Una mujer de ciencia dedicada a la biodiversidad del contexto urbano

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Maritza Duque, coordinadora de Ecocampus.

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06 sep 2017

Maritza Duque siempre supo que no quería trabajar encerrada entre las cuatro paredes de una oficina. Se veía a sí misma como una trabajadora de campo, de espacios abiertos que la acercaran a la naturaleza porque allí experimentaba una “sensibilidad especial”, que en parte le atribuye al hecho de ser mujer. Para ella las mujeres tienen una relación diferente con la naturaleza. "Nos beneficiamos, la percibimos y la vivimos de una manera diferente”, sostiene.

Su deseo se cumplió y actualmente como profesora del departamento de Química y Biología se da el gusto de realizar la mayoría de sus clases al aire libre para salir de los espacios tradicionales de enseñanza y aprendizaje, e ir a otros en donde los estudiantes están en contacto directo con lo que estudian.

La inclinación hacia un trabajo de campo y el interés por la seguridad alimentaria la llevaron a estudiar Ingeniera Agrónoma en la Universidad Nacional, aunque nunca ha trabajado como ingeniera. Más adelante cursó una maestría en Ciencias Ambientales, otra en Cambio Global y finalmente un doctorado en Tecnología Ambiental y Gestión de Agua con profundización en espacios protegidos.

“Todo esto ha desembocado a que trabaje con la biodiversidad de las ciudades, pero no desconociendo el territorio. La biodiversidad hay que verla como una sola y ver cómo se conecta lo que hay en la ciudad con lo que hay en los ecosistemas del entorno”, dice.

Además de su labor como docente e investigadora, Duque es la coordinadora del programa ambiental Ecocampus, con el que nutre su interés por la biodiversidad que se da dentro de las ciudades. “Ecocampus es un programa institucional de una universidad que está en contexto urbano, que también quiere exaltar la biodiversidad que aquí tenemos”, explica.

Oriunda de Bogotá, la profesora narra que al llegar al Caribe pudo conocer a fondo sobre la flora y fauna de Colombia. “Yo sabía que vivíamos en un país biodiverso, pero cuando llegué acá fue que verdaderamente empecé a vivir esa biodiversidad, empecé a ver la cantidad grandísima que hay de aves. En Bogotá el clima es estable prácticamente todo el año, mientras que aquí hay periodos muy marcados de lluvia, de sequía. Ver los procesos de adaptación que tienen los animales y la vegetación frente a las condiciones extremas que se presentan en un ecosistema como este es increíble”.

Otra de las líneas investigativas de Duque es precisamente esa capacidad que la flora, la fauna, los ecosistemas e incluso los seres humanos tienen para recuperarse ante una perturbación. Se trata del término resiliencia, aplicado tanto a las Ciencias Naturales como a las Ciencias Sociales.

La fascinación por ese concepto la atribuye a que es algo que aplica en su vida. “Cuando hablo del término con respecto a un ecosistema o una sociedad, cuando hablo en una clase o en un espacio investigativo es como si estuviera hablando de mi vida. Es cómo hacer frente y gestión a los percances. Me gusta porque no solo la investigación es de mi piel hacia fuera, sino que la vivo en todos los espacios”, manifesta.

Como científica, si bien para Duque el hecho de ser mujer le da un rumbo distinto y único a sus investigaciones, reconoce que hay ciertos inconvenientes en cuanto a la parte administrativa de la ciencia. En parte, debido a que evalúan a hombres y mujeres por igual, es decir, por la cantidad de artículos que generan al año.

“Estuve en licencia de maternidad con un embarazo de alto riesgo y duré casi un año sin producción. Eso no se tiene en cuenta cuando van a comparar investigadores hombres y mujeres”, expresó.

Pero más allá de hablar de desventajas administrativas frente a la ciencia en general, le atribuye esto puntualmente a ser científica en Colombia, debido a que en varias universidades europeas cuando una mujer está embarazada le asignan a un estudiante de doctorado para que la apoye cuando se va a su licencia.

Actualmente Duque combina su trabajo como profesora e investigadora con su labor de madre. “Antes de tener a mi hija era científica todo el tiempo. Ahora siento que tengo más trabajo y que me tengo que organizar mejor, pero además de estar haciendo un trabajo remunerado económicamente, hago un trabajo remunerado con el amor que me da mi bebé”, enfatiza.

Conozca más sobre la campaña Mujeres de Ciencia

Por Oriana Lewis 

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