Uninorte forma docentes de excelencia para los colegios públicos

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Estudiantes de la Maestría en Educación que recibieron sus títulos el pasado 27 de octubre.

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30 nov 2017

A través de su Maestría en Educación, Uninorte hace parte del programa de Becas para la Excelencia Docente, establecido por el Ministerio de Educación en 2014. Este tiene como objetivo beneficiar a establecimientos educativos de todas las regiones de Colombia mediante procesos de formación de posgrado.

El programa entrega becas completas que permiten fortalecer  el desempeño de sus docentes en los establecimientos educativos públicos y poder cualificar. Hasta la fecha ha beneficiado a 7110 becarios a nivel nacional, 1154 de ellos en la región Caribe. Para 2016 Uninorte, mediante su Instituto de Estudios en Educación (IESE), había entregado 293 becas en 102 instituciones: 65 en Atlántico y 37 en Magdalena.

Los docentes se forman en uno de los cuatro énfasis distintos de la maestría: Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Pensamiento Matemático y Lenguaje; enfoques que surgieron ante la necesidad de que este proceso tuviera un marco de profundización para fortalecer las competencias básicas de los profesores.

El programa beca a varios docentes de la misma escuela en distintas áreas, procurando crear fuerzas dentro del establecimiento educativo que hacen que el proceso de formación sea más lineal y se trabajen aspectos transversales.

De acuerdo con Mauricio Herrón, coordinador de la Maestría, el Ministerio de Educación ha planteado que estos beneficios se ofrezcan a grupos de docentes de la misma escuela y no a profesores individuales, para garantizar un incrementado impacto y fortalecimiento de estas instituciones.

“Anteriormente les daban becas a docentes directamente, basado solo en méritos, pero había escuelas con un solo docente”, indica Herrón, quien es profesor del IESE. “Formar a un solo profesor en un colegio de 2000 estudiantes no sirve de mucho. El docente puede que transforme su práctica, pero si el que le sigue después no tiene claro cuál es el objetivo pedagógico, no hay una armonía pedagógica ni curricular en la escuela”.

El factor diferencial de este programa nacional es la realización de acompañamientos a los establecimientos educativos beneficiados por las becas. “Este no es un programa de becas común y corriente en que los profesores vienen, dan las clases, hacen su proyecto de grado y se acabó”.

Herrón explica que este acompañamiento es respuesta a un llamado que se hizo a partir de los mismos docentes en las escuelas. “Son profesores que han hecho parte de esfuerzos para formación con diplomados, especializaciones, que eran procesos a corto plazo, comenzaban con las clases y terminaban el día que el maestro recibía su diploma”. Y añade que el ministerio quiso hacer un abordaje distinto y hacer un seguimiento al proceso, acompañando al maestro en el aula.

Con el acompañamiento se busca hacer un diagnóstico del contexto escolar, de tal manera que este apoye los productos que desarrollarán los docentes becarios en sus trabajos de grado. Lo que se pretende es que los proyectos de grado de los maestrandos estén en sintonía con la realidad de las escuelas donde estos laboran, de tal manera que puedan contribuir a una transformación a nivel de la escuela.

“Lo difícil de la pedagogía, a diferencia de otras carreras, es que obedece mucho al contexto y muchos de los contextos de estos maestros no son los de un aula universitaria. Ellos obtienen aquí una visión de lo que puede ser un currículo o una evaluación, una metodología de clase, una didáctica, pero llevarlo a la práctica es una cosa muy distinta con 45 niños donde hay unos que vienen sin alimentación o no tienen para el uniforme, o no durmieron porque no tenían luz en sus casas”, manifestó Herrón.

Por esta razón, indica el profesor del IESE, por primera vez la universidad salió de su campus para ir a las escuelas y hacer un acompañamiento dos veces al semestre, mientras los docentes implementaban lo aprendido en la maestría. “Eso fue un punto histórico, determinante para el enfoque que le quería dar el ministerio a la formación de los maestros y diseñamos un equipo capacitado, con experiencia en estos procesos de acompañamiento”, dijo.

Para el seguimiento a los docentes en sus escuelas, Uninorte ha diseñado su propio modelo de acompañamiento para el proyecto. Las visitas de acompañamiento son realizadas por tutores con título de magíster, con mínimo dos años de experiencia en este tipo de procesos de seguimiento. Estos ofrecen al docente herramientas para que pueda organizar su nueva metodología de clases o mejorar su praxis, teniendo en cuenta el contexto de la escuela. “Esto es para no cometer errores y no generalizar asuntos del aprendizaje, y permitir que las propuestas investigativas de los maestros y sus proyectos de grado fueran sensibles al contexto caribe”, señaló Herrón.

El psicólogo Marco Turbay, experto en proyectos de transformación social y colaborador de Uninorte, fue el coordinador y diseñador de la metodología de acompañamiento, encaminada a generar cambios significativos en el aula y acompañar la transformación comunitaria. “La característica de esta metodología es que no es impuesta, sino que vamos trabajando a través de diferentes técnicas para que la misma comunidad vaya siendo parte del proceso de construcción y resignificación de su propia escuela. En ultimas, la escuela debe representar un espacio en donde ellos puedan sentirse protegidos y capaces de hacerse y ser ciudadanos”, explicó Turbay.

Alcance del programa

Uninorte se ha propuesto llevar a la academia a puntos de la geografía del Caribe colombiano que nunca había alcanzado, como los municipios de Santa Ana, Plato y El Difícil en Magdalena. “Hemos llegado a zonas rurales donde las escuelas nunca habían recibido apoyo de instituciones de educación superior para llevar a cabo este tipo de procesos”, expresó Mauricio Herrón.

“Lo más significativo y el objetivo fundamental de nosotros como universidad y el ministerio, fue acercar la universidad a la escuela. Históricamente la universidad ha apoyado proyectos sociales y ha tenido impacto en la comunidad y de la costa en general, pero a nivel de las escuelas no nos habíamos acercado como lo hicimos ahora”.

“Eso genera un impacto de visibilidad a nivel de toda la región y al mismo tiempo nos permitió diagnosticar el estado de la educación en la costa, y cómo estamos en infraestructura, dinámicas curriculares e índices de deserción”, dijo Herrón. El profesor también resaltó lo fundamental que ha sido el apoyo de las secretarías de educación de los municipios. “Nos apoyaron para llegar a las escuelas y gestionar los permisos para que los docentes asistan a las clases de la maestría. Nosotros queríamos que ellos vinieran acá también y tuvieran la experiencia de aula en la Universidad del Norte””, explicó.

Implementar este programa para el profesor Herrón ha sido una experiencia “muy especial”, tanto en la parte formativa como en la integración social con las escuelas. “Hemos logrado generar confianza con las escuelas públicas, incluso en aquellas que tenían la percepción de Uninorte como una institución que se preocupa solo por sus asuntos internos y no por la comunidad”.

“Nosotros no llegamos a imponerles nada sino a reconstruir con ellos como era su comunidad, como dialogaban entre ellos. Y esto ayudó a generar una concepción diferente del papel de la universidad como institución privada en la educación de la región”, puntualizó Herrón.

Por Andrés Martínez Zalamea

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