Rotterdam, una ciudad que está transformando el concepto de urbanización

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Kristian Koreman, arquitecto de paisajes durante su presentación en Cátedra Europa.

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16 mar 2018

En un mundo cada vez más avanzado tecnológicamente y que busca la innovación de los entornos habitables, los diseñadores, arquitectos, urbanistas e ingenieros se hacen distintas preguntas para saber de qué manera responder a las necesidades del espacio público. ¿Qué pasa con los espacios abandonados y vacíos en las ciudades?; ¿pueden transformarse o se debe esperar a que sean demolidos y convertidos en una master-piece?; ¿se están atendiendo estos espacios como públicos o privados?

Estos son algunos de los interrogantes a los que Kristian Koreman, arquitecto de paisajes, dio respuesta en su conferencia sobre creatividad y urbanismo en el distrito central de Rotterdam, este 14 de marzo, en el marco del XII Simposio de las ciudades europeas y latinoamericanas: posconflicto, paisaje, ciudad y desarrollo territorial de la Cátedra Europa.

"Los espacios abandonados en las ciudades no deberían quedarse esperando a ser demolidos para sacarles provecho. Lo que estamos intentando es remodelarlos según las necesidades reales del entorno’’, afirmó el también filosofo de la Universidad de Rotterdam. 

Para Koreman, algunos de esos espacios guardan dentro de sí la esencia de las ciudades. Por lo tanto, se convierten en una oportunidad para transmutarlos en parques y zonas verdes que le den vida al entorno, generando una organización territorial novedosa, que las convierte en "una especie de museo con paisajes". 

Según el docente galardonado en el año 2012 como arquitecto del año, "no ha sido un proceso fácil, pues también depende del dinero que se tenga para los cambios. Lo bueno de esto, es que hemos trabajado a través del reciclaje y la reutilización de materiales. Estamos construyendo puentes temporales de madera, ya que la pieza de madera sale mucho más económica".

Por otro lado, expresó que actualmente esta organización territorial que han propuesto ha permitido la participación en conjunto de profesionales y ciudadanos, así como artistas y poetas que están aprovechando la iniciativa para plasmar su arte en la ciudad. Lo que está también trocando las dinámicas dentro de la sociedad.

"Hemos utilizado un espacio abandonado para crear un laboratorio urbano donde nos reunirnos con políticos y gobernantes, pues la comunicación con ellos se reducía a las redes sociales y así no tenían una experiencia verdadera sobre lo que hacemos. Gracias a eso tenemos la esperanza de un futuro trabajar en conjunto y no en contra".

Para concluir, agregó que el movimiento llamado I Make Rotterdam, ha sido posible al trabajo constante y la participación de diferentes actores. "Para continuar con esto hay que empezar a pensar en cómo lo volvemos un proyecto sostenible. Está bien que la gente se atreva y crea que tiene el poder de generar un cambio, pero debemos buscar la forma de lograr que estos cambios temporales se vuelvan permanentes’’, puntualizó.

Por: María Celeste Lozano

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