes de fincas pequeñas y medianas cercanas a acueductos municipales como incentivo para conservar y recuperar los ecosistemas que mantienen el suministro del recurso hídrico. Para el trabajo que realizan, la adaptaron y tomaron el Bosque Seco Tropical como el ecosistema a conservar a través de incentivos económicos. 

“La importancia de pensar en estrategias de conservación a nivel local parte de la forma como operan las políticas ambientales, y de conservación en particular, en Colombia, las cuales son diseñadas desde el nivel central de gobierno, con una perspectiva nacional que termina homogenizando los problemas y desconociendo las particularidades territoriales. Así, los esquemas de pagos por servicios ambientales se han llevado a la práctica a partir de una lógica conceptual basada en una noción de costos de oportunidad y tomando como referencia la experiencia de ecosistemas de montaña andinos, luego para el Caribe Colombiano terminan siendo irrelevantes. Nuestro trabajo precisamente muestra que dicha lógica conceptual es problemática”, explicó Vargas, PhD en Economía de Griffith University. 

Con este marco en mente, realizaron encuestas a 225 pobladores de la zona rural de Luruaco y Santa Catalina para entender cuáles eran las contribuciones a su bienestar que recibían del bosque seco tropical  y si estarían dispuestos a pagar un impuesto que fuera utilizado para garantizar la conservación de este ecosistema. “Son comunidades que están en situación de pobreza, de vulnerabilidad y de alta dependencia de los servicios de los ecosistemas. La conservación del bosque seco no solo es importante por la biodiversidad que albergan sino también para la conservación del suministro de los servicios que aportan al bienestar de las personas ”, recalcó Aldana, doctora en Ecología en la Universidad Autónoma de Madrid. Los encuestados, identificaron el aire limpio, el alimento y la disponibilidad de agua limpia como los servicios ecosistémicos más importantes que se encuentran amenazados. 

En términos de si estarían dispuestos a pagar por mantener estos servicios, 156 respondieron de manera afirmativa, mientras que 69 de los encuestados manifestaron que no estaban dispuestos a contribuir para financiar los PSA para la protección del bosque seco tropical. El estudio también desglosa las razones que citaron los encuestados: varios de los que manifestaron que no aceptarían el esquema de pagos lo hace por razones financieras (30), mientras que otros 30 más señalan que no confían en las instituciones que estarían encargadas de llevar a cabo el programa. 

“La aceptación condicional del pago en los PSA, así como el valor de las DAP (disponibilidad a pagar), sugieren que no sería adecuado enmarcar los PSA dentro de una narrativa económica concentrada en la compensación al costo de oportunidad de la conservación al propietario de la tierra. Una alternativa sería resaltar el aspecto cooperativo de un esquema de gobernanza basado en los PSA de los servicios funcionales, regulatorios y de provisión o abastecimiento”, se lee en el artículo que se encuentra publicado en julio de 2019 en la serie documento No° 35 del departamento de Economía.

En ese sentido, los investigadores proponen, teniendo en cuenta la composición población de la región, un “sistema de gobernanza cooperativa de PSA del bosque seco tropical” en el que se puedan vincular tanto grandes tenedores de tierra con pequeños campesinos en la conservación de los servicios del ecosistema. No obstante para esto, se necesita no solo de organización sino de un fondo importante de recursos. 

“La sostenibilidad financiera de tal esquema cooperativo dependería de complementar los recaudos de los PSA locales con recursos adicionales provenientes de fondos internacionales disponibles para financiar metas nacionales de adaptación y mitigación de gases de efecto invernadero, previstos en el Acuerdo de París”. Esta es una de las conclusiones de la investigación que todavía se encuentra en curso. Aldana recalcó que continuarán realizando trabajados de este corte interdisciplinar, pues el objetivo es “generar respuestas viables y que sean pertinentes y lo más efectivas posibles para aportar a la conservación del bosque seco tropical”.

 

Por Leonardo Carvajalino

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