Proyecto de limpieza de fríjoles busca revolucionar el agro del Caribe

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El proyecto busca aumentar la calidad del fríjol que se produce en el Caribe colombiano.

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12 sep 2017

En los últimos años, la Universidad del Norte ha apoyado a pequeños y medianos empresarios a través del Programa Gestión de Innovación Empresarial (GIE) para Pequeñas y Medianas Empresas del Atlántico, iniciativa que ha llevado a cabo junto a la Gobernación del Atlántico y Acopi, y que es financiada con recursos del Fondo CTeI del Sistema General de Regalías.

A través de la asesoría de profesores de la Escuela de Negocios, la división de Ingenierías y el departamento de Economía, el programa ha identificado una serie de empresas con gran potencial y disposición de innovar. De un grupo de 109 organizaciones atlanticenses se han enfocado en 15, para prestarles su apoyo científico y técnico en la gestión de sus procesos de innovación.

Una de estas es Gracecol, que desde 2001 se ha dedicado a la venta al por mayor de fríjoles, un negocio cuya demanda se encuentra en crecimiento, y en el que comercializan con su marca propia a almacenes como Éxito, Carulla, Surtimax y Ara.

La particularidad de esta empresa es que es la única en el Caribe colombiano que se encarga de la limpieza de fríjoles, eliminando de ellos las piedras, gorgojos, palitos y otros elementos. Actualmente Gracecol limpia cerca de 500 kilos por hora. Pese a ello, el producto muchas veces no tiene las características ideales para la comercialización, situación que se traduce en una disminución en la competitividad y los precios de venta.

Mediante la implementación de un proyecto de innovación, Ricardo Mandón, su gerente, aspira poder limpiar mínimo cuatro toneladas de fríjoles por hora, garantizando a su vez una mayor pureza en el producto que se traduzca en una mayor competitividad y en beneficios para los agricultores del Caribe.

“Gracecol tiene la ventaja de una persona con un conocimiento profundo de la empresa que gestiona, con unas relaciones envidiables con proveedores y clientes”, dice José Luis Polo, profesor de Economía de Uninorte, quien acompaña este proceso desde la institución, y confía en el potencial de esta empresa, pues suministra granos secos a las Naciones Unidas en Latinoamerica y emplea personas provenientes de poblaciones vulnerables.

Polo explica que el proceso de limpiado de fríjol es completamente manual y consiste en un grupo de mujeres que revisan fríjol a fríjol frente a una banda transportadora. Un proceso que Gracecol se ha propuesto revolucionar, implementando máquinas clasificadoras que funcionan con luz, capaces de detectar defectos en el producto.

Para ello, la Gobernación del Atlántico y Uninorte se han planteado un proyecto piloto que aspira a conseguir maquinaria de alta producción. Estas plantas de limpieza normalmente están ubicadas en las mismas zonas de producción, pero en Colombia la situación es diferente, dado el atraso del agro en el país.

El fríjol que se cultiva en la región no se puede exportar porque no cumple con las normas internacionales en materia de limpieza y calidad final. A través del proyecto que se quiere poner en marcha se podrá limpiar no solo fríjol, sino también soya, lenteja, palomito, guandul, cargamanto, garantizando que los campesinos puedan obtener precios más cercanos al valor real del mercado, 2500 pesos, el doble del valor en el que venden actualmente. Con esto también se busca fomentar esquemas de asociatividad entre campesinos y agricultores.

“Este proceso se empezó a socializar. Gracecol, Acopi y nosotros nos hemos sentado en la secretaría de Planeación de la Gobernación, con el mismo gobernador (Eduardo) Verano, para explicarles la importancia de este tipo de proyectos. Y nos han apalancado unos recursos para realizar un piloto que en este momento está en su fase de vigilancia tecnológica”, detalla el profesor Polo.

De acuerdo con Carlos Sinning, asistente de investigación del proyecto, el mismo generará un impacto en todos los eslabones de la producción de granos. Él explica que, desde el punto de vista de sabor, el grano colombiano ofrece mayor calidad, pero existen aspectos negativos que hacen que sea poco recibido en el extranjero.

El grano que se toma en la región tiene hasta 3%, 4% o 5% de impurezas, muy por encima de lo que establece el estándar internacional como máximo: 0,3%. La idea es que las máquinas puedan eliminar palitos, hojas y polvos con un succionador, extraer piedras y metales, y sacar fríjoles que no sean de la variedad que se está empacando.

“¿Por que esto es innovador? Porque, al momento, no se ha podido identificar una máquina que sirva para los problemas que tenemos en la base de la cadena, que solo se dan en Colombia. Esos problemas no se dan en Estados Unidos o en Argentina”, indica Sinning.

De acuerdo con el investigador, una vez se supere la fase de vigilancia, es decir, la valoración visual y práctica de la máquina, se obtendrá una innovación con base tecnológica para poder contribuir al desarrollo del agro del país.

“Esto es un proyecto que genera mucho impacto, porque se beneficia el pequeño productor, que produce granos de buen sabor, pero pierde la mercancía porque no es competitivo y muchas veces el grano se tiene que regalar a los criaderos de cerdo. También gana el distribuidor porque la persona que lo limpia puede comprar grandes cantidades. Creemos que el proyecto a largo plazo va a tener un impacto importante a nivel regional”, finalizó Sinning.

Por Andrés Martínez Zalamea

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