Un proyecto para recuperar tradición de las comunidades de Ciénaga y Usme (Bogotá)

Investigadores de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño hacen parte del proyecto aprobado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, a través del cual se busca visibilizar los elementos fundamentales del patrimonio material e inmaterial de estas dos poblaciones.

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Los comunidades que habitan los pueblos palafíticos de la Ciénaga Grande de Santa Marta harán parte del proyecto.

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09 dic 2020

Una de las grandes pérdidas del acelerado crecimiento urbano es el conocimiento de prácticas y tradiciones ancestrales propias de la vida rural. Este conocimiento hace parte del patrimonio e identidad de un territorio, que se expresa a través de aspectos como la gastronomía, agricultura y piscicultura. 

Investigadores-creadores de grupo GI-AUDI, de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte, en asocio con el grupo ARQPHAD de la Uniagustiniana y la Asociación para el Desarrollo Social, Cultural, Recreodeportivo y Comunitario AMAYTA presentaron un proyecto ante el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias) para, precisamente, rescatar tradiciones ancestrales en dos territorios del país: Usme (Bogotá) y Ciénaga (Magdalena). 

Alexander Niño Soto, docente de Uninorte, explicó que el proyecto consiste en la identificación y caracterización de los elementos significativos de los territorios que las comunidades utilizan o construyen como mecanismo de subsistencia. Esto incluye lugares, prácticas y límites espaciales que van más allá de las delimitaciones políticas o administrativas. Con esos límites se conforma lo que se denomina la interface territorial, pues en ella convergen prácticas urbanas y rurales, así como condiciones sociales con herencias ancestrales que constituyen en su complejidad elementos patrimoniales. 

El concepto de interfaces territoriales también se le conoce como bordes urbanos, zonas suburbanas o ecotonos, y todos se refieren a un territorio que tiene sus propias dinámicas y debe ser reconocido como tal. Es decir, son lugares donde las dinámicas urbanas y rurales se mezclan y generan su propia identidad. Así la pesca o la agricultura, la gastronomía y sus objetos de uso en medio de los espacios que habitan deben ser objeto de reconocimiento como elementos que constituyen el patrimonio material e inmaterial, señaló Niño Soto, quien también es coordinador de la maestría en Urbanismo y Desarrollo Territorial. 

El proyecto se concentra en el estudio de dos casos. El primero es Ciénaga, Magdalena. Este municipio creció en medio de grandes cuerpos de agua, como la Ciénaga Grande de Santa Marta y el Mar Caribe, y al mismo tiempo construye dinámicas con zonas pesqueras y agrícolas en medio de múltiples situaciones. Esta particularidad lo convierte en un excelente lugar para reconocer muchas dinámicas, como por ejemplo, pueblos palafíticos que poseen una enorme riqueza cultural. 

A modo de contraste, eligieron Usme, que está entre la riqueza ambiental del Páramo de Sumapaz y la ciudad de Bogotá, donde se encuentran riquezas ancestrales de pueblos muiscas que utilizaban el sitio como lugar sagrado. Ambos casos de estudio resultan muy significativos y simbólicos para tocar las temáticas presentadas. 

La convocatoria de Minciencias invitaba a grupos de investigación provenientes de los campos de las artes, la arquitectura y el diseño para que desarrollaran propuestas de investigación-creación, pues allí se mezclan las técnicas de investigación científica con los procesos fenomenológicos de los actos creativos. La invitación era a proponer proyectos que vincularan los dos universos, con claras propuestas metodológicas para generar productos verificables de impacto científico-creativo.

Ahora que el proyecto será financiado, el siguiente paso para el equipo de investigadores es llevar a cabo lo propuesto y desarrollar los productos de investigación-creación en los que las comunidades son los principales actores, pues se trata de visibilizar y consolidar con ellos distintas acciones que les permita visibilizar sus conocimientos como elementos fundamentales del patrimonio material e inmaterial de nuestro país.

Por Leonardo Carvajalino

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